Máxima polarización, menos tensión en Cataluña y una pandemia devastadora

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C. de Luca | Europa Press

El Gobierno sigue dependiendo de la mayoría de la moción de censura

30 may 2021 . Actualizado a las 14:53 h.

¿Cómo ha cambiado España en los tres años de vértigo político que han transcurrido desde que la moción de censura derribó al Gobierno de Mariano Rajoy y convirtió a Pedro Sánchez en presidente? Los expertos consultados resaltan que la polarización se ha disparado, el conflicto catalán ha entrado en un período de menor tensión, pero sobre todo que la pandemia, como destaca Cristina Monge, «lo ha cambiado todo; lo político, lo económico y lo social, con unas consecuencias de las que aún no somos conscientes».

LOS CAMBIOS POLÍTICOS

Máxima polarización. Carlos Barrera considera que «el cambio más destacado ha sido el notable y acelerado giro a la izquierda y la connivencia de la izquierda con el nacionalismo y el independentismo como clave para la supervivencia del Gobierno, la mayoría de la censura sigue siendo la del 2021 para sacar adelante leyes fundamentales». Lo que «ha provocado el crecimiento sostenido, aletargado al comienzo y más notorio al final, de un ‘antisanchismo' que está empezando a calar en extensas capas de la población». «En definitiva, lo que conocemos como polarización», asegura. 

Para Santiago Martínez, «el contexto viene determinado por la aparente debilidad del Gobierno, debido a la necesidad de pactos para mantenerse en el poder, si bien podría perfectamente agotar la legislatura». Cristina Monge señala que al PP «le costó digerir la moción de censura y deslegitimó al nuevo Gobierno, lo que supone deslegitimar la propia Constitución y el sistema político, y eso ha causado un gran daño» y ha tenido consecuencias en el aumento de la crispación. En su opinión, a partir de ese momento «se recrudece la inestabilidad política», pero «venía de antes, del paso del bipartidismo imperfecto al bibloquismo», lo que hace que «las reglas de juego para alcanzar mayorías y acuerdos cambien totalmente». 

LA CUESTIÓN TERRITORIAL

Menos tensión en Cataluña. «En la cuestión territorial, especialmente el problema de Cataluña que Rajoy dejó que creciera, la pandemia ha puesto una especie de sordina temporal a los anhelos independentistas, pero es cuestión de tiempo que vuelva al primer plano dada la mayoría política secesionista en el Parlamento», afirma Barrera. «El tema de los indultos, coincidiendo con la salida de la crisis del covid, provocará nuevas convulsiones en el tablero y el debate político, poniendo el tema territorial de nuevo en el tapete tal y como estaba ocurriendo antes de la pandemia», sostiene Martínez. «Los indultos obedecen a una estrategia del Gobierno de dominar el discurso a través de una medida proactiva, que podría condicionar/atemperar el tono de los actores políticos catalanes, y no reactiva como venía ocurriendo con Rajoy», concluye. 

Monge recuerda que Sánchez expresó desde el inicio su intención de «desinflamar y rebajar la tensión», lo que ha desembocado en «este momento pre-indultos, que forma parte de la gestión de un conflicto de naturaleza política que tiene que resolverse por métodos políticos». Pero advierte: «la tensión ha bajado, pero eso no significa que el conflicto haya desaparecido, el independentismo sigue siendo muy fuerte». 

LA ESPAÑA DE SÁNCHEZ

Visiones enfrentadas. «Más que nunca, las visiones contrapuestas acerca de la España de Sánchez hacen que la realidad se vea con ojos distintos dependiendo del posicionamiento ideológico», apunta Barrera. «No es una España más estable, al menos es tan inestable como la que dejó Rajoy, a lo que hay que añadir la discutida gestión de la pandemia y la recuperación económica aún por llegar», explica. También «se ha disparado la tensión entre Gobierno central y comunidades, especialmente a raíz de la pandemia». «Queda por ver quién sale más fortalecido de esas disputas, que son ya ínsitas al sistema», concluye. En suma, «la pandemia ha condicionado la percepción de la política y de los políticos, y no en sentido positivo, y la cohesión social, económica y territorial ha perdido enteros». Según Martínez, «su actual mandato será recordado como el de una gran polarización política y por la convulsión de la pandemia, pero es cierto que antes de la misma, el conflicto catalán había bajado de revoluciones y se habían articulado líneas de diálogo que ayudaron a relajar la tensión», afirma. 

Cambio de ciclo político, menos tolerancia con la corrupción y recuperación en camino 

Cambio de ciclo político, recuperación económica y mayor toxicidad en el debate político. Ese es el escenario de los próximos meses. 

CAMBIO DE CICLO

La «nueva política», en baja. Para Monge, «hay un cambio de ciclo, pero es consecuencia del agotamiento de la nueva política, con Ciudadanos y Podemos en una fase de descenso muy importante, el surgimiento de Vox y el auge de Más Madrid, que habrá que ver si se consolida a nivel nacional». Esto obliga a que «los bloques tengan que reformularse y resituarse internamente», ya que «la transferencia entre ambos es mínima». Resalta que «la situación política es muy volátil, todo cambia muchísimo», concluye. 

«La historia de la democracia española del 78 ha ido dando giros de izquierda a derecha y viceversa, y el ciclo de Sánchez puede ir llegando a su fin, sus bases son demasiado inestables y heterogéneas como para resistir largos períodos de tiempo sin sacudidas internas», explica Barrera. Martínez resume así el nuevo escenario que se dibuja: 1) Recuperación paulatina del bipartidismo; 2) Recuperación económica y oportunidad histórica de cambios estructurales en la economía española, para aumentar nuestra capacidad más allá del turismo y el ladrillo, gracias a los fondos europeos; y 3) Paradójicamente, mayor toxicidad del debate político y menos visión de Estado que nunca en la toma de decisiones políticas». 

LA ECONOMÍA

El Gobierno venderá la recuperación. Martínez destaca que «la salida de la pandemia y la reactivación económica permitirán al Gobierno subirse a la ola para ‘vender' gestión económica tras la crisis». «Puede ocurrir, porque la historia es obstinada y tiende a repetirse, que la obsesión por la recuperación económica para restaurar la confianza en el Gobierno, al igual que le ocurriera a Rajoy, no sea suficiente para que Sánchez revalide su victoria en las próximas elecciones», señala Barrera. «En ambos casos, se produciría una miopía acerca de las verdaderas necesidades de los ciudadanos, que trascienden lo tangible para sumergirse en el mundo de los intangibles, más difíciles de gestionar», añade.  

LA CORRUPCIÓN

Menor tolerancia. Según Monge, «ha habido un gran cambio en la percepción por la ciudadanía de la corrupción, tema central de la moción de censura, que ahora es menos permisiva y tolerante». Martínez asegura que «usando el índice de Transparencia Internacional, España ha mejorado cinco puntos en dicho ránking, si bien una nueva aparición mediática de dichos casos fruto de los juicios y sus sentencias podría aumentar la percepción».