El G20 da luz verde al impuesto de sociedades mínimo global del 15 % para las multinacionales

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ANDREA MEROLA | Efe

Los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales respaldan el mecanismo de fiscalidad para multinacionales consensuado por el G7 y la OCDE

11 jul 2021 . Actualizado a las 10:05 h.

La histórica reforma fiscal que arrancó su camino el pasado 6 de junio con el pacto alcanzado en el seno del G7 está ya un paso más cerca de convertirse en una realidad.

Los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del G20 dieron su visto bueno en Venecia a esta revolución fiscal que pretende poner en marcha una «arquitectura tributaria internacional más estable y justa», tal y como ellos mismos lo calificaron. Lo anunció el G7 hace algo menos de un mes, lo ratificaron hace solo unos días las principales economías del mundo en la reunión celebrada por la OCDE y este sábado la puntilla la puso el G20. De esta forma, los grandes países pretenden poner en marcha un impuesto global de «al menos el 15 %» sobre las ganancias de las grandes multinacionales. El objetivo es claro: disuadir a las empresas a emprender una ingeniería fiscal que les permita encontrar la tasa más baja en los paraísos fiscales.

Todavía queda un último escollo por salvar. Porque se espera que el visto y plácet definitivo se logre el próximo mes de octubre en la reunión que mantendrán los líderes nacionales en una cumbre del G20. Pero los expertos hablan de que será un mero trámite y que la medida saldrá finalmente adelante.

Sin embargo, no todos los países se mostraron muy conformes con la reforma fiscal. Algunos todavía no tienen clara su postura. Entre ellos hay varios que forman parte del Viejo Continente, como Hungría o Estonia. Y por ello, los ministros de finanzas que se reunieron este sábado acordaron lanzar un llamamiento a todos los reticentes. La declaración ha sido firmada hasta ahora por 131 de los 139 miembros del grupo de trabajo de la OCDE, que agrupa a países avanzados y emergentes. Pero las perspectivas parecen bastante halagüeñas, ya que según el ministro de Finanzas alemán, Olaf Schölz, se espera que la mayoría de los Gobiernos que todavía no han puesto su rúbrica acaben incorporándose al pacto. «Estoy absolutamente seguro de que habrá un acuerdo en octubre», afirmó el ministro alemán, convencido del poder de arrastre que tiene el G20, que representa «el 90 % del PIB global».

El texto al que dieron su visto bueno las grandes economías este sábado supone un importante cambio en la fiscalidad mundial. Se fija un tributo de sociedades mínimo del 15 % que obligará a las multinacionales (y entre ellas se encuentran los colosos tecnológicos como Google o Amazon) a una mayor contribución vía impuestos en base a su nivel de beneficios. Pero el cambio no solo afectará al gravamen. Hay más. Porque según el texto, los gigantes empresariales tendrán que tributar en el lugar en el que venden sus productos y servicios, en vez de hacerlo en la ubicación física donde tengan sus oficinas centrales. Esto permitirá poner coto a las triquiñuelas que permitían a algunas firmas rebajar sus facturas optando por levantar sus sedes en los países más interesantes en materia tributaria.

10.000 empresas

Según los cálculos que manejan los expertos, el impuesto mínimo global afectaría a menos de 10.000 grandes empresas, es decir a aquellas cuya facturación anual supere los 750 millones de euros. Y las grandes beneficiadas serían las arcas públicas. Porque una tasa mínima efectiva del 15 % generaría unos ingresos adicionales de 127.000 millones de euros, según la OCDE.

El objetivo, añaden, es sencillo: evitar que las multinacionales paguen impuestos irrisorios en relación a sus ingresos.