El choque de la cúpula militar con Bolsonaro desata una crisis en Brasil

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

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al presidente Jair Bolsonaro mientras saluda al general del Ejército Eduardo Pujol, el 23 de agosto de 2019, durante una ceremonia en Brasilia (Brasil).
al presidente Jair Bolsonaro mientras saluda al general del Ejército Eduardo Pujol, el 23 de agosto de 2019, durante una ceremonia en Brasilia (Brasil). Antonio Cruz

La renuncia de dos ministros provoca una remodelación amplia del Gobierno y una crisis con las Fuerzas Armadas inédita desde la restauración de la democracia, hace 36 años.

30 mar 2021 . Actualizado a las 21:58 h.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, abrió el lunes la caja de los truenos al certificar la dimisión de los ministros de Exteriores, Ernesto Aráujo, y de Defensa, el general Fernando Azevedo. Esas salidas acabaron provocando este martes una remodelación mayor en el Ejecutivo, con el cambio de hasta seis ministros, y también una crisis en las Fuerzas Armadas inédita desde la restauración de la democracia en Brasil, hace 36 años.

La renuncia del ministro Azevedo provocó la destitución en bloque de los jefes del Ejército, la Armada, y la Aviación, sin mayores explicaciones por parte del Gobierno. Esa es la versión oficial. Medios brasileños, como Folha de São Paulo, relatan, en cambio, que habrían sido los militares quienes habrían presentado su renuncia en protesta contra Bolsonaro.

Aunque el presidente alardea de tener el Ejército de su lado —una cuarta parte de su Ejecutivo son militares— la relación ha atravesado altibajos. Empeoró en las últimas semanas, cuando Bolsonaro habría presionado a Azevedo para establecer medidas de excepción en estados que decretasen confinamientos debido a la expansión del coronavirus, en un momento en que Brasil es el epicentro mundial de la pandemia y registra cifras récord, con una media de 2.500 fallecimientos diarios.

Azevedo había defendido la neutralidad del Ejército. Uno de sus subalternos había levantado, además, las iras de Bolsonaro, días antes, defendiendo los confinamientos que el presidente abomina. Su salida habría precipitado la de los jefes de las Fuerzas Armadas, que se reunieron este martes con el nuevo ministro de Defensa, el general Walter Braga Netto, anteriormente en otra cartera.

Uno de ellos, el jefe del Ejército, Edson Pujol, había defendido en varias ocasiones tanto la neutralidad de los militares como la necesidad de mayores medidas frente al covid-19. En Brasil era notoria su confrontación con Bolsonaro.

Si la decisión del presidente con respecto a Defensa ha sido vista en Brasil como una forma de incrementar su influencia en los cuarteles, la salida del titular de Exteriores, el ultraderechista Ernesto Aráujo, ha sido vista como una manera de contentar a sus aliados políticos, y también a los empresarios, que exigieron su cese.

Bolsonaro pactó a finales del 2020 con el centrão, un grupo de partidos del Congreso conocidos por pactar apoyos a cambio de cargos. Lo hizo para evitar una solicitud de impeachment. Pero el apoyo del centrão no es gratuito ni incondicional. La pérdida de popularidad de Bolsonaro —mantiene un 30 % de fieles— debido a la pandemia podría propiciar un efecto rebote sobre ese grupo de partidos. Ante esta amenaza, reclamaron la salida de Aráujo, al que apuntan como principal causante del lento proceso de vacunación, al haberse mofado en varias ocasiones de China, que es el mayor distribuidor de vacunas en Sudamérica.

Los nuevos cargos ministeriales han favorecido al centrão, tras una amenaza velada que seguro no pasó desapercibida para Bolsonaro. Arthur Lira, jefe de la Cámara de Diputados y del centrão, avisó la semana pasada, sin mentar la palabra impeachment, que los «remedios políticos» en el Congreso, contra la «espiral de errores» en el combate de la pandemia, son «conocidos», «amargos» y, algunos de ellos, «fatales».