El Gobierno hará una propuesta nueva sobre temporalidad para atraer a la patronal al acuerdo

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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Álvaro Ballesteros

Los sindicatos amenazan con protestas de «alto voltaje» si no se retira el texto de máximos presentado el martes por la CEOE

02 dic 2021 . Actualizado a las 08:46 h.

El acelerón en el calendario de reuniones para alcanzar un acuerdo sobre la reforma laboral se ha topado con un escollo inesperado: el texto de máximos presentado el martes por la patronal en la mesa del diálogo social, rechanzando limitar la temporalidad (uno de los caballos de batalla del Gobierno y comprometido con Bruselas) o priorizar el convenio sectorial sobre el de empresa e incluso planteando medidas que aún van más allá en materia de flexibilidad o despidos. El puñetazo de la CEOE en la mesa ha encendido los ánimos de los sindicatos, que ven en este giro de guión un nuevo intento de los empresarios de «bloquear» una negociación que ya debía estar concluida para cumplir el compromiso de aprobar la norma antes de fin de año.

Sin embargo, el plante ha tenido su primer efecto, ya que Trabajo va a presentar una nueva propuesta sobre límites a la temporalidad (inicialmente la fijó en un máximo del 15 %) con el objetivo de atraer a la patronal al acuerdo.

Mientras que el nuevo texto llega, el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, lanzó ayer una advertencia tras el último movimiento de la CEOE. Aseguró que si la patronal se enroca en su negativa a no permitir medidas que frenen el abuso de la temporalidad, habrá movilizaciones y protestas «de alto voltaje».

«No se puede permitir cambiar el perímetro de negociación», dijo Sordo, asegurando que la patronal actúa de forma «agresiva» contra los derechos de los trabajadores y que sus exigencias pretenden meter «presión» al diálogo social.

Un acuerdo de mínimos

Sin embargo, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, defendió el planteamiento de los empresarios en una entrevista en el Financial Times, donde abogó por seguir acercando posturas, ya que «un acuerdo de mínimos podría ser mucho más eficaz que un desacuerdo de máximos». Lanzó así un claro mensaje al Gobierno, recordándole que Bruselas reclama acuerdo social. «Una reforma chapucera podría dañar la competitividad de las empresas», advirtió. Y fue más allá, puesto que incluso defendió seguir negociando más allá del 31 de diciembre, la fecha límite en la que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se comprometió a tener aprobada la nueva normativa laboral.

Si la cara de tal escenario podría ser el ansiado acuerdo a tres bandas, la cruz no sería menor: el retraso en el siguiente tramo de fondos europeos, nada menos que 12.000 millones, algo a lo que el Ejecutivo no está dispuesto.

Por eso ayer Díaz, pese a no entrar a valorar la propuesta de la patronal —pidió «discreción» para dejar trabajar a los agentes sociales— insistió en que se cumplirá el plazo acordado con Europa, mientras que la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, negó que la negociación haya encallado. Habrá nueva reunión mañana y no se descarta tampoco continuar negociando durante el puente de la semana que viene.