Los expertos ven insuficiente la medida ratificada por el Gobierno
24 dic 2021 . Actualizado a las 09:06 h.«Enfocar la mascarilla en el exterior como medida estrella de una reunión de presidentes autonómicos y el presidente de Gobierno, en el contexto de la que está cayendo, me parece pobre». Así resume Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, su descontento después de que el Consejo de Ministros aprobara ayer esta medida, obligatoria desde hoy.
Es la única norma adoptada con la finalidad de prevenir la infección. Por lo demás, se implementan una serie de cambios destinados a paliar la sobrecarga asistencial, que ya comienza a hacer mella en varios centros de salud de España. Es decir, todo está dispuesto para que sean los mismos los que carguen con el peso de esta nueva ola: los sanitarios. Y las vacunas, que se presentan como una suerte de solución milagrosa, obviando lo que se ha repetido hasta el cansancio: que no protegen del contagio.
García Rojas lo dice claramente: «No podemos poner todos los huevos en la cesta de la vacuna. Hay que potenciar también otros discursos». Insiste en la mascarilla, en interiores y en el exterior, la higiene, la distancia física y la ventilación. Pero, al margen de la prevención individual, el experto insiste: «Hay que pedirles a las autoridades sanitarias que tomen las medidas oportunas, por duras que puedan ser». En su opinión, la situación epidémica actual lo justifica.
Según Amós García, hay que actuar en los espacios en los que más contagios se están produciendo: «Lugares cerrados, poco ventilados, donde confluimos varias personas». Afirma que es ahí donde se producen las infecciones, porque las personas se relajan y se quitan la mascarilla. Por ende, «es ahí donde está el peso de los contagios y donde deberían tomarse las acciones», propone.
«Las medidas me han decepcionado, porque parece que no nos tomamos en serio esta ola», señala el doctor Quique Bassat, investigador Icrea en ISGlobal. Señala que los contagios crecen a una velocidad que no se había experimentado antes, de manera que pueden poner en riesgo al sistema sanitario. «Con este panorama, convocar una rueda de prensa un domingo para anunciar otra rueda de prensa, para terminar diciendo que la medida es la mascarilla en el exterior, me ha parecido una broma de mal gusto. Sobre todo porque es una medida que tendrá un impacto muy modesto», señala el experto.
En su opinión, hay una intención de esperar a que pasen las fiestas antes de tomar iniciativas más estrictas, para no recibir críticas. Pero se ignora que «todos los modelos matemáticos indican que la situación solo puede ir a peor». Así que, en resumen, llegarán tarde otra vez. «Ya llegamos tarde incluso en Cataluña, que ha implementado las medidas más restrictivas, pero también las más razonables», lamenta Bassat. «Llegaremos tarde en enero, si se aplican medidas entonces. Pero eso lo empezaremos a ver dentro de dos semanas, por el decalaje entre los casos y las hospitalizaciones», sentencia el epidemiólogo.
Excepciones a la regla
Entre las excepciones que contempla el uso obligatorio de la mascarilla en el exterior está la práctica de deporte, siempre que sea individual. Lo recoge el real decreto ley aprobado por el Gobierno en el consejo de ministros extraordinario. La otra excepción es la estancia en espacios naturales, cuando se pueda mantener distancia de seguridad con otros, según informó la ministra de Sanidad, Carolina Darias.
La ministra recordó que el uso de esta medida de protección se «relajó» en junio del 2021, pero los nuevos datos de propagación del virus han hecho que el Gobierno se vea obligado a «retomarla».
Al preguntarle por ejemplos concretos en distintos espacios exteriores urbanos y rurales, Darias explicó: «Si estás en una ciudad y sales a hacer deporte», no hay que llevar mascarilla, ni tampoco al salir a pasear «por una playa si puedes mantener la distancia». Pero sí hay que llevarla en un entorno rural «si estás en una plaza».