«Atlantificación», el fenómeno que inquieta a la comunidad científica

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El océano Ártico,
El océano Ártico, Xurde Margaride

Una invasión de aguas cálidas procedentes del océano está alterando la circulación de las corrientes en el extremo norte del planeta

14 ene 2023 . Actualizado a las 11:48 h.

El aumento de la temperatura media de la Tierra respecto a los niveles preindustriales se sitúa hoy en torno a 1 grado. Esto significa que en algunas zonas del planeta el incremento térmico ha tenido que ser mayor. Las regiones donde el calentamiento se está produciendo con mayor intensidad son los polos, hasta tres veces más fuerte que en el resto del mundo. Concretamente, el Ártico ha registrado en la última década una subida de 0,75 grados. Se trata de un ritmo de crecimiento realmente vertiginoso si se tiene en cuenta que el ascenso del grado a nivel global se ha producido en más de un siglo.

El Polo Norte se calienta con intensidad por varios motivos. Uno de ellos se debe a un mecanismo conocido como «retroalimentación positiva». El hielo refleja casi toda la radiación solar que le llega y mantiene el calor a raya. Sin embargo, si desaparece el océano que queda al descubierto absorbe la radiación. Es decir, la región ha pasado de reflejar radiación solar a captarla.

Por si fuera poco, la comunidad científica ha detectado que el fenómeno conocido como «atlantificación» también deteriora el hielo marino. El agua cálida del Atlántico está invadiendo el sector ártico del Mar de Barents, favoreciendo que el hielo retroceda todavía más.

Este intercambio de aguas cálidas hacia las latitudes polares fue descubierto por el explorador noruego Fridtjof Nansen durante la expedición que realizó en 1893 al Ártico a bordo del Fram. Gracias a las observaciones hidrográficas encontró que por debajo de la capa superficial fría hay aguas relativamente calientes y más saladas.

La ciencia ha revelado que ese región situada en los mares de Escandinavia se está calentando incluso un poco más que el resto del Ártico, hasta cuatro veces más rápido que el resto del mundo. Las condiciones se parecen cada año más a las que hay en el Atlántico que en el océano Ártico. De ahí el nombre que recibe este fenómeno. 

La Agencia Espacial Europea acaba de publicar en la revista Journal of Climate las cifras del volumen del hielo marino entre el 2002 y el 2019. Los datos satelitales han revelado cómo la intrusión de aguas más cálidas del Atlántico está reduciendo el rebrote de hielo en el Ártico durante el invierno. Las investigaciones anteriores sugerían que el hielo marino se recupera parcialmente cada invierno, porque el hielo fino crece más rápido que el grueso, pero este nuevo estudio indica que el calor del océano está superando este efecto estabilizador, reduciendo el volumen de hielo marino que puede volver a crecer en invierno.

«Hemos descubierto que en el Mar de Barents este efecto estabilizador está siendo superado por el calor del océano», explica Robert Ricker, del Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina (Alemania). «Es importante destacar que esto también significa que si hay un verano cálido o vientos fuertes, el hielo marino es menos resistente», añade Ricker. 

Efectos

Lo que ocurre en el Ártico tiene su huella a escala mundial. En el hemisferio boreal, el retroceso del hielo en el océano afecta a las corrientes marinas y atmosféricas. Una de las de consecuencias del calentamiento en el extremo norte es el debilitamiento del jet stream, que está generando una auténtica montaña rusa meteorológica en regiones como Galicia. Este fenómeno se traduce en un tiempo caótico. Si usted tiene la sensación de que las estaciones ya no son lo que eran, se debe a los vaivenes de la corriente en chorro. 

Las grandes ondulaciones del jet stream favorece, además, que sean más intensos y frecuentes los fenómenos extremos, sobre todo las olas de calor. La Península no deja de ser una extensión del norte de África y cuando la configuración atmosférica es favorable, llega el aire africano para disparar las temperaturas. Esto es algo que se espera que aumente en los próximos años. 

Además, los cambios de salinidad y temperatura en el océano ártico afectará a la estabilidad de la circulación termohalina. La corriente del Golfo se corresponde con la parte de la cinta transportadora que recorre el Atlántico norte. Es conocido que ejerce un papel importante en el clima de Europa y que presenta un debilitamiento sin precedentes en mil años.