Ortega logra su quinto mandato en Nicaragua a fuerza de miedo y censura

Héctor Estepa SAN JOSÉ, E. LA VOZ

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Militares y civiles hacen cola en Managua a la espera de acudir a votar.
Militares y civiles hacen cola en Managua a la espera de acudir a votar. STRINGER | Reuters

El Frente Sandinista logra cerca del 75 % de los votos en unas elecciones sin reconocimiento internacional y con siete opositores en la cárcel

08 nov 2021 . Actualizado a las 13:05 h.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue reelegido para un quinto mandato de cinco años y cuarto consecutivo con el 74,99 % de los votos en las elecciones generales del domingo, según el primer informe divulgado este lunes por el Consejo Supremo Electoral (CSE). Con siete aspirantes a candidatos presidenciales de la oposición en prisión, acusados de «traición a la patria», Ortega, en el poder desde 2007, partía con ventaja para una nueva reelección junto con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

Con el 49,25 % de las 13.459 Juntas Receptoras de Votos (JRV) escrutadas, el mandatario obtiene una amplia ventaja sobre los demás rivales. En segundo lugar, según el informe leído por la presidenta del CSE, Brenda Rocha, se ubica el candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el diputado Walter Martínez, con un 14,4 % de los votos.

Le sigue el también diputado y reverendo Guillermo Osorno, del Camino Cristiano Nicaragüense (CCN), con el 3,44 % de los votos.

En tanto, Marcelo Montiel, de la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), obtiene 3,27; Gerson Gutiérrez Gasparín, de la Alianza por la República (APRE), 2,20 %, y el diputado Mauricio Orué, del Partido Liberal Independiente (PLI), el 1,70 %.

Más de 4,4 millones de nicaragüenses estaban habilitados para elegir a su presidente y vicepresidente, 90 diputados ante la Asamblea Nacional y 20 ante el Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Según el órgano electoral, en la jornada electoral participó el 65,34 % de los nicaragüenses aptos para votar. No obstante, el observatorio multidisciplinario independiente Urnas Abiertas fijó en un 81,5 % la abstención.

Las elecciones fueron criticadas por diversos sectores y por la comunidad internacional por el arresto de siete precandidatos a la presidencia de la oposición, así como por la eliminación de tres partidos políticos opositores, la derogación de la observación electoral y el establecimiento de leyes que restringían la participación en el proceso.

La legitimidad de las elecciones de Nicaragua fue puesta en duda por grupos opositores, organizaciones defensoras de los derechos humanos, así como por la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), debido a la falta de garantías sobre su transparencia.

Costa Rica anunció, después del cierre de los colegios electorales, que no reconoce el proceso electoral de Nicaragua por la «ausencia de condiciones y garantías» requeridas en una democracia para acreditar las elecciones como transparentes, creíbles, independientes, libres, justas e inclusivas.

Manifestación de protesta

El domingo, cientos de personas con banderas blanquiazules recorrieron ayer el centro de San José, la capital de Costa Rica. La oposición nicaragüense volvió a las calles, pero en el país vecino, porque la manifestaciones no están autorizadas en Nicaragua, donde, a la misma hora, se estaba celebrando un proceso electoral considerado una farsa por los detractores del presidente Daniel Ortega, tras el encarcelamiento de siete candidatos con opciones de ganar los comicios.

Las juntas receptoras de votos cerraron poco antes de las 19.00 (2.00 en la España peninsular), hora en la que la Casa Blanca difundió un mensaje del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el que calificaba el proceso electoral de «farsa». «Lo que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han orquestado ha sido una pantomima electoral ni libre, ni justa, ni mucho menos democrática», aseguró Biden.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha denunciado durante la votación «información sobre allanamientos, detenciones arbitrarias, hostigamiento y restricciones a la prensa». En un mensaje publicado en la red social Twitter, la Comisión ha instado al Gobierno nicaragüense a «cesar la represión contra líderes y lideresas de oposición, y defensoras y defensores» de los Derechos Humanos.

«Todo lo que hace Ortega es falso. Él trata de vender al mundo que en Nicaragua hay normalidad, pero no es así», comenta Francisca Ramírez, conocida como Doña Chica, líder del movimiento campesino «anti canal» y refugiada en Costa Rica desde el 2018. Ella ha organizado un campamento campesino en Upala, al norte del país, donde los exiliados procedentes del ámbito rural están trabajando la tierra para intentar sobrevivir. Más de 100.000 nicaragüenses se han refugiado en Costa Rica desde el 2018, año en que estallaron en su país unas fuertes protestas antigubernamentales, que dejaron, al menos 328 muertos, según la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, y decenas de encarcelados.

«Yo estuve un año en prisión. Me cortaron mi pierna derecha y me quitaron tres piezas dentales», asegura en la manifestación un profesor originario de Monimbó, uno de los epicentros de las protestas del 2018. «Ahora soy proscrito en mi propia tierra. Pero aquí estamos luchando. Sea como sea porque tenemos que regresar. Nicaragua no es de una familia, Nicaragua es de todos», dice. «Hoy en Nicaragua vivimos un proceso en el que únicamente Daniel Ortega se presenta como candidato, junto a cinco partidos colaboracionistas de él», asegura William Marín, un joven presente en la marcha, que participó activamente en las manifestaciones del 2018.

Mientras, al otro lado de la frontera, los medios que permanecen en el país, de línea oficialista, daban la imagen de un proceso electoral normal. «A los funcionarios les pasan lista para ver que hayan ido a votar, bajo amenaza de despido», aseguran desde Costa Rica.

Por su parte, el presidente Daniel Ortega —que logró como era esperado su quinto mandato— y su mujer Rosario Murillo acudieron ayer a votar a la Universidad Central de Nicaragua, un colegio electoral reservado prácticamente para la pareja presidencial.

«Vimos el intento de golpe terrorista del 2018. Ya pensaban ellos que de esa manera iban a tomar el poder. Luego se restableció el orden, la estabilidad en todos los campos económicos, sociales y la economía se logró recuperar gracias a la paz», dijo Ortega, que continúa teniendo el apoyo del 19% de los nicaragüenses fieles a las siglas revolucionarias, según una encuesta de Cid Gallup, y tras conseguir un crecimiento económico sostenido hasta el 2018. 

La UE exige a Ortega «devolver la soberanía» al pueblo de Nicaragua y amenaza con sanciones más amplias

La Unión Europea ha denunciado este lunes la falta de garantías democráticas en las elecciones generales de Nicaragua, así como la falta legitimidad de los resultados, por lo que ha exigido al presidente, Daniel Ortega, que «devuelva la soberanía» al pueblo de Nicaragua y ha amenazado con adoptar nuevas y amplias sanciones que vayan más allá de las restricciones individuales.

«Las elecciones del 7 de noviembre han tenido lugar sin garantías democráticas y sus resultados carecen de legitimidad», ha asegurado el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, en una contundente declaración en nombre de los Veintisiete.

A juicio de la UE, el régimen nicaragüense no solo ha privado a la sociedad de unas elecciones transparentes, libres, creíbles e inclusivas sino que ha incumplido sus compromisos con las libertades fundamentales y Derechos Humanos consagrados en la Constitución del país.

La UE, que mantiene a 14 dirigentes nicaragüenses en su lista negra, defiende que hasta ahora ha optado por medidas concretas para sancionar a los responsables de la situación en Nicaragua, pero ha avisado con cambiar su perspectiva y tomar medidas más extensas.