El Ejército brasileño se replantea su relación con Bolsonaro

HÉCTOR ESTEPA BOGOTÁ / E. LA VOZ

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El presidente Bolsonaro, en una conferencia de prensa este miércoles en el palacio do Planalto
El presidente Bolsonaro, en una conferencia de prensa este miércoles en el palacio do Planalto Joédson Alves | Efe

El nuevo ministro de Defensa aboga por «celebrar» el golpe de 1964

01 abr 2021 . Actualizado a las 10:18 h.

Brasil continuaba este miércoles en tensión debido a la abrupta dimisión, el lunes, del general Fernando Azevedo como ministro de Defensa y la renuncia, un día después, de los líderes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, una cascada de desistimientos inédita desde la restauración democrática de hace 36 años. La controversia aumentó este miércoles, cuando el nuevo titular de Defensa, el general retirado Walter Braga Netto, difundió una carta en la que instaba a «comprender» y «celebrar», dentro de un contexto histórico, el aniversario del golpe militar del 31 de marzo de 1964, preludio de una dictadura que se extendió durante 21 años.

La misiva fue, a buen seguro, aprobada por Jair Bolsonaro, que no esconde su apego a ese período de la historia. El presidente dijo el año pasado que la cita era «un gran día de libertad». Este aniversario ha sido más discreto. La cúpula militar, según los medios brasileños, estaría intentando tomar distancia política del jefe de Estado. Aunque el líder del gigante sudamericano alardea siempre de contar con el apoyo militar, esa relación atraviesa por problemas. La cúpula de las Fuerzas Armadas estaría preocupada por el uso político que el presidente hace de la institución, aunque alrededor de un cuarto de los ministros sean militares.

Existe, según los analistas, descontento ante las presiones de Bolsonaro para establecer medidas de excepción en los estados brasileños que decreten confinamientos debido a la pandemia, en un momento crítico del avance del covid en el país, que registró el martes 3.780 muertes, un funesto récord. A los altos oficiales les preocupó especialmente una frase pronunciada el pasado 8 de marzo: «Mi Ejército no va a obligar al pueblo a quedarse en casa», dijo Bolsonaro, alertando a los militares, especialmente por el uso del posesivo. El presidente es un excapitán que fue absuelto por insubordinación, antes de dejar las Fuerzas Armadas. Cuenta con detractores en la cúpula militar, aunque parte importante de la tropa le apoya. 

¿Más poderes?

Existe preocupación ante una deriva autoritaria de Bolsonaro. El Congreso frenó el martes por la tarde una iniciativa, presentada por uno de los mayores aliados del presidente, que habría dado al líder brasileño poderes especiales en el contexto de la crisis.

El decreto de «movilización nacional», que la Constitución recoge en momentos de amenaza extranjera, habría permitido a Bolsonaro intervenir y ocupar la producción pública y privada, así como convocar a civiles y militares para acciones dirigidas por el Ejecutivo, algo visto por diputados opositores de izquierda y centroderecha como un intento de golpe de Estado. El presidente es más cuestionado que nunca debido a su gestión de la pandemia. «No es quedándonos en casa como nosotros vamos a solucionar este problema», volvió a insistir este miércoles Bolsonaro, a pesar de que su cuarto ministro de Salud dijo, durante el mismo acto, que es importante usar la mascarilla y mantener el aislamiento.