Los talibanes ya están a 150 kilómetros de la capital de Afganistán

Redacción LA VOZ

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NAWID TANHA

Kabul ofrece a los insurgentes un reparto de poder, tras la caída de otras tres capitales de provincia: la estratégica Ghazni, Herat, que fue base española, y Qala-e-Naw

12 ago 2021 . Actualizado a las 21:46 h.

Ante el imparable avance de los talibanes, el Gobierno de Afganistán ha ofrecido a los insurgentes un acuerdo de reparto de poder a cambio del cese inmediato de los ataques a las principales ciudades. La oferta tuvo lugar en Catar, sede de las negociaciones de paz, según declaraciones de fuentes gubernamentales al canal Al Yazira, sin que Kabul se haya pronunciado oficialmente sobre la propuesta o la veracidad de la información.

El encargado de hacer la propuesta de un Gobierno de unidad habría sido el número dos del régimen afgano, Abdulá Abdulá, que se encuentra desde el miércoles en Doha, según el canal de noticias afgano 1TV. El dirigente pidió «una sesión extraordinaria e inmediata» del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir la situación actual en Afganistán.

Sin embargo, el primer ministro de Pakistán, Imran Jan, descarta cualquier acuerdo. Jam señaló este jueves que los talibanes han comunicado que no negociarán con Kabul mientras Ashraf Ghani siga como presidente de Afganistán, semanas después de anunciar que los insurgentes rechazan ahora un acuerdo político ya que consideran que están muy cerca de una victoria militar. 

Ghazni y Herat

La oferta de Kabul tuvo lugar en el día en que los talibanes se situaron a 150 kilómetros de Kabul al tomar el control de la estratégica ciudad de Ghazni, y anunciaron también la conquista de Herat, la tercera ciudad más importante de Afganistán y donde estuvieron desplegadas las tropas españolas, y Qala-e-Naw, en la provincia noroccidental de Badghis, con lo que son ya doce las capitales provinciales en manos de los integristas en menos de una semana, casi un tercio de las 34 que conforman el país.

La toma de Ghazni da a los integristas el control de uno de los principales accesos a Kabul. La CIA había estimado en un principio que la capital afgana podría caer en seis meses pero, según admite ahora el Pentágono, podría ser cuestión de tres meses o incluso semanas, informa la corresponsal de Colpisa en Nueva York. Sin embargo, la Administración Biden no está dispuesta a conceder que Afganistán vuelva a tener un Gobierno talibán antes del 11 de septiembre, la fecha conmemorativa que puso como límite el presidente estadounidense para la conclusión de la retirada.

Más de 300.000 militares afganos entrenados por Estados Unidos y la OTAN defienden la capital, pero sin que eso parezca garantía de nada. De hecho, hay aldeas que han caído ante solo una docena de talibanes, porque lo que parece fallar no es la fuerza sino la propia convicción.

Kabul apela a los señores de la guerra

El colapso de las Fuerzas Armadas afganas, acostumbradas hasta ahora a combatir con el omnipresente apoyo aéreo estadounidense, ha obligado a las autoridades a mover ficha y recurrir a los viejos señores de la guerra, además de crear milicias urbanas como medida de urgencia para contener al enemigo.

El presidente Ghani voló el miércoles a Mazar-e-Sharif, principal ciudad del norte del país que ha quedado rodeada por los insurgentes, para reunirse con dos de los iconos de la Alianza del Norte —la gran coalición que se formó para acabar con los talibanes en el 2001— como son Mohamed Atta Noor y Abdul Rachid Dostum, quienes prometieron resistir «hasta la última gota de sangre».

La defensa afgana está ahora en manos de Sami Sadat, un joven general educado en Londres y Berlín que usa las redes sociales para contrarrestar la propaganda talibán. Mientras, aumenta la desbandada de civiles, que son evacuados o tratan de llegar a los países vecinos o ser acogidos por la UE. El Gobierno de Francia se ha sumado a los de Alemania y Países Bajos y ha anunciado la paralización oficial de las deportaciones a Afganistán.

Evacuaciones de europeos y estadounidenses

El Ministerio de Defensa del Reino Unido anunció este jueves el envío de 600 militares a Afganistán para ayudar a los nacionales británicos a abandonar ese país ante el «rápido deterioro de la seguridad» y el aumento de la violencia, informa Efe.

Esas tropas permanecerán en Afganistán durante un «corto período» de tiempo, detalló Defensa en un comunicado, mientras la embajada británica en Kabul ha acelerado el trabajo para entregar visados a trabajadores que han estado vinculados con la legación.

Por su parte, el Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, informó que el Pentágono desplegará a su personal hasta el aeropuerto de Kabul para acelerar las evacuaciones de civiles que se encuentran en la Embajada que Washington.