Los últimos sondeos rompen la unidad de la izquierda, que mira ya al 5 de mayo

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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La candidata de Más Madrid, Mónica García, observa por una cámara durante su visita de este miércoles a la zona renaturalizada del Manzanares
La candidata de Más Madrid, Mónica García, observa por una cámara durante su visita de este miércoles a la zona renaturalizada del Manzanares EDUARDO PARRA

El PP no descarta que Sánchez ordene a Gabilondo abstenerse, si la izquierda no suma, para que Vox no entre en el Ejecutivo y dejar así en minoría al Gobierno de Ayuso

29 abr 2021 . Actualizado a las 09:38 h.

Las encuestas publicadas ayer, las últimas que pueden difundirse legalmente, y que apuntan a que Isabel Díaz Ayuso podrá gobernar holgadamente con Vox, empezaron a resquebrajar la unidad de acción que la izquierda venía mostrando durante la campaña. El PSOE asume que Ángel Gabilondo tiene muy pocas posibilidades de convertirse en presidente. Y piensa ya en el día después. Tras el giro que supuso pasar del «con este Iglesias no» al «Pablo, tenemos 12 días para ganar», Gabilondo volvió a tomar ayer distancia con el líder de Unidas Podemos, acusándolo de querer «vender la piel del lobo antes de cazarlo» por reclamar su entrada en un futuro Gobierno de izquierda. Ante el fuerte empuje de Más Madrid en el tramo final, los socialistas ya luchan más por conservar la hegemonía de la izquierda en la Comunidad que por sumar una mayoría. Mónica García, candidata de Más Madrid, eludió también aparecer como gregaria de las propuestas del PSOE y rechazó la fórmula del cordón sanitario a Vox que propone Gabilondo, afirmando que «el mejor cordón sanitario se hace en las urnas».

 Críticas internas del PSOE

Iglesias ya mira al futuro. La suma de Más Madrid y Unidas Podemos supera al PSOE en casi todas las encuestas. Y ante ello, dirigentes socialistas cuestionan ya los bandazos del partido en la campaña y también que se haya dejado arrastrar por la estrategia de crispación de Pablo Iglesias, que solo ha beneficiado a Unidas Podemos y a Más Madrid, pero ha perjudicado al PSOE. Iglesias también rompió el idilio. Pidió que el bloque de izquierdas «no se dé codazos», pero rebatió el discurso oficial de Gabilondo asegurando que, pese a lo que dice el candidato socialista, está «más que hablado» que él entrará en el Gobierno si la izquierda suma. Pero, poniendo ya el foco en el 5 de mayo, después de las elecciones madrileñas, recuperó el discurso sobre las discrepancias en el seno del Ejecutivo de coalición y advirtió de que si el PSOE quiere aprobar una ley de alquiler que no cumpla el pacto de Gobierno con Unidas Podemos deberá hacerlo con los votos del PP.

 Euforia electoral

Ambiente de urnas a rebosar. El ambiente en Madrid es el que corresponde a una participación masiva en las elecciones del 4 de mayo, que puede desbordar todas los precedentes, no solo en unos comicios autonómicos, sino en unas generales. Más allá de los sondeos, el debate a pie de calle es vivo y muy superior incluso al de unas elecciones legislativas. En los últimos comicios regionales, la participación fue del 68,08 %. Y en las generales del 2019, alcanzó en Madrid el 74 %. Los datos estarían ahora por encima de esas cifras. Y, frente al argumento habitual, los sondeos indican que esa movilización masiva no favorece a la izquierda, sino a la derecha, que no ha tocado techo porque muchos votantes conservadores que no acuden habitualmente a las urnas en las elecciones autonómicas sí lo harán ahora.

 Casado se implica cada vez más

La hipótesis de la abstención del PSOE. La llamada de Díaz Ayuso a que la izquierda la deje gobernar si no quiere que Vox la condicione, que en principio parecía una boutade, es bien acogida por el líder del PP, Pablo Casado, que en los últimos días, al calor de la rotunda victoria de Ayuso que anuncian los sondeos, aumenta su implicación en la campaña, guste o no a la presidenta madrileña. La tesis es que si el PSOE presume de que en Francia la izquierda y la derecha apoyan en la segunda vuelta al candidato del otro partido para frenar a la extrema derecha, los socialistas deberían dejar gobernar a Ayuso con su abstención. En el PP no descartan de hecho que Pedro Sánchez tratara de dar un golpe de efecto tras las elecciones del 4 de mayo en caso de que la izquierda no sume y ordenara a Gabilondo abstenerse en la investidura. Permitir gobernar a Ayuso sin un pacto cerrado con Vox sería una buena jugada, porque dejaría su presidencia en la inestabilidad durante los dos años de esta corta legislatura. La hipótesis gusta a Pablo Casado, que se libraría así del fantasma de Vox de cara a las generales, pero no a Díaz Ayuso, que huye de esa posibilidad y apuesta por garantizarse un Gobierno estable pactando con Vox.