Sánchez tiende la mano al PP en el CGPJ tras la protesta de los jueces ante la UE
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Casado se abre al acuerdo con el único requisito de la independencia judicial
20 abr 2021 . Actualizado a las 13:20 h.Inmediatamente después de mantener cinco horas de debate parlamentario, en el que se dijeron de todo en torno al estado de alarma, la campaña de vacunación y los fondos europeos, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, abrieron una puerta a la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que lleva dos años bloqueada. El jefe del Ejecutivo acusa desde hace meses al PP de bloquear esa renovación de forma antidemocrática por exigir que se excluya a Unidas Podemos de la negociación.
Pero, en vísperas de que comience la campaña de las elecciones en Madrid, y tras la carta a la Unión Europea dirigida por tres asociaciones judiciales que representan a 2.500 jueces españoles, en la que alertaban del «riesgo de violación grave» del Estado de Derecho que implica la reforma del sistema de elección de los miembros del CGPJ que impulsa el Gobierno — que la Unión Europea se ha comprometido a «estudiar»—, Sánchez cambió de tono y tendió «la mano» al PP para alcanzar un pacto que consideró posible si hay «voluntad política».
Casado no descartó tampoco el acuerdo y señaló como «único requisito» para ese pacto el que se mantenga la independencia del Poder Judicial, tal y como reclaman los magistrados en su escrito a Bruselas. Recordó que el Departamento de Estado norteamericano ha puesto «el foco» en los «ataques a la separación de poderes y la independencia judicial» por parte del Gobierno, pero insistió en que la «única petición» que ha fijado el PP para renovar órganos como el CGPJ es que los jueces «puedan mantener su independencia y la separación de poderes».
Cuestión de «voluntad política»
Sánchez pareció observar en esa respuesta un cambio de actitud por parte del líder popular y, aunque señaló que las quejas ante la Unión Europea no son de todo el colectivo de magistrados, sino de «determinados jueces», se lanzó en busca del acuerdo tendiendo la mano «de nuevo» para «renovar de una vez por todas el CGPJ y, por tanto, dar cumplimiento a la Constitución».
La proximidad de los comicios autonómicos en Madrid y la dura campaña electoral que se avecina no son desde luego el escenario más propicio para cerrar un acuerdo que lleva dos años bloqueado. Pero, según el jefe del Ejecutivo, los representantes del PP que han «negociado» con el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que es quien lleva el peso del diálogo por parte del Gobierno, «están de acuerdo en muchas de las cosas». Por ello, insistió en que se trata solo de una cuestión de «voluntad política».
Sánchez no mencionó el veto del PP a Unidas Podemos, pero el acuerdo parece muy difícil porque el socio de coalición del PSOE sigue poniendo como condición para cualquier pacto el poder nombrar a sus propios representantes en el CGPJ. De hecho, cuando el acuerdo parecía ya cerrado, la exigencia del partido de Pablo Iglesias de que uno de los vocales designados fuera el juez José Ricardo de Prada, al que el PP responsabiliza del párrafo de la sentencia del caso Gürtel que provocó la moción de censura contra Mariano Rajoy, dio la traste con la negociación. Y, por ahora, Unidas Podemos no ha variado su posición.
El presidente del Gobierno acusa a Vox de alentar al Ejercito a dar un «golpe de Estado»
G. B.
El debate sobre el plan de recuperación económica presentado por el Gobierno convirtió el Congreso en escenario de la precampaña electoral en Madrid y originó un duro enfrentamiento entre Pedro Sánchez y Santiago Abascal. El jefe del Ejecutivo llegó a acusar al líder de Vox de «llamar al Ejército a dar un golpe de Estado». Poco antes, Abascal había mostrado desde la tribuna uno de los adoquines que fueron lanzados contra los representantes de Vox en el mitin que la formación había convocado en el barrio madrileño de Vallecas.
Sánchez dijo condenar esos ataques, aunque acusó a Vox de haber ido al popular distrito obrero de Madrid a «montar bronca» y apostilló que la diferencia entre el PSOE y Vox es que «nosotros condenamos todo tipo de violencia y usted no condena la violencia contra las mujeres, los inmigrantes y el colectivo LGTBi». Abascal contestó a las acusaciones de Sánchez afirmando que ese argumento, el de que fue a buscar bronca a Vallecas, es el mismo «que se utilizaba en mi tierra por parte de aquellos que asesinaron a concejales socialistas, que molestaban y que provocaban». El líder de Vox aseguró que la violencia contra su partido ha sido «instigada» desde el Gobierno por las ministras de Unidas Podemos Irene Montero y Ione Belarra y permitida por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. «Querían quedarse sin oposición?», preguntó.