El Reino Unido acusa a la UE de ignorar sus demandas sobre el «brexit» para Irlanda del Norte

Juan Francisco Alonso LONDRES, E. LA VOZ

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CLODAGH KILCOYNE | Reuters

Londres y Dublín se enzarzan en una guerra de tuits, que hace temer que una ruptura y que la consiguiente guerra comercial estén cerca

11 oct 2021 . Actualizado a las 08:39 h.

Las posibilidades de que el Reino Unido y la Unión Europea (UE) logren un acuerdo que resuelva los problemas comerciales que el brexit está provocando en Irlanda del Norte, y eviten una guerra comercial, parecen lejanas. Así se desprende de las declaraciones del exjefe negociador británico, David Frost, que acusó a los Veintisiete de ignorar las demandas de Londres para una «modificación significativa» del acuerdo.

Boris Johnson está dispuesto a rechazar la propuesta que Bruselas presentará este miércoles, y que incluye permitir que las salchichas británicas puedan llegar al Úlster sin ser sometidas a controles sanitarios y aduaneros. ¿El motivo? El bloque no ha atendido la exigencia de Downing Street de librarlo de tener que comparecer ante la justicia comunitaria en casos de disputas. La demanda británica provocó una airada reacción del ministro irlandés de Exteriores, Simon Coveney: «¿El Gobierno británico realmente quiere un acuerdo o busca una ruptura?», escribió en Twitter. Frost no se quedó calló y replicó: «Expresamos nuestras preocupaciones hace tres meses. El problema es que parece que muy poca gente nos ha escuchado». La semana pasada, durante el congreso anual de los tories, el funcionario renovó las amenazas de aplicar el artículo 16 del protocolo del brexit y suspender unilateralmente parte de este, si no lograban con sus otrora socios un acuerdo que satisfaga sus exigencias.

Pero si esto fuera poco, las relaciones con Francia tampoco mejoran. Otros 1.100 inmigrantes ilegales intentaron cruzar este fin de semana el Canal de La Mancha y desde París denuncian que no han recibido un euro de los 52 millones que les ofreció Johnson para financiar la lucha contra los traficantes de personas. Unas tensiones, que se producen justo cuando el premier inicia sus vacaciones en España.