Las mujeres afganas, en vilo ante un incierto futuro

Lucía Roibás, R.P. REDACCIÓN / LA VOZ

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Dos mujeres pasean con sus burkas en Afganistán
Dos mujeres pasean con sus burkas en Afganistán FARSHAD USYAN

Desconfían de las promesas de los talibanes de garantizar los derechos de la población femenina, a pesar de imponer 29 prohibiciones que chocan con libertades fundamentales

18 ago 2021 . Actualizado a las 09:44 h.

La toma de Kabul por los talibanes el pasado domingo auguraba un retroceso inminente en materia de derechos y libertades, especialmente para las mujeres. Los efectos no tardaron en hacerse notar. A las pocas horas, las afganas habían desaparecido completamente de las calles, temerosas de las posibles represalias.

La estricta interpretación de los insurgentes de la ley islámica, la sharia, supone para la población femenina una regresión de los logros alcanzados a lo largo de las últimas dos décadas.

Hasta la semana pasada, 3 millones y medio de niñas acudían a la escuela. Las afganas podían acceder a la formación superior y a puestos en la Administración. Ahora, el nuevo régimen garantiza que se mantendrá la escolarización de las mujeres y que su Ejecutivo será «inclusivo», promesas que las activistas afganas acogen con recelo, recordando que durante el anterior período del régimen talibán las jóvenes eran forzadas a dejar el colegio a los ocho años. 

29 prohibiciones

No se trata de la única norma de los insurgentes, que imponen una lista con 29 prohibiciones distintas para las mujeres. Entre ellas se encuentra el veto al trabajo femenino fuera del ámbito doméstico o el impedimento de realizar cualquier actividad sin ser acompañadas por un hombre de su círculo familiar más cercano.

La escrupulosa interpretación de la sharia regula también las relaciones entre ambos sexos, por lo que las mujeres tampoco pueden hablar o reír en presencia de varones que no formen parte de su familia, ni está permitido que viajen en el mismo autobús que los hombres o sean tratadas en los mismos hospitales que ellos.

Muchas de las restricciones atacan los derechos humanos más básicos. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio son castigadas con lapidaciones públicas hasta la muerte, mientras que vestir sin burka o utilizar colores vistosos puede ser objeto de palizas y abusos verbales.

En su primera rueda de prensa, el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, anunció este martes que los derechos de la mujer serán protegidos dentro de los límites de la ley islámica y que estas tendrán un papel muy activo dentro de la sociedad. «Estarán felices de vivir bajo el marco de la sharia», aseguró. La principal televisión afgana, Tolo News, escenificó la primera muestra de apertura con la aparición de una presentadora en uno de sus programas, dos días después de que la presencia femenina desapareciera de los medios locales.

Muchas mujeres afganas no parecen dispuestas a rendirse. «Los talibanes son conscientes de que no pueden silenciarnos, y si cierran Internet, el mundo lo sabrá en menos de cinco minutos. Tendrán que aceptar quiénes somos y en qué nos hemos convertido», declaró la activista afgana por la educación de las niñas, Pashtana Durrani, de 23 años, a The Guardian.