La gestión de la crisis por las riadas agita el escenario electoral en Alemania

pablo l. barbero BERLÍN / E. LA VOZ

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Laschet, el pasado jueves, bromeando mientras el presidente de la Repúblico se dirigía a los vecinos en uno de los puntos de Alemania azotados por las riadas
Laschet, el pasado jueves, bromeando mientras el presidente de la Repúblico se dirigía a los vecinos en uno de los puntos de Alemania azotados por las riadas

La reputación del líder de la CDU se resiente a dos meses de los comicios

20 jul 2021 . Actualizado a las 09:30 h.

Las catastróficas inundaciones que han sacudido estos últimos días el oeste de Alemania han dejado más de 160 muertos y un reguero de destrucción. Pero sus efectos también se han dejado sentir mucho a 600 kilómetros, en el centro político del país: Berlín. La gestión de la crisis ha agitado el panorama electoral a apenas dos meses de las elecciones al Bundestag del 26 de septiembre.

Las secuelas de las riadas eran una oportunidad de oro para Armin Laschet. El candidato conservador a la cancillería y primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, uno de los länder más afectados, podría mostrar al fin solidez, después de las dudas que dejó su errática gestión de la pandemia en su estado federado.

Sin embargo, unas imágenes en las que Laschet aparecía riéndose en grupo mientras el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, expresaba desde ese estado federado su consternación por la catástrofe han sido calamitosas para su reputación en un momento en que se juega la simpatía de muchos electores.

Laschet está además bajo las críticas de organizaciones medioambientales. Se le reprocha poco compromiso climático al frente del land más poblado del país, donde se ha modificado el discurrir natural de los ríos, que en caso de crecida se desbordan, a lo que se suman las consecuencias del subsuelo poroso dejado por las múltiples y antiguas explotaciones mineras.

La actitud de Laschet contrasta con la templanza de la canciller, Angela Merkel. El domingo, en medio del panorama de casas destruidas, vecinos que lo han perdido todo y alcaldes al borde de la desesperación, la canciller tomó de la mano a la jefa del Gobierno regional de Renania-Palatinado, Malu Dreyer, del Partido Socialdemócrata.

Símbolo de cohesión y empatía

El gesto trasciende los colores políticos y no tardó en hacerse viral como expresión de cohesión y empatía entre la líder nacional y la regional, de movilidad reducida porque sufre esclerosis múltiple. Juntas recorrieron la zona, hablaron con voluntarios, bomberos y soldados y alertaron sobre la emergencia climática.

Tras las riadas, las consecuencias del cambio climático han pasado a ser un asunto crucial de la precampaña. La lucha medioambiental será un tema con el que tendrá que lidiar quien gane los comicios de septiembre. Cunde más que nunca la preocupación por cómo evitar en el futuro los efectos de estos fenómenos extremos, que serán cada vez más frecuentes, según los científicos.

Ahora la pregunta que muchos se hacen es hasta qué punto se podría haber evitado la tragedia. Ayer el ministro del Interior, Horst Seehofer, dijo durante una visita a las regiones afectadas que desde el punto de vista técnico el sistema de alarmas había «funcionado perfectamente», y que no es el momento de replantearse su funcionamiento. Seehofer rechazó la posibilidad de centralizar las competencias y defendió la eficacia del sistema federal, aunque añadió que estaba claro que había que estudiar qué cosas se podían mejorar.

Sin embargo, desde la oposición proponen una forma de gestión nueva, más centralizada, que se base en teléfonos móviles y redes sociales, tecnologías de las que aún no se han aprovechado todas sus posibilidades. El diputado socialdemócrata Karl Lauterbach declaró que Alemania estaba tan mal preparada para las inundaciones de estos días «como para la pandemia», y advirtió que ambas cosas volverán a pasar. Es necesario, a su parecer, trabajar cuanto antes en una gestión de crisis preparada para los fenómenos actuales.

De todos modos, el Servicio Alemán de Meteorología ya había advertido del peligro del temporal en el oeste del país desde el lunes pasado y había previsto hasta 200 litros de lluvia en algunas regiones. La pregunta que sigue abierta es por qué esas advertencias no llegaron a mucha gente en los lugares afectados.