Rumores de purgas de altos cargos y de grave crisis en la opaca Corea del Norte

maría puerto PEKÍN / E. LA VOZ

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Kim Jong-un, este mes en el Palacio del Sol de Kumsusan
Kim Jong-un, este mes en el Palacio del Sol de Kumsusan KCNA | REUTERS

La falta de alimentos augura un período de escasez muy duro en el país

12 jul 2021 . Actualizado a las 08:59 h.

La pandemia ha aislado aún más al régimen norcoreano, que apostó por cerrar las fronteras para evitar los contagios e incluso aprovechó la crisis sanitaria para expulsar a gran parte de la representación diplomática.

No parece que la medida haya sido lo suficientemente efectiva para controlar la epidemia y, en una inusual intervención, Kim Jong-un calificó de «grave crisis» la situación que vive el país.

Según la agencia estatal KCNA, en una reunión del politburó, el líder norcoreano acusó a altos funcionarios de provocar una «enorme crisis en la seguridad del Estado». El discurso, como siempre, fue inconcreto. Kim no explicó en qué consiste la crisis ni quiénes son los culpables, pero todo parece indicar que se ha producido una purga de altos funcionarios. Entre ellos, un miembro del comité permanente del politburó, compuesto por cinco personas.

Relevo de altos cargos

Las purgas son algo inherente al régimen dictatorial. En el 2013, Kim Jong-un no dudó en ejecutar a su tío, hasta entonces una figura clave en el Gobierno, y en el 2015 fusiló al ministro del Ejercito, Hyon Yong-chol. La gran hambruna de los noventa le costó la vida al responsable de agricultura. Ahora no se sabe si el castigo se ha limitado a una degradación o los depurados han sido enviados a campos de trabajo.

Piongyang optó por cerrar el país en enero del 2020 y sostiene que no se han registrado casos de covid-19 en los últimos 18 meses, pero el relevo de altos cargos y la intervención de Kim Jong-un indican que la situación sanitaria puede ser grave. La precaria sanidad del país, su larga frontera con China y el contacto cercano con Rusia hacen difícil creer que el virus no haya penetrado en su territorio.

El régimen norcoreano se ha esforzado en defender su posición y, en junio, comunicó a la OMS que se habían realizado test a treinta mil personas y no se había detectado ningún positivo. No es posible verificar la información, ya que, además del cierre de embajadas, no quedan organizaciones internacionales de apoyo al desarrollo o a la salud.

Rusia ha ofrecido vacunas, pero no se han aceptado, ya que el Gobierno insiste en la autosuficiencia. En la prensa de Corea del Sur se especula que el rechazo se debe a la falta de instalaciones adecuadas para guardar y transportar las vacunas. Y también a la negativa a dejar entrar a expertos para supervisar el proceso.

Las restricciones fronterizas con China han tenido un impacto directo en la economía. Pekín es el principal socio comercial de Corea del Norte y suministra el 90% de sus importaciones. A ello hay que añadir que las sanciones impuestas por la comunidad internacional, en respuesta al desarrollo de su programa nuclear, deterioran todavía más la situación.

Piongyang acumula años de malas cosechas provocadas por sequías, inundaciones y tifones.

El 7 de julio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertaba de que Corea del Norte está a punto de entrar en «un período de escasez severa». El informe calcula que en los próximos meses faltarán unas 860.000 toneladas de alimentos.

La opacidad del régimen norcoreano y la dificultad para contrastar la información da pie a que se desaten las especulaciones. La aparición de Kim Jong-un en público mucho más delgado, después de cuatro semanas desaparecido, ha hecho resurgir las dudas sobre su estado de salud. El sobrepeso y los posibles problemas cardiovasculares del líder siempre han sido motivo de examen y abren la puerta a las quinielas sobre la posible continuidad del régimen familiar.