Macron busca fórmulas para frenar el avance demoscópico de la derecha

ASUNCIÓN SERENA PARÍS / E. LA VOZ

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CHRISTOPHE PETIT TESSON

Dice que aprovechará las fiestas navideñas para reflexionar sobre su futuro político

26 dic 2021 . Actualizado a las 10:18 h.

Emmanuel Macron no quiere decir todavía si será o no candidato a su propia sucesión. Solo un niño que le entrevistaba en la radio RTL hace una semana obtuvo un principio de respuesta sobre las intenciones del presidente francés y su futuro político: «Voy a reflexionar un poco sobre ello durante las fiestas», se limitó a responderle con una sonrisa.

Cierto es que prácticamente nadie duda de que Macron está decidido a renovar como presidente de la república, pero el hecho de no proclamarlo oficialmente le permite beneficiarse de ciertas ventajas mediáticas propias de un presidente de las que carecen sus contrincantes.

De momento, va preparando el terreno. En una entrevista en la televisión TF1 difundida la semana pasada, Emmanuel Macron realizó un balance de sus cuatro años y medio en la presidencia, pero no quiso confirmar que se presentará a su reelección alargando el suspense. Durante su intervención, repasó las crisis que ha atravesado Francia durante estos años (chalecos amarillos, huelgas contra la reforma de las pensiones, pandemia…) y solo esbozo un amago de excusa al afirmar que «he aprendido y, sin duda, soy más sensible a ciertas cosas».

Pérdida de tirón popular

Este ejercicio de someterse a dos horas de entrevista fue definido como un ejemplo de pura «seducción» para los comentaristas, y simple «propaganda» para la oposición. Lo cierto es que los franceses están algo fatigados de escuchar a su presidente, y solo le siguieron 3,8 millones de telespectadores, frente a los más de 20 millones que se sentaron hace un año frente a la televisión para escucharle cuando la pandemia se convirtió en una amenaza mundial.

Por otro lado, la elección de Valérie Pécresse como candidata a las presidenciales de Los Republicanos podría ponerle difícil las cosas. La presidenta de la región de la Isla de Francia llegó a alcanzar en las encuestas hasta un 20 % de intención de voto en la primera vuelta de unas presidenciales gracias a un baile de votos de la candidatura de Macron hacia la suya, y en la segunda vuelta lograba batir al actual presidente de la república.

Aunque, pasado el momento de euforia de la designación, en el último sondeo Elabe, la candidatura de Pécresse pierde algo de fuelle (17 %) y es seguida de cerca, a solo un punto, por Marine Le Pen (16 %) lo que pondría en peligro su calificación para la segunda vuelta. Y no solo eso, aunque el duelo Macron-Pécresse se confirmara, el actual presidente de la república saldría ganador con alrededor del 51 % de los votos, frente al 49 % para Pécresse.

En cualquier caso, la victoria de Macron dependerá en gran parte de si su contrincante en la segunda vuelta es Valérie Pécresse o no. En el primero de los casos, el electorado europeísta y liberal que votó por Macron en el año 2017 podría ser la clave de los próximos comicios si decide cambiar de candidato tras estos cinco años de presidencia en los que la deuda y los déficits públicos se han disparado con la crisis sanitaria mientras la inseguridad sigue siendo un tema recurrente y la omnipresencia de Macron comienza a fatigar a numerosos colectivos sociales.

 La ultraderecha como aliada

Si el contrincante de Macron en la segunda vuelta fuera de nuevo Marine Le Pen o el populista Eric Zemmour (que se estanca en un 13 % en los sondeos tras varias semanas de crecimiento), el presidente tendría despejado el bulevar hacia la reelección.

Aunque a cuatro meses de las presidenciales, los sondeos de hoy pueden quedar obsoletos mañana. Casi el 38 % de los encuestados todavía no está seguro de a quién votará.

La izquierda se asoma al fracaso tras el naufragio del proyecto de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo

IAN LANGSDON

¿Qué hace la izquierda mientras las derechas se disputan una calificación en la segunda vuelta de las presidenciales frente a Emmanuel Macron? Avanza inaudible y dispersa, cada candidato esperando que el resto de concurrentes se le unan o desaparezcan.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, nominada aspirante desde las filas de los socialistas, no levanta cabeza. L'Express le dedicó esta semana su portada. Sentada en un trono, y bajo el título «La reina del desastre», anunciaba el naufragio de una candidatura que salió con mucha más fuerza en los medios de comunicación que entre los electores.

Los sondeos más optimistas asignan a Anne Hidalgo alrededor de un 5 % de intención de votos en la primera vuelta de las elecciones programadas para dentro de cuatro meses. Si no alcanzara ese porcentaje, sería un desastre personal, pero también tendría importantes consecuencias para el Partido Socialista que tendría que asumir los gastos de la campaña. Según la legislación francesa, las formaciones políticas, si obtienen más del 5 %, logran que el Estado les reembolse el 47,5 % del dinero invertido, mientras que si obtienen menos de ese porcentaje, solo lograrían recuperar el 4,75 %. El pánico en el Partido Socialista es mayúsculo, ya que en los comicios del 2017 invirtieron unos 15 millones de euros.

Esta situación embarazosa ha llevado a Hidalgo a proponer unas primarias específicas entre todos los candidatos de la izquierda para intentar frenar a la derecha. Arnaud Montebourg, antiguo ministro de François Hollande, se mostró inmediatamente favorable. Con solo entre el uno y el tres por ciento de intención de voto, es una buena forma de asomar a la carrera electoral.

Pero la idea de Hidalgo no parece que vaya a tener demasiado recorrido. El representante de Los Verdes, Yannick Jadot (que suma un 5 % en los sondeos) ya se ha negado a participar en unas primarias de la izquierda y ha propuesto que se unan en torno a su candidatura. La antigua ministra de Justicia, Christian Taubira ha regresado después de cinco años fuera de la escena para proponerse como candidata providencial, pero nadie ha cogido su mano tendida.

En cuanto al líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, el único candidato de la izquierda que a veces puede presumir de dos cifras en los sondeos, califica de «lamentable» la iniciativa de Hidalgo y la acusa de no «buscar la unión sino una puerta de salida» personal.