Andrea Levy padece fibromialgia: «Convivo con dolor crónico y la medicación me seca la boca»

Martín Bastos

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La política del PP responde así a las mofas tras un vídeo en el que se confundía al pronunciar algunas palabras

25 feb 2021 . Actualizado a las 19:36 h.

La delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy, ha anunciado este jueves que padece fibromialgia, y que por esta enfermedad, que le ocasiona «dolor crónico», toma una medicación que le reporta «efectos secundarios». «Esa medicación hace que se me seque mucho la boca, es efecto secundario; por eso muevo mucho los labios, la boca... por eso cuando leo a cierta velocidad me cuesta pronunciar», ha trasladado la política del PP en declaraciones en Cuatro, recogidas por Europa Press.

Todo ello tras la polémica surgida en redes sociales por un vídeo en el que Levy intervenía en el Pleno de Cibeles y se confundía al pronunciar algunas palabras. Tras apuntar que ella acude a su trabajo «en las mejores condiciones», ha descrito de «muy doloroso» haber tenido que escuchar si bebe o tomaba «sustancias». «No hago todas esas cosas que dicen», ha zanjado.

Levy ha relatado que esta enfermedad provoca «un dolor casi paralizante muchos días por todo el cuerpo» y que «muchas noches te deja sin dormir, por un insomnio permanente, y que rebaja y reduce la calidad de vida».

Le fue detectada esta enfermedad en el mes de julio, «tras pasar por muchos médicos». «No daban en por qué tenía ese dolor, paralizante, con días en los que no te puedes levantar de la cama; hay días que rabio de dolor y salir de casa cada día es un reto», ha concluido.

La propia Andrea Levy, de de 36 años, respondió a algunos de los que criticaron su intervención, entre ellos el político del PSC, José Zaragoza. «Se llama Andrea Levy. Es concejala de Cultura. En Madrid. Es del PP. Tiene dificultades para leer tres frases en castellano. Debe ser por culpa de la inmersión lingüística», escribía el catalán. A lo que Levy le respondía: «Todos cuando intervenimos o hablamos en público en discursos más o menos largos podemos equivocarnos, tener lapsus y corregirlo. Que otro político quiera hacer risitas y pretender sacar rédito ridiculizando mi trabajo diario es ser un miserable carroñero. Que pase un buen día». 

Finalmente Levy ha explicado que esos problemas durante su intervención se deberían a la fibromialgia.

Fibromialgia: una enfermedad «invisible»

La fibromialgia es una enfermedad casi invisible, que provoca grandes dolores entre sus pacientes y que tiene un diagnóstico complicado hasta que se llega a él. Es la enfermedad que sufre desde hace años otra famosa, María José Campanario, la mujer de Jesulín de Ubrique. 

La presidenta de la Asociación de Fibromialgia AFIBROM, Luisa Fernanda Panadero Gómez aseguraba a Efe hace tiempo con motivo Día Mundial de la Fibromialgia que la dolencia es una muerte «a fuego lento» para los casi tres millones de personas que la padecen en España.

«La fibromialgia no se ve, se sufre», señalaba Panadero, añadiendo que esta enfermedad «es una realidad que sigue creciendo, que no entiende de clases sociales, nivel cultural, edad, ni punto cardinal». «La fibromialgia ha pasado de ser un problema sanitario a ser un problema social. Afecta al 5,4 % de la población, y el 92,7 % son mujeres en riesgo de exclusión social», advierte Panadero.

La presidenta de AFIBROM explicaba que «lejos de ser psicológica, como muchos se han empeñado en hacer creer», es una enfermedad «neuroinmune», por lo que compromete a todo el organismo y puede traducirse en más de treinta síntomas diferentes, entre los que los más invalidantes son el dolor y la fatiga crónica.

«La fibromialgia es una enfermedad crónica e invalidante de causa desconocida y sin tratamiento eficaz», reafirmaba Panadero, para pedir el fin de la estigmatización de quienes la padecen, acusados sistemáticamente de «mentirosos, quejicas, neuróticos, depresivos, timadores, victimistas...»

A su juicio, «el hecho de que se haya negado durante tanto tiempo la realidad de esta dura enfermedad ha causado un daño físico y moral irreparable en muchos afectados», mientras que -agregaba- «a nivel sanitario se ha abusado de la polimedicación» creando «personas farmacodependientes».