El uso del antiparasitario ivermectina contra el covid-19 hace saltar todas las alarmas

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LUISA GONZALEZ

Se mostró eficaz, pero en grandes dosis no permitidas en humanos

20 sep 2021 . Actualizado a las 08:45 h.

La ivermectina es un antiparasitario utilizado sobre todo en grandes piezas de ganado. Inicialmente se comercializó para uso veterinario, pero también se recurre a él para tratar enfermedades tropicales y otras patologías como el dengue o la sarna, lombrices e incluso piojos. A mediados del año pasado, un estudio de un equipo de científicos australianos conocedores de sus propiedades antivirales revelaba que además era capaz de inhibir la replicación del SARS-CoV-2 in vitro, abriendo una prometedora vía de investigación. A día de hoy, todavía no hay resultados lo suficientemente concluyentes como para hacer de los resultados del trabajo publicado en Antiviral Research doctrina y arrasar con las reservas de las pastillas para yeguas y toros, tiradas de precio y accesibles para cualquier persona. Y, sin embargo, en territorio norteamericano han empezado a escasear.

El hecho de que varios ensayos estén investigando la eficacia de este medicamento, sumado a la imprudente incitación a su consumo por parte de antivacunas y líderes políticos populistas de derechas, ha sido suficiente para que miles de personas hayan optado por la ingesta indiscriminada de ivermectina provocando un aluvión de intoxicaciones en estados como Alabama o Misisipi. Más grave casi es la situación en América Latina, donde países como Perú o Bolivia llegaron a incluir este fármaco en la guía nacional de tratamiento contra el covid-19.

El planteamiento es el siguiente: si es un medicamento seguro -lo es, porque ya se usa para otras enfermedades- y además asequible, y ha demostrado ser efectivo a la hora de detener la replicación del virus, ¿por qué no se recurre a él? En primer lugar, porque en los cultivos del ensayo llevado a cabo en la Universidad de Melbourne se utilizaron concentraciones altísimas: estudios posteriores que ahondaron en los detalles desvelaron que la dosis mínima que resultó efectiva para neutralizar el coronavirus era 30 veces más alta que la que se considera segura para el uso en humanos. En segundo, porque solo uno de cada cinco medicamentos que funcionan in vitro tienen el mismo éxito en organismos vivos. Y en tercero, porque para establecer un fármaco como tratamiento estándar contra el covid-19 antes tiene que conseguir el visto bueno de las agencias reguladoras.

«De forma general, para la autorización de un medicamento para una indicación, ya sea uno nuevo o uno ya existente que se utilice para otra dolencia, se evalúa la calidad, seguridad y eficacia, para garantizar que la relación beneficio-riesgo es siempre positiva -explican desde el Ministerio de Sanidad-. Para ello debe haber evidencia sólida preclínica (in vitro y en animales) y en ensayos clínicos en humanos que, en sus diferentes fases, evalúan la seguridad del tratamiento (que no sea tóxico), la dosificación y la pauta más adecuada y su eficacia frente al virus». Solo cuando la autoridad regulatoria (la Agencia Española del Medicamento en España, la EMA para la Unión Europea, la FDA en EE.UU.) ha valorado toda esta información, y si se considera que este balance beneficio-riesgo es positivo, se puede autorizar el tratamiento.

Trabajando en despejar todas estas incógnitas están varios estudios internacionales, seis de ellos en España. Mientras, la EMA desaconseja tajantemente su uso, al menos hasta tener información suficiente sobre sus potenciales efectos secundarios.

«No eres un caballo ni una vaca», advierte el regulador estadounidense

Ni el supervisor farmacéutico estadounidense (FDA) ni el europeo (EMA) han autorizado ni aprobado el uso de la ivermectina para prevenir o tratar el covid-19 en humanos. Recuerdan que no hay evidencia científica suficiente para concluir que sea eficaz y subrayan que en grandes dosis es peligroso. Además, advierten que la ivermectina para animales es muy diferentes a las tabletas aprobadas para ciertos usos en personas, y que ingerir pastillas para ganado supone un peligro. «No eres un caballo, ni una vaca. ¡Para!», avisó recientemente la FDA ante el creciente interés por el antiparasitario. «Incluso los niveles autorizados en humanos pueden interactuar con otros medicamentos, como los anticoagulantes».