Johnson asegura que los problemas de la economía británica tras el «brexit» son síntomas de su cura

juan francisco alonso LONDRES / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

NEIL HALL | EFE

El premier señaló que Thatcher también hubiera actuado como él y subido los impuestos para financiar la sanidad pública

07 oct 2021 . Actualizado a las 08:52 h.

Pese a la escasez de alimentos, medicinas y carburantes que padece el Reino Unido, Boris Johnson no se arrepiente de haber materializado el brexit hace nueve meses. Sin embargo, el primer ministro británico parece ser consciente de que cada vez son más en el país los que se preguntan si la decisión fue la correcta, vistos sus efectos. Por ello, aprovechó el discurso que ayer dio, en la clausura del congreso del Partido Conservador, para asegurar que el divorcio de la Unión Europea es el remedio a los males que aquejan a la economía británica y que él «tiene las agallas» para el aplicar el tratamiento.

«Tras décadas de divagaciones y titubeos, este Gobierno reformista, este Gobierno que hace todo lo que promete, este Gobierno que ha conseguido finiquitar el brexit y cumplir con el plan de vacunación va a hacer frente a los problemas de fondo de nuestra economía y nuestra sociedad», dijo el premier ante los cientos de tories congregados en el centro de convenciones de Manchester.

Tras asegurar que la pertenencia a la UE dañó a la economía británica, Johnson aseguró que él la enderezará y la convertirá en una de «altos salarios, alta cualificación y productividad», aunque no dio muchos detalles sobre cómo lo logrará. «Nos embarcamos ahora en un cambio de dirección en la economía del Reino Unido que era necesario desde hace mucho tiempo. No regresaremos al mismo viejo modelo fallido de bajos salarios, bajo crecimiento o mano de obra poco cualificada, todo facilitado y sostenido por una inmigración incontrolada», dijo.

El premier acusó a las empresas de utilizar el principio comunitario de la libre movilidad como excusa para «no invertir en personas, en el equipo, las instalaciones y en la maquinaria que necesitan para hacer su trabajo». Unas palabras que no agradaron a las patronales.

Entre justificaciones y ataques

Además de prometer inversiones millonarias para elevar el nivel de vida de las zonas más deprimidas y bonos para los maestros, Johnson defendió su controvertida medida de elevar los impuestos para financiar la sanidad pública. Incluso aseguró que hasta la venerada Margaret Thatcher hubiera hecho algo similar. «Ella habría dicho que más endeudamiento ahora son tasas de interés más altas e impuestos aún más altos en el futuro», afirmó.

Además de renovar ofertas y alabar su gestión, Johnson fustigó a sus rivales laboristas. En particular se centró en el líder opositor Keir Starmer, del que dijo que si fuera por él el país seguiría en confinamiento y «si Cristóbal Colón lo hubiera escuchado solo habría llegado a Tenerife».

La fiesta tory, sin embargo, terminó siendo deslucida por el desliz del ministro de Justicia, Dominic Raab, quien en una entrevista dijo: «Los insultos y la misoginia están mal tanto si son de un hombre contra una mujer como si son de una mujer contra un hombre». Con estas palabras el funcionario dejó en claro que no sabía el significado del término.