Clara, 23 años: «Nunca he sentido atracción sexual por nadie»

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La asexualidad es una orientación sexual. Ni un problema, ni un desajuste fruto de un trauma. Clara descubrió la suya a los 19 años. «Te encuentras con muchas preguntas incómodas por el desconocimiento que hay», asegura

14 jun 2021 . Actualizado a las 09:11 h.

La asexualidad no es sinónimo de celibato. Tampoco es la decisión de no tener relaciones sexuales. Y mucho menos, la secuela de un trauma o una disfunción hormonal. No es una patología ni un problema, sino una  orientación sexual más. El halo de la invisibilidad la esconde, y no resulta fácil encontrar a una persona que quiera ponerle rostro. Pero Clara Morató-Aragonés presta el suyo sin dudarlo. Pertenece a la Asociación Catalana de Asexuales (ACA), y la exposición para ella es un mal menor cuando de lo que se trata es de explicarle al mundo su opción. Para ayudar a otros y, quizás, para evitar alguna de las muchas preguntas incómodas que habitualmente tiene que responder. «Quiero empezar por definir qué es la asexualidad, y es una orientación sexual que consiste en no sentir atracción sexual hacia otras personas. A mí me gusta poner como ejemplo lo que pueden sentir los heterosexuales hacia gente de su mismo género. Eso las personas asexuales lo sentimos por todo el mundo», indica la joven, que inmediatamente desmonta, uno a uno, los falsos mitos que la rodean: «No es el celibato, ni decidir no mantener relaciones, porque como asexual, heterosexual, o con cualquier otra orientación, puedes decidir tenerlas o no. Ni tampoco es todas esas cosas que nos suelen decir, como que es fruto de un trauma, un desajuste hormonal o un bajo deseo sexual».

Muchos fibrilan cuando escuchan a un asexual decir lo siguiente: «Una cosa es que otra persona no te active el deseo sexual y otra es no tenerlo. La asexualidad hay que equipararla al resto de orientaciones. Las personas en sí no son un activador de nuestro deseo sexual, pero por diferentes razones podemos decidir tener o no relaciones sexuales. Hay diversidad, como en cualquiera de las orientaciones». ¿Qué activa entonces ese deseo si no es otra persona? La motivación para mantener relaciones no tiene por qué radicar en lo que nos provoca alguien, como sucede en el caso de las personas alosexuales, que sí sienten atracción por otras personas.

«También puede ser por curiosidad, porque te sientes excitado, porque a nivel hormonal te sientes con ganas y tienes la libido activa. O, por ejemplo, porque quieres tener hijos o lo ves como algo importante para una relación de pareja, y no te importa tenerlas. Al final es dejar de entender que todas las personas tenemos relaciones sexuales porque otra persona nos está atrayendo sexualmente», señala Clara, que pone ejemplos de situaciones en las que los alosexuales también mantienen sexo sin que la otra persona les provoque el deseo: «En muchísimos casos, fuera de la asexualidad, todos hemos visto a homosexuales que pueden tener relaciones con personas por las que no se sienten atraídas, por desgracia porque muchas veces no tienen la misma libertad para expresarse. Y eso no quiere decir que no sean consentidas o no puedan llegar a ser placenteras. Por ejemplo, en mi caso, le propondría antes a mi pareja ver una peli que tener relaciones sexuales». Cabe decir que lo mismo les ocurre a muchas parejas longevas de todas las orientaciones que mantienen sexo casi por obligación, o como un mero trámite.

«Crees que algo va mal»

Clara descubrió que era asexual con 19 años, cuando una amiga que tenía dudas sobre su propia orientación le desveló el término. Hasta ese momento la confusión la había llevado a pensar que era lesbiana, y después, como define ella, una «hetero mal hecha, porque sientes que tu atracción no es como la que sienten otros y tienes esa sensación de que algo funciona mal en ti». En cuanto buscó en qué consiste la asexualidad, todas las piezas encajaron. «Es difícil darse cuenta. Siempre caemos en el punto de que cómo confirmas que no sientes algo. Porque al final es esta sensación de que lo que sienten los otros no acaba de encajar con lo que sientes tú, ves algo diferente pero no sabes exactamente qué. Con otras orientaciones puede ser más fácil, porque notas quién te provoca esto, pero aquí... Hay mucho dolor por esta invalidación, y un mal entendimiento. Existe mucha patologización, y la creencia de que esto se cura yendo a terapias y hormonándote, explorando tu cuerpo con otras personas aunque tú no quieras. Y eso genera autoodio», apunta.

El secreto para iniciar una relación sentimental entre un asexual y un alosexual, señala, es el mismo que para todas: la comunicación y entender las necesidades del otro. Ser conscientes de que lo importante no es que uno de los dos sea asexual, sino la prioridad que se le dé a equis conducta y la desigualdad en el interés por el sexo, «que puede pasar entre parejas heterosexuales en las que uno tiene un alto deseo y la otra, bajo. Hay que hablarlo. Y se pueden tener relaciones cuando los dos se sientan cómodos, o no tenerlas. A mí si no me importa, o me pilla en un día en el que quiero experimentarlo, y al final obtengo un placer físico, puedo mantenerlas. Es más plantearnos si es una actividad que realmente nos gusta, o una expectativa social», asegura. Pero hasta llegar a esta reflexión, Clara vio fracasar alguna que otra relación: «Tuve una en la adolescencia que acabó, en parte, porque yo veía que lo que sentía por esta persona no era lo mismo que sentían mis amigas por sus parejas. Pensaba que no era la persona indicada, una especie de ‘no te quiero lo suficiente'. Luego tuve otra relación con una persona que no es asexual, pero lo hablamos y fue muy fácil al haber comunicación».

Sí, una pareja sin sexo es posible. Sin embargo, no está exenta de críticas e incomprensión. «Siempre se dice que las relaciones de pareja van más allá del sexo, que hay que hablar del amor y demás, pero en el momento en el que planteas que una relación pueda no tener sexo, se la invalida completamente, parece que solo es amistad», dice Clara, que responde rápido a una pregunta complicada, ¿qué diferencia hay entre una amistad y una relación de pareja sin sexo?: «Al final, lo que diferencia una amistad de una relación es el hecho de que las personas que estén en ella la consideren una relación. Hay amistades superintensas que parecen parejas y no lo son. Son las propias personas quienes deciden qué tipo de relación tienen».

La asexualidad diferencia también entre distintos tipos de atracciones. Aparte de la atracción sexual que podemos sentir hacia los demás, podemos hablar de atracción romántica, el deseo de mantener una relación de pareja con una persona; y de atracción sensual, querer tener un contacto físico no sexual como abrazos, caricias o besos, entre otras. «Y este tipo de atracciones se pueden dirigir hacia géneros concretos o hacia todos», dice la joven, que aborda sin tabúes otro tema delicado, el de la maternidad en un escenario en el que el sexo no es ni de lejos una prioridad: «Al final son los motivos que te llevan a tener una relación sexual, en este caso tener un hijo, te apetezca ese día o no. Yo tengo claro que quiero ser madre, pero desde hace años pienso sobre todo en la adopción o la acogida, y concibo más una crianza en comunidad y no en una relación sexoafectiva».

Clara nunca experimentó la atracción sexual, y es más, bromea con que si algún día le pasase, probablemente se asustaría. «En mi caso nunca he sentido atracción sexual por nadie. En la comunidad sí la han sentido, pero en momentos tan específicos, bajo unos condicionantes o tan pocas veces en su vida, que al final su experiencia diaria se parece más a la de una persona asexual que a la de una que no lo es. Aquí es cuando hablamos del espectro grisexual de quienes la sienten a veces», matiza. En despojarse del prejuicio está la clave.