Casado reclama sin complejos el voto de Vox para evitar que Ayuso tenga que pactar

Ramón Gorriarán MADRID / COLPISA

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Pio García-Escudero, Casado, Ayuso y Martínez-Almeida pasean por Madrid
Pio García-Escudero, Casado, Ayuso y Martínez-Almeida pasean por Madrid Eduardo Parra

El PP confía en lograr la mayoría absoluta en Madrid si al desplome de sus potenciales aliados se suma una alta participación

06 abr 2021 . Actualizado a las 20:59 h.

«Por supuesto». Pablo Casado no dejó hoy lugar a las interpretaciones cuando confirmó con esa contundencia que pedía el voto de los simpatizantes de Vox para Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas del 4 de mayo.

Ni apelaciones al voto útil ni requiebros florentinos, tan usuales en las campañas electorales, el PP quiere comerse al partido de ultraderecha para, entre otras razones, ahorrarse el debate interno sobre la conveniencia de gobernar en coalición con los de Santiago Abascal. Una discusión que reabriría la polémica sobre el rumbo del principal partido de la oposición y pondría a prueba el giro centrista que Casado ha defendido tras la ruptura con Vox en octubre pasado.

El líder del PP quiere gobernar sin contraer hipotecas con Vox y no verse en el brete de cogobernar o quedarse sin gobernar. Una encrucijada que para el PP madrileño no existe porque dentro de su conservadurismo aliarse con Vox entraría dentro de su normalidad. Pero fuera de Madrid no todo el partido comparte esa sensibilidad.

El líder de la oposición considera que lo que hace solo unas semanas era una quimera, lograr la mayoría absoluta, ahora es factible por el hundimiento, al parecer sin remedio, de Ciudadanos, y el retroceso continuado del partido de extrema derecha, que también corre el riesgo de convertirse en extraparlamentario ante la pujanza de la candidatura de Ayuso.

Electorado movilizado

La propia presidenta madrileña fijó el listón en lograr la mayoría absoluta nada más convocar las elecciones, pero a los pocos días reculó y reconoció que se «había venido arriba». Llegar a los 69 escaños en la Asamblea regional, ahora tiene 30 y los sondeos más favorables apuntan a los 60, no es tarea fácil, sobre todo porque el PP tiene ya un margen reducido de mejora para sus expectativas. Cuenta con el electorado más movilizado. El sondeo del CIS divulgado este lunes recoge que casi el 99 % de sus seguidores votará el 4 de mayo. Los electores del PP, además, son los más fieles, el 86 % dice que volverá a apoyar Ayuso, y recibe transferencias de voto del 48,5 % de Ciudadanos y del 41 % de Vox. 

Mejorar estos datos en el mes escaso que resta de campaña es complicado. Sobre todo porque apenas existen movimientos transversales de votos y la cifra de electores del bloque de la izquierda que podrían virar al de la derecha es casi residual.

Hay que remontarse diez años atrás para encontrar una mayoría absoluta del PP en Madrid, entonces Esperanza Aguirre logró casi el 52% de los votos y 72 diputados. En los cálculos de los populares la clave para llegar a la mayoría absoluta radica en que haya una participación masiva, un objetivo muy caro en tiempos de pandemia aunque las encuestas predicen una alta afluencia. La opinión de algunos expertos en demoscopia es coincidente y el director de la consultora GAD3, Narciso Michavila, apuntó este martes que si acude a votar el 75 % o más del electorado Ayuso tendrá «todas las papeletas» para superar la barrera de los 69 escaños. Así ocurrió en las elecciones del 2007 y el 2011. La presidenta madrileña necesita llegar al menos al 46 % de los votos, y por ahora los sondeos apuntan a que está en el entorno del 40 %.

Casado va a poner toda la carne en el asador, le va el futuro político en ello. Está convencido de que una victoria indiscutible en Madrid será «la clave para llegar cuanto antes a la presidencia del Gobierno», según dijo el pasado 31 de marzo. Su problema es que el discurso de Ayuso suena a música celestial para la extrema derecha madrileña, pero España no se limita a Madrid.