Bielorrusia abre la puerta a los migrantes ilegales hacia la UE en represalias por las sanciones

A. Tomchyk MINSK / EFE

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Alexander Lukashenko, durante un acto en Minsk el pasado día 22.
Alexander Lukashenko, durante un acto en Minsk el pasado día 22. PRESIDENCIA DE BIELORRUSIA | Ep

Lituania ya ha solicitado ayuda a Frontex tras la llegada en un solo día de 150 inmigrantes, el doble que todo el 2020

05 jul 2021 . Actualizado a las 09:27 h.

El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, ha respondido a las nuevas sanciones de la Unión Europa abriendo la puerta a la inmigración ilegal y el contrabando, y ha elegido a Lituania como el principal objetivo de su ofensiva.

«Ya dije francamente que no vamos a contener a aquellos que habéis oprimido en Afganistán, Irak e Irán. No tenemos dinero ni fuerzas para ellos como resultado de vuestras sanciones», subrayó el viernes el líder bielorruso dirigiéndose a los países de la UE en un discurso con motivo del Día de la Independencia.

El pasado día 1 la guardia fronteriza lituana detuvo a 150 migrantes ilegales de terceros países provenientes de Bielorrusia, el doble de los detenidos en todo el 2020.

Según Lituania, que ha solicitado ayuda a Frontex, la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, esta avalancha de migrantes ilegales es fomentada directamente por las autoridades bielorrusas.

El ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, denunció que una agencia turística, Tsentkurort, dependiente de la Presidencia bielorrusa, está implicada en el traslado de migrantes de Asia y África y que la guardia fronteriza bielorrusa facilita el cruce ilegal de la frontera lituana. 

Un delito lucrativo

«Tenemos pruebas de los que los guardias fronterizos bielorrusos están implicados», aseguró la titular de Interior lituana, Agne Bilotaite, citada por la agencia Delfi.

Según Bilotaite, se trata de un «delito muy lucrativo en el que participa el régimen [de Lukashenko] y sus funcionarios», ya que por el traslado de un migrante ilegal se cobran sumas del orden de los 15.000 dólares.

La guardia fronteriza bielorrusa asegura a su vez que el número de detenidos de terceros países en las frontera con Lituania es el mismo que se viene registrando en los últimos 5-7 años.

Estas declaraciones se contradicen con las informaciones del Ministerio del Interior de Lituania, que señalan que en lo que va de año 822 migrantes ilegales, diez veces más que en todo el 2020, intentaron entrar en el país provenientes de Bielorrusia. 

Las amenazas de Lukashenko cobran cuerpo

Lukashenko, que gobierna con mano de hierro la antigua república soviética desde hace casi 27 años, ha amenazado de manera reiterada con abrir la compuerta a la migración ilegal hacia la UE como respuesta a presión política y económica de los Veintisiete.

«Nosotros éramos un freno para la droga y los migrantes, ahora se tendrán que ocupar ellos», anunció el líder bielorruso tras conocerse las nuevas sanciones de la UE contra Minsk, adoptadas a fines del pasado mes de junio.

La última ronda sanciones de la UE fue impuesta ante la escalada en Bielorrusia de las violaciones de los derechos humanos y de la represión violenta de la sociedad civil, la oposición democrática y la prensa.

Las restricciones responden también al aterrizaje forzado en Minsk el mes pasado de un avión de Ryanair para detener al periodista opositor Román Protasevich y su acompañante, la ciudadana rusa Sofía Sapega. 

Lituania, en el punto de mira

Los 500 kilómetros de frontera terrestres con Lituania han sido elegidos, a juzgar por los acontecimientos de la última semanas, para hacer efectivas las amenazas del líder bielorruso.

«Lukashenko ha decido castigar a Lituania, que lidera la solidaridad de los países europeos con los demócratas de Bielorrusia», dijo a Efe el politólogo lituano Vytis Jurkonis, catedrático del Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de Vilna.

Recordó que en Lituana se encuentra la oficina de la líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, y que el país báltico ha acogido a numerosos dirigentes bielorrusos perseguidos por el régimen de Lukashenko. 

Minsk echa un pulso a Bruselas

Con el apoyo político y económico de Rusia, el presidente bielorruso no ha dudado en echarle un pulso a Bruselas y suspendió a comienzos de esta semana la participación de su país en el programa de Asociación Oriental con la Unión Europea.

Además, el Gobierno de Minsk vetó la entrada en Bielorrusia de aquellos funcionarios europeos que contribuyeron a la imposición de medidas restrictivas contra el país.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Bielorrusia advirtió de que la suspensión de la participación en el programa de Asociación Oriental «afectará negativamente la cooperación con los Veintisiete en los ámbitos de la lucha contra la inmigración ilegal y el crimen organizado».

La UE ha apoyado las protestas pacíficas de la oposición bielorrusa contra el fraude en las elecciones presidenciales de agosto del 2020 y, desde entonces, ha demandado su repetición y la liberación de los presos políticos.

Según expertos consultados por Efe, las pérdidas para la economía bielorrusa por las sanciones europeas ascenderán a 10.000 millones de dólares.

Lukashenko ha llegado a declarar que si es necesario no dudará en imponer la ley marcial para evitar el hundimiento de la economía del país.