Paz Padilla sobre la muerte de su marido: «He buscado respuestas hasta en la física cuántica»

martín bastos

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Paz Padilla presentó un libro sobre su expriencia
Paz Padilla presentó un libro sobre su expriencia Raúl Terrel

La presentadora narra en un libro la difícil experiencia de perder a un ser querido

19 abr 2021 . Actualizado a las 09:29 h.

Después de la tempestad viene la calma. Es lo que me cuenta Arantza Furundarena sobre Paz Padilla. Dice que tras un año infernal, en el que vio morir a su madre y, cuatro meses después, a su marido de un tumor cerebral fulminante, la actriz comienza a percibir la luz. Acaba de publicar El humor de mi vida y ya ha vendido más de 25.000 ejemplares en una semana. La editorial Harper Collins saca ahora la cuarta edición. «No es un libro de autoayuda», le cuenta a Arantza esta locuaz, simpática y extrovertida gaditana, capaz de hablar con humor hasta de la muerte. No es un manual de autoayuda, pero podría ayudar a las personas que, como le ocurrió a ella, deben enfrentarse a la difícil tarea de acompañar a un ser querido en una enfermedad terminal. «La gente me dice que llora y ríe al leerlo, y eso me emociona».

Lo que relata la presentadora es la «preciosa historia» que vivió con su primer amor, Antonio Vidal, al que conoció a los 14 años y con el que volvió a coincidir dos décadas después. «Nos reencontramos, nos amamos, nos casamos... Y de repente aparece la enfermedad y la muerte. Entonces me digo cómo puedo ayudarle a trascender, cómo puedo encontrar consuelo a este dolor tan grande que tengo en el alma». En su libro explica el proceso que vivió paralelo a la agonía de su marido. «He buscado respuestas en la religión, la filosofía, la física cuántica, en los psicólogos. He leído miles de libros de autoayuda».

Expertos en cuidados paliativos, como el doctor Enric Benito, y psicólogos tan conocidos como Rafael Santandreu asesoraron a la presentadora en los momentos más duros. «Me he apoyado en grandes profesionales para entender cómo podía ayudar a Antonio a morir, para comprender que tenía que dejarlo ir, que no podía enterrarme en vida con él». Hoy Paz confiesa que sigue enamorada de «su» Antonio, «y creo que así voy a estar toda la vida». Pero también admite tener una gran capacidad de amar. «Pienso que una vida son muchas vidas. Y no hay que dejar de querer».

Lo que tiene claro es que «por mucho que tú te escondas, la muerte te pilla. Al final te enfrentas a ella, la tuya o la de tus seres queridos. Y eso se puede vivir sin angustia. Yo al final lo he conseguido». Pero no se ha librado de sufrir el inevitable duelo. «He estado un año sin dormir, lloraba de forma desconsolada. Todavía hoy sigo llorando todos los días, pero ya lloro sin angustia. Creo que eso lo he superado. Tengo la tristeza, echo mucho de menos a mi marido, pero acepté que se iba a morir, lo acompañé hasta el final y ahora tengo una paz inmensa. He aprendido a afrontar la muerte. Y me siento un poco más sabia».

Nacida en Cádiz hace 51 años, María de la Paz Padilla Díaz es la sexta de siete hermanos, y declara haber tenido una infancia muy feliz. «En mi casa siempre había alegría a pesar de ser una familia muy humilde y de haber pasado muchas penalidades». Su padre trabajaba como cristalero y tramoyista y su madre era una andaluza vitalista y resiliente que, a pesar de haber enterrado a sus cuatro hermanos y a sus padres, cuando le tocó la hora de dejar este mundo proclamó: «Tiene guasa tenerse que ir de aquí con lo bien que se está». Paz, que de niña era «una cachonda y una golfa, en el sentido de estar todo el día en la calle», tomó el relevo de su madre en lo de llevar siempre el humor por bandera.

Su hija, Anna Ferrer, que a sus 24 años triunfa en las redes como «influencer», también ha heredado la vitalidad de su abuela. «Cuando me separé -recuerda Paz-, mi hija tenía cinco años y le dije: ‘Gorda, aquí me tienes que ayudar, porque yo soy artista y hay cosas en las que tú te tienes que apoyar en mí y otras yo en ti. Y así ha sido». Hoy la presentadora presume de hija economista y emprendedora. «Yo también soy muy inquieta, lo mismo restauro muebles que pinto o me pongo con la jardinería o la electricidad. Yo soy más feliz en Leroy Merlín que en Loewe, te lo juro».

«Me vacunaré»

Antes de triunfar como humorista, la versátil Padilla estudió Bellas Artes y trabajó como auxiliar de enfermería. El mes pasado, contrajo el coronavirus. «Estuve dos días ingresada, con oxígeno, pero me pusieron heparina y me mandaron a casa. Ahora estoy sana y tengo anticuerpos. Sin embargo, cuando me lo indiquen me vacunaré porque yo quiero viajar. A la India, a África, a esos lugares donde realmente está la vida, porque esto nuestro es una burbuja artificial».

Después de todo lo vivido, los cotilleos y las batallas campales del plató le resultan insignificantes a la presentadora de ‘Sálvame'. Ahora, cuando ve enzarzarse a esos furibundos tertulianos por asuntos banales, no puede evitar pensar que «les queda mucho camino por recorrer».