Yuri Gagarin, el campesino soviético que conquistó el espacio exterior

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Imagen de Yuri Gagarin en el interior de la nave Vostok unos minutos antes del lanzamiento
Imagen de Yuri Gagarin en el interior de la nave Vostok unos minutos antes del lanzamiento Roscosmos

Se cumplen 60 años del histórico viaje del cosmonauta a bordo de la nave Vostok

13 abr 2021 . Actualizado a las 10:24 h.

La historia tiende a recordar únicamente a los vencedores. El 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin protagonizó el primer viaje de un humano alrededor de la Tierra durante 108 minutos a bordo de la nave Vostok 1. Pero aquel día había otro hombre que también llevaba puesto el traje de cosmonauta. Su nombre era Guerman Titov. Ambos habían ido superando con éxito todas las fases del durísimo entrenamiento al que se sometieron a unos doscientos pilotos soviéticos.

Los responsables de la Agencia Espacial daban por hecho que Titov sería el elegido para el vuelo ya que había demostrado ser el mejor candidato, pero una decisión política cambió los planes. Titov era hijo de maestros, mientras que Yuri procedía de una familia de campesinos. El primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Kruschev, quería transmitir la idea a su pueblo de que en su país hasta el hijo de un granjero puede llegar más lejos que nadie. 

Gagarin se crio en un «koljós» o granja colectiva, un sistema creado por Stalin. Sus padres se esforzaban por sacar adelante las cuotas de producción. Cuando tenía 7 años la Segunda Guerra Mundial llegó literalmente hasta su hogar. La familia fue obligada a colaborar con las tropas nazis que habían ocupado el pueblo y las tierras. A solo seis kilómetros del frente Yuri veía aviones sobrevolando de ambos bandos. Así empezó su fascinación por la aviación. A los 16 años fue admitido en un aeroclub y cumplió su sueño de volar. En 1956 se convirtió en piloto militar y fue destinado a una base del Círculo Polar Ártico.

En 1957 se celebró el Año Geofísico Mundial. Los países habían acordado investigar la Tierra desde el espacio. Los soviéticos fueron mucho más discretos que los estadounidenses con sus proyectos. Por eso, cuando en octubre pusieron en órbita el satélite Sputnik, el mundo enmudeció y los americanos entraron en pánico. Nadie se lo esperaba. Dos meses después llevaron al espacio al primer ser vivo, la perra Laika. Y ya tenían previsto dar la gran campanada.

En octubre de 1959 un equipo de reclutamiento visitó la base ártica de Gagarin. Le preguntaron si le gustaría pilotar un tipo de vehículo que nunca antes había visto. Yuri pensó que se trataba de algún modelo nuevo de avión, pero aquellos hombres le dijeron, «No es un avión, sino una nave espacial».

La Vostok 1 que salió del cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) hace 60 años, funcionaba de manera automática. Había un código que activaba el control manual, pero solo lo conocían tres personas de la misión. Muchos creyeron que Gagarin podría desertar a otro país. Se prepararon tres sobres. En el primero se informaba al mundo de la hazaña, en el segundo se solicitaba ayuda internacional para localizar a su cosmonauta perdido y en el tercero se comunicaba el fallecimiento.

El cohete ascendió y Yuri describió por radio cómo eran los efectos físicos de desafiar a la gravedad. Ya en órbita dijo aquello de «qué hermoso es el mundo, qué bello, qué maravilla. Es asombroso». Minutos más tarde, las agencias de noticias informaban sobre el hito. Pese a las complicaciones del aterrizaje, llegó sano y salvo y se convirtió en el ser humano más famoso del mundo. Gagarin falleció siete años más tarde en un accidente aéreo cuya causa sigue hoy siendo un misterio.