La torre Eiffel se acicala para los Juegos

Asunción Serena PARÍS

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PASCAL ROSSIGNOL

El Gobierno galo gastará más de 15 millones en pintar el monumento

27 dic 2021 . Actualizado a las 08:59 h.

La torre Eiffel está recibiendo una capa de pintura para estar reluciente de cara a los Juegos Olímpicos de París del 2024, pero la operación está siendo más difícil de lo previsto debido a la pandemia del covid-19 y a varios imprevistos técnicos.

Todo momento es bueno para recuperar el tiempo perdido: de noche, en horarios de poca afluencia turística, los domingos o días de fiesta, la treintena de pintores de verticales que trabajan en la obra se afanan por aplicar las sesenta toneladas de pintura para tener la Dama de Hierro a punto.

Es una operación que se lleva a cabo cada siete años y para esta vigésima ocasión, los expertos de Monumentos Históricos de París y el Ministerio de Cultura han decidido recuperar el color que lucía en 1907, el marrón amarillento.

En realidad, su color original fue el rojo veneciano. Las 18.000 piezas unidas por 2,5 millones de remaches fueron pintadas en el taller antes de ser montadas, pero, dos años más tarde, su creador, Gustavo Eiffel, debió de pensar que resultaba demasiado alegre y decidió cambiarla de aspecto cubriéndola con una capa de marrón rojizo que en 1892 cedió el paso a un marrón ocre.

Con ocasión de la Exposición Universal de 1900, la torre Eiffel fue pintada de nuevo con un amarillo degradado. En 1907 fue cubierta con un marrón amarillento que conservó durante casi medio siglo, hasta que en 1954 se optó por un marrón rojizo. Finalmente, catorce años más tarde, se pintó de marrón «torre Eiffel», un color concebido especialmente para la estructura y que ha conservado hasta hoy. En total, el monumento ha lucido siete tonos distintos desde su construcción.

Aunque parezca lo contrario, la torre no está pintada de forma homogénea. Se trata de un efecto óptico. Cuando uno la mira desde la base da la sensación de que el color es uniforme, pero el ingeniero Alexandre Gustave Eiffel quiso que se utilizaran tres tonos, el más oscuro en la base y el más claro en la cima, para dar la sensación de que los 324 metros de la estructura (incluidas las antenas colocadas en la cúspide) se elevan hasta el cielo.

La torre Eiffel es delicada, sensible a las variaciones de temperatura. Se encoge entre cuatro y ocho centímetros durante el invierno; cuando llega el calor recupera su tamaño original y sufre ligeras inclinaciones cuando le pega fuerte el sol (18 centímetros en 1976). Estos vaivenes, junto a la erosión de la lluvia, el viento y la polución exigen que se pinte regularmente cada siete años para proteger el hierro pudelado (un proceso de refinado del metal utilizado en el siglo XIX).

10.100 toneladas de peso

Pero remozar la torre es una tarea de titanes. Antes hay que decaparla para que la pintura se adhiera bien, pero no es la única razón. El peso de la estructura es de 10.100 toneladas y no debe sobrepasarse para evitar el riesgo de torsión de algunas piezas. Por eso hay que quitar al menos tanta materia como se quiera añadir. Otras veces se han limitado a retirar el 5 % de la pintura de la superficie, pero esta vez van a eliminar el 30 % para mejorar la adherencia.

Precisamente ese ha sido uno de los motivos por los que las obras llevan retraso. Cuando comenzaron a decapar detectaron la presencia de plomo en las capas precedentes lo que ha obligado a cambiar el método de trabajo. Ahora los obreros funcionan en binomio, mientras uno pica, el otro va aspirando los residuos de pintura para evitar su dispersión y limitar los efectos potenciales del plomo.

El coste total de la operación está en proceso de reevaluación pero, en cualquier caso, será superior a los 15 millones de euros que se gastaron la última vez que pintaron la torre Eiffel.