El hijo de Gadafi registra su candidatura a las elecciones presidenciales de Libia

La Voz AGENCIAS

ACTUALIDAD

 Saif al Islam, con barba y la vetimenta tradicional libia, en el momento de registrarse como candidato en la ciudad de Sebha
Saif al Islam, con barba y la vetimenta tradicional libia, en el momento de registrarse como candidato en la ciudad de Sebha LIBYAN ELECTORAL COMMISSION HAND

Sobre Saif al Islam pesa una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por presuntos crímenes de lesa humanidad

15 nov 2021 . Actualizado a las 09:26 h.

Saif al Islam, hijo del dictador libio Muamar al Gadafi, presentó este domingo su candidatura a las elecciones presidenciales previstas para el próximo 24 de diciembre en Libia, cuya celebración aún está en el aire por las disputas entre los diferentes grupos rivales, a pesar de la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional que pesa en su contra y que sigue en vigor.

Según medios locales, el polémico segundo hijo del tirano, buscado internacionalmente por presuntos crímenes de lesa humanidad, ha registrado en la ciudad meridional de Sebha, capital del sur, la documentación necesaria. Las imágenes difundidas del momento del registro muestran a un Saif al Islam con un aspecto desconocido: aparece con una barba gris y ha cambiado la vestimenta occidental, que habitualmente llevaba antes de la guerra, por el traje tradicional libio.

Saif al Islam, en febrero del 2008.
Saif al Islam, en febrero del 2008.

La Fiscalía Militar de Libia ha pedido a la Comisión Electoral que suspenda provisionalmente el procedimiento de admisión de las candidaturas tanto de Saif al Islam Gadafi como la de, llegado el caso, el señor de la guerra Jalifa Haftar, comandante militar de las fuerzas del este de Libia, hasta que se les interrogue por los casos que pesan en su contra.

Haftar todavía no ha presentado su candidatura pero se da por sentado que tiene intención de hacerlo tras renunciar a sus cargos militares, condición indispensable para concurrir. El comandante está siendo investigado por un tribunal del estado  de Virginia (EE.UU.) -posee la doble ciudadanía estadounidense- también en relación a la comisión de crímenes de guerra durante los combates entre sus fuerzas y el Gobierno de Trípoli reconocido por la comunidad internacional. 

El vástago moderno y dialogante

Saif al Islam, que durante la primera década del presente siglo emergió como el vástago dialogante y moderno del régimen, en contraposición a su hermano Mutasim -a quien su padre entregó la responsabilidad los servicios de seguridad y la rama más dura- ya había anunciado el pasado julio su intención de participar en la consulta durante una entrevista con el diario The New York Times.

Capturado el 19 de noviembre del 2011 por las milicias de la ciudad occidental libia de Zintan, un mes después del asesinato de su padre, Saif al Islam fue condenado a la pena capital por un tribunal de Trípoli que lo juzgó en rebeldía por la negativa de sus captores a liberarlo.

Sin embargo, en el 2017, y en pleno avance de las tropas del este, el Batallón Abu Bakr al Siddiq lo liberó y al parecer lo entregó a las fuerzas bajo el control del mariscal Jalifa Haftar, tutor del Parlamento paralelo de Tobruk y hombre fuerte del país, que facilitó su amnistía y le protegió de la orden de captura dictada por el Corte Penal Internacional.

Desde entonces, su paradero ha sido siempre una incógnita, aunque se sabe que ha pasado largas temporadas en el sur del país, desde donde tratar de concitar el apoyo del los conocidos como «verdes», nostálgicos de la dictadura que cayó durante la revolución del 2011.

Desde entonces, Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, en que grupos de poder en Trípoli, la ciudad estado de Misrata y Bengasi, capital del este, luchan por el control del poder y de sus abundantes recursos energéticos.

Unas elecciones en el aire

Los primeros comicios presidenciales en Libia desde la independencia de Italia, en 1951, están todavía en el aire pese a los intensos esfuerzos de Francia, Estados Unidos, Italia, Alemania, España y las propias Naciones Unidas para que se celebren en la fecha señalada, que coincide con el día de la independencia.

Las elecciones fueron convocadas hace un año por el Foro para el Diálogo Político de Libia (FDPL), un organismo no electo cread ad hoc»por la ONU, 

La opción del aplazamiento, que apoyan la gran parte de las fuerzas rivales libias, ganó fuerza esta semana después de que la cumbre convocada por el presidente Emmanuel Macron en París, a la que acudió incluso la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, cambiara el tono anterior y lo aliviara asegurando que el 24 de diciembre es «el inicio del proceso electoral», sujeto a graves disputas.

Especialmente debido a la falta de consenso en torno a la nueva ley electoral, aprobada por el Parlamento en Tobruk, el último elegido de forma democrática en Libia (2014) y durante años bajo el Gobierno del este liderado por Haftar y no reconocido por la ONU.

Y rechazada por el Consejo Supremo de Estado, una especie de Senado creado por la ONU durante su fallido plan de reconciliación en el 2015.

El principal punto de fricción son los requisitos exigidos por los candidatos a la presidencia, carrera a la que se espera que también se sumen además de Haftar y el primer ministro del Gobierno Nacional de Unidad transitorio (GNU), Abdul Hamid al Debeibah, un millonario que hizo fortuna en la dictadura.