EE.UU. y México cercan a miles de inmigrantes haitianos en la frontera

Manuel Costoya
M. C. Cereijo REDACCIÓN

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El enviado especial norteamericano habla de «trato inhumano» y dimite

23 sep 2021 . Actualizado a las 20:27 h.

La cara más amarga de la inmigración campa a las puertas de los EE.UU, la idílica meta para miles haitianos que abandonaron el país tras el último terremoto que asoló uno de los estados más pobres del mundo, sumido además en una grave crisis política. Las cifras sobre los que se encuentran en esta situación varían entre las 5.000 y las 20.000. Son las personas que permanecen en una especie de limbo territorial, delimitada por el río Grande para los norteamericanos y el Bravo para los mexicanos. Ahí han quedado cercados los inmigrantes haitianos que no encuentran ningún camino para seguir escapando de su dramática realidad.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, republicano y seguidor de Trump, colocó una kilométrica barrera de vehículos policiales a lo largo de la frontera. «Texas está asegurando la frontera» afirmó el pasado miércoles mientras uno de sus hombres fuertes, el teniente Christopher Olivarez, del departamento de seguridad pública de ese estado defendió las escalofriantes imágenes en las que se ve como agentes persiguen a caballo a los inmigrantes para capturarlos, como si se tratase de ganado. «No los estamos atrapando para liberarlos, lo que hacemos es atraparlos y meterlos en la cárcel», señaló.

Esas fotografías provocaron críticas a Biden de figuras de su propio partido, entre ellas el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, que pidió a la Casa Blanca que detenga la deportación masiva de migrantes a Haití. También alentaron la dimisión del enviado especial de Estados Unidos a Haití, Daniel Foote, que presentó su renuncia ante el Departamento de Estado en protesta por el «trato inhumano a los migrantes» de ese país por parte de la Administración Biden. En su carta de dimisión, que publicaron ayer varios medios estadounidenses, Foote señaló que no puede seguir vinculado a la decisión «inhumana y contraproducente de deportar a miles de refugiados haitianos». Y consideró «profundamente errónea» la política que está llevando a cabo el Gobierno del presidente Biden, con respecto a Haití y ante esta nueva crisis migratoria.

La polémica salpica al Gobierno demócrata y, aunque el Departamento de Seguridad Nacional anuncia una investigación, ya se han producido algunas fricciones dentro de la Administración, a las que se suma la dimisión de Foote. La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, llamó el martes al secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Alejandro Mayorkas, para expresar su «grave preocupación sobre el maltrato de migrantes haitianos por parte de agentes de la patrulla fronteriza a caballo», según informó el miércoles la oficina de la número dos del Gobierno.

Patrullas en el río Bravo

Pero en el otro lado de la frontera, en la parte mexicana, las cosas no están mejor para los refugiados. Patrullas de la policía de Ciudad Acuña, en el Estado de Coahuila, custodian el río Bravo frente al puente internacional, siguiendo la estrategia estadounidense. El acceso a la ciudad, que hasta este jueves permanecía abierto, fue delimitado por las autoridades. Un helicóptero patrulla de manera constante para evitar movimientos de los inmigrantes haitianos. En el centro de la ciudad también se repiten las imágenes de las persecuciones. Eso sí, sin caballos. Mientras en la frontera entre Panamá y Colombia se ha confirmado la formación de una caravana de 19.000 haitianos, que podrían llegar al río Bravo en los próximos meses.