Las elecciones regionales francesas abren la batalla de las presidenciales

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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Macron citó a Marine Le Pen en el Elíseo en noviembre del 2017 tras asumir la presidencia de Francia
Macron citó a Marine Le Pen en el Elíseo en noviembre del 2017 tras asumir la presidencia de Francia PHILIPPE WOJAZER

Le Pen mide su fuerza y Macron constatará los límites de un partido creado a su medida

20 jun 2021 . Actualizado a las 10:07 h.

Las elecciones regionales que se celebran este domingo en Francia son el último voto antes de las presidenciales del 2022, y por ello su alcance es nacional. Van a suponer el pistoletazo de salida para la batalla que confortará a Emmanuel Macron como presidente de la República, o marcará los límites del fenómeno político que encarna.

Al mismo tiempo, será un test para la extrema derecha, que podría obtener un nuevo récord histórico. En el 2015, durante la primera vuelta de los comicios, el llamado entonces Frente Nacional (hoy Agrupación Nacional) fue la formación más votada en seis regiones. Tampoco entonces logró romper su techo de cristal como suele llamarse a esa incapacidad para atraer votantes de otras formaciones a derecha o izquierda que le permitan el triunfo final. Sin embargo, esta vez las cosas podrían cambiar, al menos en la región Provenza-Alpes-Costa de Azul (PACA).

El representante de la extrema derecha en PACA, Thierry Mariani, antiguo ministro de Nicolas Sarkozy, figura como principal opositor al presidente regional saliente, el conservador Renaud Muselier.

La gran diferencia con las elecciones anteriores es que esta vez, aunque la izquierda se retire en la segunda vuelta para evitar una elección triangular, los sondeos muestran que los votantes de izquierdas prefieren abstenerse en lugar de frenar una candidatura de la ultraderecha, lo que, sin duda, favorecería al candidato de la Agrupación Nacional (RN), lo que podría llevar a esta formación a conseguir por primera vez algún gobierno regional.

El partido de Marine Le Pen saldría así doblemente reforzado de cara a las presidenciales del año que viene: por un lado se vería que es capaz una vez más de arrastrar votos que le ponen en situación de clasificarse para una segunda vuelta de las presidenciales, y por otro, quedaría en evidencia que el llamado frente republicano se resquebraja, poniendo fin a esa alianza tradicional entre los partidos de derechas e izquierdas que pedían el voto por el adversario para impedir que Le Pen pudiera acceder al poder.

Por su parte, los candidatos de La República en Marcha (LREM) no pueden aspirar a ganar ninguna región. Igual que en las elecciones municipales, estos comicios ponen de relieve que es un partido sin raíces, creado como una máquina electoral para permitir a Emmanuel Macron convertirse en presidente de Francia. 

Evitar la humillación

Ahora, como comenta el diario Le Monde, hacen todo lo posible para «por lo menos evitar la humillación». Macron ha enviado a cuatro de sus ministros a Altos de Francia (región norte del país, cuya capital es Lille) para figurar en las listas como reclamo, mientras que en la región de PACA lograron convencer al candidato conservador Renaud Muselier para crear una alianza desde la primera vuelta y así generar una dinámica del electorado que impidiese la victoria de la Agrupación Nacional en la segunda. Pero han obtenido el resultado contrario. Los electores conservadores que se consideran como oposición a Macron no han apreciado la estrategia de su jefe de filas y prefieren votar por el candidato de Le Pen, antes de verse fagocitados por La República en Marcha.

Tampoco hay que olvidar lo que se juega el partido conservador Los Republicanos. En noviembre elegirán a su candidato para las presidenciales, y estos comicios permitirán a tres de ellos mostrar su nivel de popularidad: Valérie Pécresse, Laurent Wauquiez y Xavier Bertrand, presidente de las regiones Isla de Francia (departamento de París), Auvernia-Ródano-Alpes y Alto de Francia.