El exasesor estrella de Johnson se lanza a por el primer ministro

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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Dominic Cummings, el pasado 4 de mayo, atendiendo a la prensa a la puerta de su casa de Londres
Dominic Cummings, el pasado 4 de mayo, atendiendo a la prensa a la puerta de su casa de Londres TOBY MELVILLE

Dominic Cummings, que dirigió la campaña del «brexit», comparecerá esta semana ante el Parlamento británico

24 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Del amor al odio solo hay un paso». Los británicos están corroborando la veracidad de este refrán, gracias a Dominic Cummings, hasta hace unos meses todopoderoso asesor principal del primer ministro británico, el conservador Boris Johnson. Cummings ha pasado de ser el fiel y leal escudero del mandatario conservador a un crítico, y ahora parece querer convertirse en toda una amenaza para su permanencia en Downing Street.

El controvertido estratega vuelve a ser noticia. El miércoles está previsto que comparezca ante la Comisión de Salud, Asistencia Social y Ciencia de la Cámara de los Comunes para informar sobre la actuación del Ejecutivo ante el estallido de la pandemia del covid-19 y, sobre todo, sobre el papel del premier.

«Tengo la única copia de un documento histórico y crucial sobre las decisiones relacionadas con el covid-19», tuiteó recientemente Cummings, quien prometió que no solo compartiría este y otros papeles en su poder con los diputados, sino que además responderá a todas las preguntas que tuvieran a bien formularle sus señorías.

Ambos anuncios suenan a amenaza en Downing Street, pues no hay que olvidar que la oposición laborista y muchos científicos consideran que miles de muertes se habrían podido evitar si el Gobierno hubiese impuesto antes los confinamientos y las restricciones. Con 127.710 muertes, el Reino Unido es el séptimo país más golpeado por la pandemia en el mundo y el primero en Europa.

Cummings ha reforzado esa creencia al afirmar recientemente en Twitter que «muchos miles tendrán problemas de salud graves durante años debido a nuestra incapacidad para actuar más rápido, más duro en febrero-marzo y septiembre».

La revancha

Desde el Gobierno británico, por su parte, aparentan tranquilidad y atribuyen el giro de Cummings a que no ha asumido la forma en que tuvo que abandonar su puesto el pasado noviembre. El polémico estratega dimitió tras una serie de escándalos, incluidos su controvertido viaje a la finca de sus padres en pleno confinamiento y una batalla con la pareja de Johnson, Carrie Symonds, por el control del círculo íntimo del mandatario.

«No le gusta la forma en que se fue y cree que todavía debería estar allí [en Downing Street] […] Busca forzar la salida de Boris, porque cree que como él lo encumbró, él lo puede derribar», declaró un alto cargo tory a la prensa londinense.

Cummings llegó a ocupar un lugar privilegiado junto a Johnson, tras deslumbrarlo por su manejo de la polémica, pero exitosa, campaña a favor del brexit en el referendo del 2016. En ese momento el hoy premier no tenía una posición de relevancia en la escena política, pues había dejado la alcaldía de Londres y se acababa de hacer con un escaño en el Parlamento. Sin embargo, el triunfo del sí al divorcio de la Unión Europea convirtió a Johnson en una de las caras visibles del movimiento a favor del brexit.

Desde que dejó su puesto de asesor, Cummings ha propinado duros golpes a su antiguo jefe. Así, en abril aseguró que Johnson le había consultado sobre sus intenciones de pedir a donantes del Partido Conservador que se hicieran cargo de las facturas de la reforma de su apartamento privado en el 10 de Downing Street. Por estos hechos, el primer ministro británico se enfrenta a dos investigaciones.

En el Ejecutivo confían en que las revelaciones del antiguo asesor estrella no tengan resonancia en el Parlamento, donde Cummings forjó muchas enemistades. No obstante, lo que diga y los papeles que muestre seguramente sí darán munición a la oposición y a la prensa.