Marlaska se atrinchera en el cargo pese a sus múltiples escándalos al frente de Interior

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa REDACCIÓN / LA VOZ

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El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una comparecencia en el Congreso
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una comparecencia en el Congreso E. Parra. POOL

El acercamiento de presos etarras, la destitución del coronel Pérez de los Cobos y el caso de las cartas con balas lo han convertido en el ministro con más peticiones de reprobación en el Congreso

11 jul 2021 . Actualizado a las 17:11 h.

Una de las sorpresas que ha deparado la nueva alineación del Consejo de Ministros es la permanencia de Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) al frente del Ministerio del Interior. Mientras Calvo y Ábalos salen del equipo abrasados por su exposición pública, Marlaska sobrevive, a pesar de estar tanto o más calcinado que sus antiguos compañeros de gabinete.

El titular de Interior ostenta el dudoso récord de ser el ministro con más peticiones de reprobación en el Congreso (una decena), todas ellas, eso sí, tumbadas por la mayoría del Gobierno de coalición y sus socios nacionalistas.

La oposición ha pedido la cabeza de este antiguo juez de la Audiencia Nacional en reiteradas ocasiones y por múltiples motivos. Entre las críticas más recientes están las que hacen referencia al traslado de presos etarras a las cárceles del País Vasco o de las regiones limítrofes, con lo que se ha puesto fin a las medidas de dispersión diseñadas durante los años duros de la banda terrorista.

Otra de sus decisiones más polémicas fue la destitución del coronel Diego Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid en mayo del 2020. Marlaska alegó «pérdida de confianza», aunque la oposición atribuyó el cese al informe remitido por Pérez de los Cobos a la jueza que investigaba posibles responsabilidades políticas en los contagios por coronavirus en la manifestación del 8M, documento sobre el que no habría informado al ministro. La Audiencia Nacional anuló la destitución e instó al Gobierno a restituirlo en su puesto.

El PP y Vox han censurado también su papel en el caso de las cartas con balas recibidas por varios políticos durante la campaña del 4M en Madrid y, desde las filas de la izquierda, los partidos separatistas le han echado en cara la contundencia de las cargas policiales en los disturbios de Cataluña.