El desplome del cono principal crea «auténticas avenidas de lava» en La Palma

Antonio Paniagua MADRID / COLPISA

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El cabo Guillermo Zancajo y el cabo primero Abelardo Maqueda, junto al mirador de Tajuya, en La Palma
El cabo Guillermo Zancajo y el cabo primero Abelardo Maqueda, junto al mirador de Tajuya, en La Palma Ángel Medina G. | EFE

Los expertos alertan del aumento de la actividad sísmica

26 oct 2021 . Actualizado a las 08:27 h.

El volcán de La Palma no da respiro. Seis semanas después de que comenzara la erupción, el desmoronamiento del cono principal ocurrido el fin de semana se ha traducido en que el cráter emita una cantidad elevada de lava que se desparrama con facilidad. El flujo principal de las coladas transita actualmente por los flancos oeste y norte.

El director del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, aseguró ayer que tras la reconfiguración que el cono principal experimentó el domingo, se han producido importantes desbordamientos que han creado auténticas «avenidas de lava». En la tarde de ayer, los focos de emisión eran seis, aunque desde que comenzó la erupción llegaron a detectarse hasta diez.

El nuevo río incandescente se ha desplazado por coladas ya preexistentes, de manera que los daños han sido menores. El brazo surgido el sábado se encuentra parado desde hace casi un día en la zona del Corazoncillo, muy cerca de las instalaciones fotovoltaicas. La detención del material volcánico afecta además a otras lenguas de lava, como la que se adentró en el casco urbano del barrio de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, que fue desalojado el pasado día 12. Con todo, los técnicos están preocupados por el ensanchamiento de este ramal. 

Arrecian los seísmos

La isla registró el mayor terremoto de cuantos se han producido desde que comenzó la erupción, un seísmo de magnitud 4,9 e intensidad IV (sobre un máximo de 12). El terremoto se sintió en toda la isla. Las autoridades advirtieron del incremento significativo de la actividad sísmica, tanto en frecuencia como en intensidad. En un solo día se detectaron un centenar de temblores, muchos de ellos en capas intermedias, entre 10 y 15 kilómetros de profundidad. Lo que es indicador de que la presión crece y se libera mediante la aparición de seísmos.

El comité científico del Pevolca ha apreciado una mayor irrigación de lava al resto de coladas, a través fundamentalmente de tubos volcánicos, material que discurre por medio de canales de forma subterránea. Uno de los frentes que recibe más aportación es el que configuró la fajana, el terreno ganado al mar al precipitarse la lava en el océano y solidificarse.

La erupción ha cobrado más brío y está lejos de remitir. La cantidad de dióxido de azufre arrojado a las atmósfera ronda las 53.600 toneladas diarias, muy lejos de las 500 que tendrían que registrarse cuando se apagara el volcán. El cráter es sumamente inestable: su cono principal tan pronto se reconstruye como se desploma, con el peligro de que la lava se desvíe hacia otras zonas. Esta ha sido ha sido inmisericorde con las edificaciones, hasta el punto de que ha arrasado 1.287, según los datos del Catastro facilitados ayer por el Pevolca.