Sánchez consolida su mayoría, pero pierde el control del calendario electoral

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el acto de recepción de la talla en madera  «Confinamiento de la Reina Juana en Tordesillas» junto a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, en el Palacio de la Moncloa en Madrid, este jueves.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el acto de recepción de la talla en madera «Confinamiento de la Reina Juana en Tordesillas» junto a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, en el Palacio de la Moncloa en Madrid, este jueves. FERNANDO CLAVO

El nuevo ciclo político abierto con el adelanto en Castilla y León limita sus opciones para escoger la fecha de las generales

24 dic 2021 . Actualizado a las 09:06 h.

Pedro Sánchez tenía hasta hace poco una hoja de ruta política muy clara. Aprobar los Presupuestos, acordar la reforma laboral, consolidar la estabilidad de su Gobierno y manejar a su antojo el calendario para convocar elecciones generales en el momento más propicio. Pero, aunque este jueves acordó la reforma laboral y la próxima semana sacará adelante las cuentas públicas, ese mapa político estaba basado en unos tiempos electorales y en unas previsiones económicas y sanitarias que han saltado por los aires. La posibilidad de reeditar una mayoría que cierre el paso a un Ejecutivo de la derecha sigue intacta. Pero sus opciones para escoger la fecha más propicia para las generales, y de jugar con un posible adelanto, se han visto limitadas con el nuevo ciclo electoral abierto en varias autonomías y con la mala evolución de la pandemia. 

CASTILLA Y LEÓN

Desfavorable para el PSOE La decisión del presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, de adelantar las elecciones en su comunidad deja en manos del PP, al menos hasta el 13 de febrero, el reloj electoral. El PSOE afronta en apenas un mes y medio unos comicios autonómicos en uno de los territorios menos propicios para los socialistas, en el que el PP lleva gobernando ininterrumpidamente desde el año 1987. La hipótesis de que los conservadores reediten su mandato con una mayoría aún más amplia que la actual, gracias al colapso de Cs, juega en contra del objetivo del PSOE de reafirmarse a nivel nacional después de tres años de Gobierno de Sánchez y dos de un Ejecutivo de coalición. 

ANDALUCÍA

Moreno maneja el calendario. El andaluz Juan Manuel Moreno ha renunciado ya a hacer coincidir las elecciones en su comunidad con las de Castilla y León, aunque admite que habrá un adelanto. Eso implica que, tras el hipotético triunfo de Fernández Mañueco, el PP seguiría manejando el tiempo electoral durante casi todo el año 2022. Moreno, que cuenta también con unas perspectivas optimistas respecto a la posibilidad de gobernar con una mayoría más amplia de la que dispone ahora, estudia llamar a las urnas en junio, fecha que ganaría enteros en caso de un triunfo claro de los populares en Castilla y León que les permitiera constituir Gobierno autonómico sin necesidad de que Vox entrara a formar parte del Ejecutivo, aunque necesitara sus votos para la investidura. La otra fecha probable en Andalucía es octubre. En cualquiera de los dos casos, Sánchez tendría complicado encajar entre esas dos ventanas una jornada propicia para convocar las elecciones generales. 

DISTANCIA CON UNIDAS PODEMOS

Últimos presupuestos. Pedro Sánchez ha expresado reiteradamente su voluntad de agotar la legislatura. Un objetivo que se verá reforzado con la aprobación de los Presupuestos y de la reforma laboral. Pero, aunque contar con unas cuentas públicas adaptadas a la llegada de un ingente volumen de fondos de recuperación europeos —que puede llegar a los 140.000 millones si confirma su cambio de criterio para solicitar los 70.000 millones a crédito—, le garantiza la posibilidad de agotar la legislatura, será difícil que la coalición de Gobierno con Unidas Podemos se mantenga estable durante el próximo año. Como ha sucedido en Castilla y León y Andalucía, los socios minoritarios y los aliados de quienes gobiernan tienen escaso interés en aprobar unas cuentas públicas en el último año de mandato. Y más, si esos Presupuestos implican reformas y ajustes económicos obligados por la necesidad de cumplir con los compromisos adquiridos con la Unión Europea. Una coyuntura que favorecerá el progresivo desmarque de Unidas Podemos.

Una hoja de ruta política condicionada por el covid y la economía 

G. B.

Pedro Sánchez tiene claro que, una vez abierto el nuevo ciclo electoral con el adelanto de los comicios en Castilla y León y el anuncio de un anticipo en Andalucía, la posibilidad de llamar a las urnas para unas elecciones generales en el 2022 está prácticamente cerrada. Aunque el valenciano Ximo Puig sopesa la posibilidad de hacer coincidir los comicios autonómicos en su comunidad con los de Andalucía, al jefe del Ejecutivo no le favorecería, en principio, una superjornada electoral que acogiera los tres procesos.

La intención de Sánchez ha sido siempre agotar su mandato para rebatir la imagen de que gobierna en precario con solo un tercio de los diputados del Congreso (120 escaños). La hipótesis de agotar la legislatura se refuerza por el hecho de que España ejercerá la presidencia de turno de la Unión Europea en el segundo semestre del 2023. Pero especular con la incertidumbre de que esos comicios pudieran adelantarse jugaba a su favor, al obligar a la oposición a adaptar su discurso a esa posibilidad y a tener en marcha en todo momento su maquinaria electoral, con lo que eso supone de desgaste interno y de gasto de recursos.

Ahora, un adelanto de los comicios generales aparece casi como imposible. Pero si el calendario electoral ha limitado las opciones de Sánchez, la coyuntura económica tampoco se adapta a sus planes. Ya en la etapa del defenestrado gurú Iván Redondo la hoja de ruta pasaba por el hecho de que en el 2022 los españoles habrían notado en su bolsillo los efectos de una fuerte recuperación económica, potenciada por la llegada de los fondos europeos. Y también, por la previsión de que antes de que culminara el año la pandemia del coronavirus estuviera superada, con el Gobierno pudiendo presumir de que España sería uno de los primeros países en recuperar la normalidad gracias a su alta tasa de vacunación.

Pero las previsiones económicas del Gobierno para el año próximo han sido corregidas a la baja por todos los organismos internacionales, que no solo indican que España será el último país de la Unión Europea en recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia, sino que aplazan ese hito hasta el segundo semestre del 2023. Y, para recibir los fondos europeos, el Gobierno tendrá que aprobar reformas que ponen en cuestión sus compromisos electorales. La perspectiva, cada vez más evidente, de que el repunte de la pandemia aplace la normalidad sanitaria hasta más allá del año 2022 tampoco juega a favor de los planes iniciales de Sánchez, que debe elegir ahora si conviene más llamar ya a las urnas o posponer esa decisión.