«Esto afecta a todos los cultivos de la isla y también al ganado»

Santiago Garrido Rial
Santiago Garrido LA PALMA / ENVIADO ESPECIAL

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Un productor platanero relata cómo afrontan los efectos de la ceniza. El párroco de El Paso habla sobre las tres erupciones que le ha tocado vivir

24 sep 2021 . Actualizado a las 21:38 h.

La principal preocupación en La Palma son las personas y sus casas: atender a quienes lo han perdido todo, ayudarles a ellas y a las desalojadas, facilitarles que consigan una nueva vivienda… Pero hay otros problemas derivados de la erupción de los que se habla menos, pero a corto o medio plazo van a tener un efecto negativo sobre centenares de personas relacionados con la agricultura. La Palma es el gran (no único) productor de plátanos para toda Europa. Supone el 70 % del PIB de la isla, con miles de productores. La lava ha destruido plantaciones, puede que lo haga con más, y la ceniza ha cubierto grandes extensiones de cultivo, gran parte a muy poca distancia del nuevo cono de Cumbre Vieja.

Un paseo por esas zonas permite ver a los agricultores trabajando entre las plataneras y cubiertos de ceniza, cortando o limpiando. Uno de ellos es Amable del Corral Acosta, presidente regional de la Plataforma Agraria Libre de Canarias, una de las varias que agrupan a los productores. En su finca, junto a Ángel, uno des sus trabajadores, muestra los primeros efectos de la ceniza. Calcula que desde el volcán y hacia la zona próxima a Los Llanos hay unas 350 hectáreas de plantaciones. Justamente esta semana había que cortar y recoger y muchos han esperado, porque parece que la ceniza produce en la piel una especie de esmeril, de rozaduras, y al cargarlos para llevarlos a los camiones quedan con daños y puntos negros. «Nos afecta mucho a los productores de plátanos, pero esto es algo que en realidad afecta a todos los cultivos y al ganado», añade. Cita en que en la parte en la que se producen las viñas se ha tenido que detener la vendimia, por la incidencia de la ceniza. Y en general alerta sobre lo que viene: «Los principales problemas tal vez empecemos a verlos a partir de la semana que viene, los efectos no tardarán». Las que están bajo invernadero tampoco se libran, añade: «Los invernaderos están cubiertos de ceniza, con lo que su interior queda con una total oscuridad. ¿Se puede lavar? Sí, pero ya veremos si resisten todo el peso, ni siquiera los metálicos. Y aún hay más. «En la zona de El Paso, cerca del volcán, hay unas diez explotaciones de caprino que están en plena época previa a los partos, y si se producen los traslados, muchas pueden acabar abortando». Y las flores, que también hay y tienen problemas de riego. Los canales de agua están teniendo problemas en varias zonas. Con todo esto, el panorama no es prometedor. Ángel, uno de los trabajadores de la plantación también comparte esta dramática visión.

Tres erupciones en 17 años

A los agricultores, y al resto de los vecinos, los conoce bien Domingo Guerra, el párroco de El Paso. Lleva 17 años en dos parroquias, una de ellas la de la iglesia de Tajuya, que hasta el viernes por la tarde, antes de la evacuación, era la gran zona cero de observación, con el tempo abierto a todos, y no solo para rezar. Es de La Palma, del Este, de la Breña Alta, de una familia de labradores. Y en 1949, con 7 años, vio ya su primera erupción. «Lo viví trágicamente, porque nos cogió en el monte la erupción de ceniza, con el ganado. Los animales no podía comer el pasto, mordían la arena y la escupían. Tuvimos que bajar de noche, sin medios, con una oscuridad imponente, agarrados del rabo de las vacas, que intuían mejor el camino, Fueron animales muy cariñosos y respetuosos, ni siquiera nos pisaron y nos llevaron a casa».

Santi Garrido

La segunda explosión, la del Teneguía, «fue muy suave, no hizo daño». Ni siquiera el primero, que rodeó un barrio y se fue directo al mar, creando un terreno de 16.000 metros cuadrados donde hoy crecen buenos plátanos.

La tercera está siendo la más dura, dice. «Está afectando a las viviendas, a la agricultura. Más de 400 viviendas ya, y sigue. ¡Si se hubiera dirigido al mar! Pero se detuvo, se ensanchó y provocó daño».

Muchos de sus feligreses son los principales afectados. «La gente está viviendo esto con preocupación, incertidumbre, inquietud. No esperábamos que fuese tanto, ni con esta virulencia. La población está en shock, anonadada. No hemos parado de escuchar golpes muy fuertes constantemente, desde el principio». Además, una característica de esta zona, y de la isla en general, es que las casas están muy repartidas por todas partes, no agrupadas en un único punto, y eso incrementa el mayor riesgo (por superficie) de daños. «Aquí siempre se construyó así. El clima es bueno y la gente ha ido edificando donde tiene sus terrenos».

El párroco está viendo cómo llegan constantemente muestras de solidaridad, material, ropa, ayuda en definitiva. «Estamos saturados, hay mucho y en Cáritas no estamos dando abasto. Yo pido que esta ayuda se vaya canalizando y distribuyendo más a largo plazo, porque esto aún tardará», explica, además de agradecer las enormes muestras de apoyo que están recibiendo de todas partes, mensaje incluido dirigido a los gallegos.