Dos de cada tres británicos reprueban la errática gestión de Boris Johnson

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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Boris Johnson, primer ministro británico, durante una rueda de prensa
Boris Johnson, primer ministro británico, durante una rueda de prensa

Los errores y los escándalos agrietan la imagen del primer ministro

12 dic 2021 . Actualizado a las 15:19 h.

Boris Johnson ha visto crecer su prole con el nacimiento de una niña. El alumbramiento de la pequeña es de las pocas noticias positivas que ha recibido el primer ministro británico, que en la última semana ha tenido ha tenido que sortear un nuevo escándalo que ya se ha cobrado una cabeza en su círculo más cercano. Además, el mandatario conservador ha tenido que encajar que su partido sea multado por su decisión de reformar sus aposentos en el 10 de Downing Street y, por último, ha recibido la confirmación de que su popularidad se encuentra en mínimos, justo cuando iba celebrar los dos años de su apoteósica victoria electoral.

El calvario del premier comenzó el martes cuando la prensa descubrió que, por estas fechas, hace un año algunos de sus colaboradores organizaron una fiesta navideña en la sede del Gobierno a pesar de que en ese momento el país se encontraba sumido en el segundo confinamiento por el covid-19 y este tipo de actividades estaban prohibidas.

El Gobierno negó la reunión, pero la difusión de un vídeo de la portavoz de Johnson, Allegra Straton, hablando, entre risas, de la celebración desató la tormenta. El mandatario tory fue acusado de mentir y para tratar de minimizar el daño no solo se disculpó «sin reservas» con el país, sino que ofreció la cabeza de la protagonista del audiovisual, quien, entre lágrimas, también se excusó y dimitió. El sacrificio resultó insuficiente y se ha abierto una investigación que podría provocar más salida.

No estaba muerto

Pero como si el partygate no fuera suficiente, menos de 48 horas después Johnson vio como otro de sus esqueletos salía de su armario para ponerlo en aprietos. El jueves, la Comisión Electoral multó con 17.000 libras (19.920 euros) al Partido Conservador, por no declarar unas 52.000 libras (60.930 euros) que habría recibido de empresarios como donaciones y que se destinaron a costear las remodelaciones que el premier ordenó hacer en sus apartamentos privados en el 10 de Downing Street.

La oposición laborista aprovechó la sanción para intentar socavar la autoridad del mandatario dentro de sus filas. «Él no es apto para el cargo y porque no es apto no renunciará. Por eso le pregunto a los miembros del gabinete y a los diputados conservadores si están preparados para aguantar esto», soltó el líder opositor Keir Starmer.

Las palabras de Starmer podrían tener eco entre los tories, donde el malestar con Johnson no hace más que aumentar. La prensa habla de la posibilidad de una nueva revuelta en la formación por la decisión del mandatario de reimponer algunas restricciones (uso de mascarillas en el transporte público y lugares cerrados, así como el teletrabajo) para frenar el avance de la nueva variante del covid-19. Sospechosamente, el anuncio de las nuevas medidas se produjo horas después de que la Comisión Electoral informara de la multa al partido en el Gobierno.

En picado

Para cerrar la mala racha el viernes Johnson confirmó que su caída en las encuestas es imparable. El 66 % de los británicos lo reprueban, según un sondeo de Yougov. Estos últimos escándalos, más la estela de casos de presunta corrupción que el mes pasado salpicaron a varios diputados tories, socavan la imagen del político, que hace justo dos años consiguió en las urnas la mayoría absoluta más abultada desde tiempos de Margaret Thatcher.

Otra encuesta de la empresa Savanta ComRes arrojó que el 53 % cree que el premier debe dimitir por el caso de la fiesta. Estos datos podrían dar fuerza al puñado de diputados que, según la prensa, estaría organizando una moción de censura para el próximo año. No obstante, a Johnson le queda como consuelo que por ahora los votantes no se deciden a darle su confianza de manera masiva a los laboristas de Starmer. La formación opositora apenas aventaja por cinco puntos a los tories.

Crece el descontento con la gestión del «brexit»

Lo que el brexit te da, el brexit también te lo puede quitar. Boris Johnson está descubriendo que el apoyar el divorcio de la UE no solo impulsó su carrera política y lo llevó, en apenas tres años, hasta el 10 de Downing Street, sino que también podría expulsarlo de allí, debido a las secuelas, sobre todo económicas, que esta medida está provocando.

Las encuestas han dado la voz de alarma en Downing Street. El 52 % de los británicos considera que la salida de la UE está siendo mal gestionada y que la situación del país ha empeorado por culpa de ella, frente a solo el 18 % que cree que la ruptura ha sido un éxito. Así lo reveló un estudio de Yougov, que indicó que el número de quienes creen que el brexit está siendo dañino subió 12 puntos desde principios de año.

Estos datos están sintonía con los de la encuestadora Savanta ComRes, que en un sondeo difundido en noviembre señaló que el 53 % de los consultados respaldaría el reingreso en el club comunitario si esa posibilidad se planteara, frente al 44 % que apoyaría seguir fuera. El desabastecimiento de alimentos y, sobre todo, el de carburantes que vivió el país a finales del verano, por culpa de la falta de mano de obra de la UE explicaría la pérdida de respaldo popular del brexit.

Nuevas tormentas

Los efectos del divorcio no se quedarán en el 2021 y con toda seguridad se extenderán al nuevo año. ¿La razón? Aunque Londres y Bruselas se dieron hasta este mes para resolver sus diferencias sobre el protocolo para Irlanda del Norte, las posibilidades de que logren un acuerdo antes de que suenen las campanadas parecen lejanas. Así lo aseguró el ministro irlandés de Exteriores, Simon Coveney, quien admitió que era «muy difícil» que el objetivo se lograra.

Bruselas ha ofrecido a Londres reducir hasta en 80 % los controles aduaneros y fitosanitarios previstos en el acuerdo, en especial cuando se traten de alimentos y de medicamentos.

Sin embargo, la petición británica de que el Tribunal de Justicia de la UE no juegue ningún papel a la hora de dirimir eventuales diferencias, algo que los Veintisiete rechazaban de plano, tenía paralizada las conversaciones. La decisión de Londres de retirar este tema de la mesa podría facilitar el acuerdo, pero el conflicto pesquero con Francia es otro obstáculo por superar.

Si el embrollo del protocolo y la pesca no fueran suficientes, el próximo mes también entrarán en vigor el resto de los controles aduaneros y fronterizos a ambas orillas del Canal de La Mancha, lo que implicará no solo nuevos trámites sino la posibilidad de aranceles a determinados productos.

El Gobierno de Johnson pospuso la puesta en vigor de estas revisiones, para darle tiempo a sus empresarios para que se prepararan. Sin embargo, la exención parece haber sido insuficiente, porque solo una cuarta parte de los pequeños empresarios dicen estar listos. Así lo aseguraron desde la Federación de Pequeñas Empresas (FSB), que advirtió que los problemas de abastecimiento se podrían agravar en el 2022.