Lula da Silva se declara «víctima de la mayor mentira jurídica en 500 años»

héctor estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

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Lula, durante su comparecencia en Sao Bernardo do Campo, en el estado de Sao Paulo
Lula, durante su comparecencia en Sao Bernardo do Campo, en el estado de Sao Paulo AMANDA PEROBELLI

La suspensión de sus casos causa un terremoto político y judicial en Brasil

11 mar 2021 . Actualizado a las 09:49 h.

Luiz Inácio Lula da Silva ha regresado. El expresidente brasileño dijo este miércoles haber sido «víctima de la mayor mentira jurídica en 500 años de historia», después de que un juez del Tribunal Supremo suspendiese el lunes todas las condenas en su contra por corrupción. «La decisión llegó cinco años tarde», criticó Lula en una rueda de prensa en la sede del sindicato de metalúrgicos de São Paulo, su cuna política.

«Tenía tanta confianza y era tan consciente de lo que estaba pasando en Brasil, que estaba seguro de que este día llegaría, y llegó», comentó el mandatario, quien dijo que no guarda rencor.

La suspensión de sus condenas fue dictaminada por el juez Edson Fachin y ha revolucionado la política brasileña. Aunque no ha exonerado a Lula, cree que las causas contra él no debieron haber sido juzgadas por un tribunal de Curitiba, dirigido entonces por Sergio Moro, que luego fue ministro de Justicia de Jair Bolsonaro. Según Fachin, los casos contra Lula deben ser procesados por un tribunal federal, al no tener relación con el caso Lava Jato.

La decisión del juez supone la restauración de los derechos políticos del líder izquierdista, que eludió aclarar su posible postulación a las elecciones presidenciales del 2022. Se limitó a decir que la cuestión debía ser debatida «mucho más adelante».

Sí criticó con dureza al presidente Bolsonaro, quien probablemente será su rival en las urnas, si decide presentarse a los comicios. «No sigan ninguna decisión estúpida del presidente de la República o del ministro de Salud. Vacúnese, porque la vacuna es una de las cosas que le puede librar de la covid», apuntó el exmandatario de un país que el martes volvió a registrar su récord de muertes diarias por la pandemia, con 1.972.

Lula sigue siendo muy popular. El 50 % de los brasileños le votarían decididamente, o posiblemente en caso de que se presentase a las elecciones, según una encuesta del Instituto Ipec publicada esta semana. Bolsonaro recibiría un 38 % de los apoyos.

Una irrupción de Lula en campaña polarizaría probablemente el panorama electoral y perjudicaría al centro, que parecía fuerte después de haber logrado importantes victorias en las regionales de hace unas semanas. Esas elecciones dejaron un claro damnificado: la formación que Lula fundó, el Partido de los Trabajadores, que ha perdido espacio político en favor de otras agrupaciones progresistas, como el Partido Socialismo y Libertad de Guilherme Boulos, a quienes muchos ven como el nuevo líder laborista.

Parecía, hasta esta semana, que una coalición de centroderecha podría tener serias posibilidades de llegar al poder. Se especuló incluso sobre la posibilidad de que al frente de la alianza se situase el exjuez Moro, pero esa opción ha saltado ahora por los aires.

Consecuencias judiciales

La credibilidad del exmagistrado está en entredicho tanto en la calle como en los juzgados, donde se está dirimiendo el futuro político del país, como parte de los analistas critica. El Tribunal Supremo debatió este miércoles si el juez que condenó a Lula por corrupción fue imparcial. El magistrado Gilmar Méndez emitió un duro voto en el que aseguró que Moro no fue objetivo. «No se combate al delito cometiendo un delito», censuró. El día acabó con una decisión dividida, y el aplazamiento indefinido del proceso tras la petición de uno de los jueces de revisar el caso.

Si Moro es declarado parcial, no solo Lula da Silva estaría mucho más cerca de la absolución. Esa decisión podría generar un aluvión de recursos en el caso Lava Jato, el proceso por corrupción más grande de América Latina, que llevó a prisión a decenas de políticos y prominentes empresarios brasileños.