Yolanda Díaz, una adicta al diálogo para reflotar Unidas Podemos

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La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz ATIENZA | Efe

La ministra de Trabajo asumirá la vicepresidencia segunda del Gobierno y el liderazgo de la formación morada dentro del Gobierno de coalición

29 mar 2023 . Actualizado a las 17:14 h.

«Nai de Carmela, avogada e ministra de Traballo». Así se define a sí misma Yolanda Díaz (Fene, 1971), titular de la cartera de Trabajo y próxima vicepresidenta segunda del Gobierno en sustitución del cesante Pablo Iglesias.

Ni su mentor ni Pedro Sánchez ignoran que Díaz es, de lejos, la ministra mejor valorada entre los miembros de Unidas Podemos en el gabinete. El barómetro de enero del CIS le daba una nota de 4,6, a más de un punto de distancia del propio Iglesias y de Irene Montero (calificados con un 3,3). Y aunque ella misma se ha descartado en varias ocasiones como aspirante a liderar Podemos —la última, cuando abandonó en el 2019 la militancia de Izquierda Unida y se quedó solo con su antiguo carné del Partido Comunista—, su labor en el Gobierno de coalición la ha situado en clara ventaja respecto a otros posibles candidatos a heredar el hiperliderazgo de Iglesias al frente de la formación rupturista.

Licenciada en Derecho por la Universidade de Santiago, ejerció como abogada laboralista en Compostela antes de saltar a la arena política. Hija del histórico líder de CC.OO. en Galicia Suso Díaz, su vinculación con el Partido Comunista y Comisiones la llevó a encabezar en el 2005 la lista de Esquerda Unida en las elecciones autonómicas. No tuvo éxito y lo intentó en la política municipal dos años más tarde. Se convirtió así en concejala del Ayuntamiento de Ferrol y teniente de alcalde del socialista Vicente Irisarri, aunque el experimento de coalición saltó por los aires en el 2008 y Díaz volvió a probar suerte en la escena autonómica.

La primera confluencia

Repitió como candidata de Esquerda Unida a la presidencia de la Xunta en el 2009, pero tampoco obtuvo representación. Se alió entonces con Xosé Manuel Beiras bajo el paraguas de la Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) de cara a los comicios del 2012. Fue el primero de tantos espacios de confluencia de las izquierdas que desde entonces agitaron —con mayor o menor éxito— el panorama político nacional. De la mano de AGE logró por primera vez escaño en O Hórreo y ejerció de portavoz adjunta hasta que en diciembre del 2015, Podemos, Anova y Esquerda Unida forjaron En Marea para dar el salto al Congreso.

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Ganó su plaza por A Coruña en el hemiciclo y desde la carrera de San Jerónimo se convirtió en uno de los rostros más visibles de la conexión gallega de Podemos y sus confluencias.

Dada su cercanía a Pablo Iglesias —Yolanda Díaz fue quien lo invitó en el 2012 a colaborar en la campaña de las autonómicas de AGE— y sus excelentes relaciones con el ámbito sindical, a nadie sorprendió que en el reparto de piezas del Gobierno de coalición Pedro Sánchez le encargase dirigir el área de Trabajo. Adicta al diálogo, habla sin pausa con la patronal y los líderes sindicales. Y, a pesar de las tensiones generadas por la crisis económica derivada del coronavirus, ha logrado poner de acuerdo a la CEOE, UGT y CC.OO. en varios asuntos clave. Esta semana estaba previsto iniciar las negociaciones a tres bandas sobre la reforma laboral.

En un año al frente del ministerio, subió el salario mínimo hasta los 950 euros e implantó los ERTE para mitigar los despidos durante la pandemia, una red que no ha podido evitar que España supere ya los cuatro millones de parados.