El «brexit» y la violencia enlodan el primer centenario de Irlanda del Norte

juan alonso LONDRES / E. LA VOZ

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DPA vía Europa Press

Las tensiones sectarias han provocado la caída de su ministra principal

03 may 2021 . Actualizado a las 10:00 h.

Tal día como hoy, cien años atrás nació Irlanda del Norte. Pese a lo significativo del aniversario, en el conflictivo territorio no están para muchas fiestas. Por eso apenas hay algunas celebraciones previstas y en esta ocasión no ha sido solamente la pandemia la responsable de la desgana.

Hace menos de un mes, el Úlster ocupó las portadas y telediarios debido a una ola de violencia que estalló en Semana Santa y que dejó casi un centenar de policías heridos, decenas de detenidos y cuantiosos daños. Las batallas campales en las calles de Belfast y Londonderry hicieron temer que los pronósticos que sostenían que el brexit provocaría la vuelta al conflicto se hubieran cumplido.

Los disturbios fueron protagonizados, en su mayoría, por jóvenes unionistas descontentos por los problemas para el comercio que los acuerdos con Bruselas están ocasionado. Para evitar levantar una frontera con la República de Irlanda y así respetar los acuerdos de Paz de 1998, el Úlster sigue en la unión aduanera y en el mercado único, por lo que los productos que vienen del resto del Reino Unido o van hacia él deben ser sometidos a controles aduaneros y sanitarios. Dichos controles están resultando más problemáticos de lo que se preveía y han provocado gran malestar.

Pero cuando las aguas aún no han terminado de volver a su cauce la renuncia de la ministra principal, Arlene Foster, ha agregado otro elemento de incertidumbre, pues se teme que su sucesor tenga una postura más dura frente a la nueva relación comercial con la Unión Europea (UE) y otros temas como el aborto. La mandataria anunció el miércoles pasado su dimisión al Gobierno autónomo y su renuncia al liderato del Partido Democrático Unionista (DUP), que comparte el Ejecutivo con los católicos del Sinn Féin, ante el peligro de ser destituida en una moción de censura promovida por varios diputados de su propia formación.

Irlanda del Norte es sinónimo de conflicto y no puede ser distinto, porque su parto vino precedido por un cruento alzamiento, en 1916; y una guerra de independencia de tres años (1919-1921) que fracturó a la isla en dos.

Una separación traumática

La división se materializó con la Ley del Gobierno de Irlanda aprobada por Londres en 1920 y que entró en vigor el 3 de mayo del año siguiente. El texto permitía a Irlanda formar un Gobierno independiente, pero también establecía que el Norte, donde la mayoría de la población era protestante, podía decidir seguir en el Reino Unido. Así más del 80% de la isla terminó conformando lo que hoy es la República, de mayoría católica, mientras que seis de los nueve condados de la provincia del Úlster conformaron el actual territorio británico. Sin embargo, un siglo después la brecha entre las poblaciones se está cerrando. Prueba de ello es que otrora bastiones protestantes como South Tyrone pasaron en el 2017 a manos del procatólico Sinn Féin. Esta pérdida de peso está crispando a los sectores más radicales del unionismo. Así quedó patente en la reciente ola de violencia que sacudió al territorio y no que solo fue motivada por el brexit, sino también por la negativa de las autoridades policiales a procesar a unos dirigentes del otrora brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA) por haber violado las restricciones impuestas por el covid-19, al participar, el verano pasado, en el masivo funeral a Bobby Storey, un dirigente de esa organización terrorista. El gesto fue visto como una claudicación a favor de un grupo en ascenso.

La nueva realidad demográfica hace que cada vez sean más los protestantes que ven a la vuelta de la esquina una eventual reunificación con la vecina república. Según las últimas encuestas, el 44% de los norirlandeses respaldan que se someta a las urnas si el territorio debe seguir en el Reino Unido o no. Aunque solo el 35% estaría favor de secesión, el 39% cree que vivirá para ver al Úlster unido a la República irlandesa.