El primer frenazo de Abascal

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Ricardo Rubio

Vox gana un escaño, pero su poder en la investidura se desinfla

05 may 2021 . Actualizado a las 08:06 h.

Vox no había visto mermado su espacio en la derecha. Nunca, hasta la irrupción de Isabel Díaz Ayuso. La formación de Abascal se presentó hasta entonces como la fuerza que desafiaba a un Partido Popular tocado, al que le iba comiendo terreno. Acaparar a sus votantes había sido la misión principal, pero apareció en escena la candidata de Casado a la Comunidad de Madrid. Ayuso sacudió los cimientos de Vox, que tendrá que discernir ahora si actuará como mera muleta secundaria de los populares o si bien logrará su ansiado, pero ya improbable, primer plano en el Ejecutivo madrileño. Por primera vez, Abascal ha tenido que dar un frenazo en seco en su estrategia y renunciar a su papel como alternativa a los populares.

No es el único reto al que se enfrenta su formación, que tendrá que redefinir su mensaje para el resto del país y explicar por qué en Madrid se limitará a secundar a Ayuso, dejando de lado sus principales batallas ideológicas. Descartada toda posibilidad de pactar con la izquierda, su margen de movilidad queda ciertamente reducido. Una operación que se complica dada la capacidad de la candidata popular para captar a una parte de su electorado, papeletas en un principio prestadas al PP en estas elecciones y que podrán regresar o no a Vox en otras futuras.

En cualquier caso, los resultados de los comicios madrileños dibujan a priori a una derecha condenada a entenderse. También el PP tendría que estrechar lazos con Vox tras haber roto puentes en la frustrada moción de censura contra Pedro Sánchez. Abascal obtuvo el resultado más pobre de las cinco mociones de la historia democrática al conseguir tan solo el apoyo de los 52 diputados de su grupo, mientras que el resto de fuerzas, incluido el PP, votaron en contra. Por su parte, Ayuso tendría que reconducir las conversaciones con sus únicos aliados tras una campaña marcada por la espiral de tensión. Ayuso tiene que sumar con Vox, pero en una segunda vuelta le bastaría con la mayoría simple y la abstención de Vox para proclamarse de nuevo presidenta.

A diferencia de las primeras autonómicas contra el PP, donde Vox facilitó su investidura pero decidió permanecer en la oposición parlamentaria, ahora la formación de Abascal pretende extrapolar los resultados al ámbito de la política nacional. La propia Rocío Monasterio aseguró ayer que su voto tiene como objetivo «cambiar el rumbo de España». Queda por ver si su función en el Gobierno madrileño le permitirá iniciar ese nuevo rumbo o si su apoyo casi incondicional a los populares dejarán a un Vox debilitado y alejado de su vocación política.