Arranca el experimento chileno

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Gabriel Boric, durante un mitin en Santiago de Chile.
Gabriel Boric, durante un mitin en Santiago de Chile. RODRIGO GARRIDO | Reuters

24 dic 2021 . Actualizado a las 09:07 h.

Tras la victoria esta semana de Gabriel Boric, arranca en Chile un nuevo experimento político de izquierda radical en Latinoamérica. Y aunque, de acuerdo con las leyes chilenas, Boric no tendrá que formar Gobierno hasta el 11 de marzo, ya ha empezado a tomar forma lo que será su estrategia para el mandato. Por lo que se va sabiendo, la idea de los ganadores es ensayar una fórmula «a la portuguesa», buscando una alianza estable con otros partidos, pero sin incorporarlos al Gobierno.

Para ello, han decidido mantener lo que en un principio era fundamentalmente una marca electoral, Apruebo Dignidad, en el eje de la mayoría gubernamental. Con esto esperan evitar que surjan discrepancias públicas entre sus componentes (Frente Amplio y Chile Digno), que a su vez son coaliciones de partidos. Sobre todo, la amalgama más difusa de Apruebo Dignidad permitirá llegar más fácilmente a acuerdos con los partidos de izquierda que están fuera de la mayoría gubernamental (en particular, el Partido Socialista), e incluso del centro, que ahora mismo en Chile se encuentra claramente escorado hacia la izquierda. Esto es crucial para el nuevo Gobierno porque el Congreso está dividido prácticamente a la mitad entre izquierda y derecha.

La continuidad de Apruebo Dignidad, en fin, permite diluir la presencia mediática del Partido Comunista, aunque no su peso en la coalición, que es considerable. Aparte de que muchos de los otros partidos y organizaciones de Apruebo Dignidad son ideológicamente muy próximos al PC, este es el que tiene cuadros experimentados y disciplinados, algo que Boric acabará necesitando, dada su propia falta de experiencia en la gestión. En principio, se le ha prometido libertad a Boric a la hora de diseñar su Gabinete, pero a nadie se le escapa que, estando al frente de un movimiento tan asambleario, su margen de maniobra no es infinito. Precisamente, una pista importante del grado de radicalismo o realismo con el que piensa afrontar su mandato Boric lo tendremos cuando designe a la persona encargada de la cartera de Hacienda.

A su favor, Boric cuenta con una victoria electoral clara y un mayor o menor período de gracia mientras la derecha y el centro se recomponen. El apoyo de la calle, en cambio, es un arma de doble filo: si la población no ve pronto mejoras sustanciales en su nivel de vida, puede volverse contra él. Y la situación económica no es halagüeña. Chile terminará el 2021 con un crecimiento del 11 por ciento, pero esto es debido a los 3.000 millones de dólares mensuales que ha estado inyectando el Gobierno anterior en la economía y a la retirada anticipada de los fondos de pensiones (50.000 millones de dólares) que aprobó el Congreso. Para el año que viene, la desaceleración será muy brusca (el crecimiento pasará al 2 o 3 por ciento). En un contexto así, no va a ser fácil (o siquiera posible) para Boric cumplir sus promesas de reformas radicales en la economía mientras intenta mantener a esta a flote.