China investiga a Turkish Airlines por cobrar 28.000 euros por volar entre Estambul y Cantón

La Voz REDACCIÓN

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MURAD SEZER

Investiga si la compañía aérea infringió las leyes chinas y los acuerdos bilaterales con Turquía, ya que uno de estos tratados establece que los precios de los billetes entre ambos países deben ser pactados por Pekín y Ankara

28 dic 2021 . Actualizado a las 10:41 h.

Las autoridades chinas han abierto una investigación contra la aerolínea de bandera de Turquía, Turkish Airlines, por supuestamente cobrar más de 200.000 yuanes (31.400 dólares, 27.700 euros) por billetes en clase turista de sus vuelos entre Estambul y Cantón, informa hoy la prensa local.

Según el portal de noticias económicas Yicai, la Administración de Aviación Civil de China (CAAC) tratará de determinar ahora si Turkish Airlines infringió las leyes chinas y los acuerdos bilaterales con Turquía, ya que uno de estos tratados establece que los precios de los billetes entre ambos países deben ser pactados por Pekín y Ankara.

Las informaciones también apuntan a un precio de más de 250.000 yuanes (39.200 dólares, 34.600 euros) para los billetes de primera clase en esa ruta. Yicai subraya que antes de la pandemia Turkish Airlines cobraba unos 13.000 yuanes (2.000 dólares, 1.800 euros) por trayectos entre Londres y Shanghái.

China selló de manera casi total sus fronteras en marzo del 2020 ante la mejora de los datos locales de contagios del covid-19 y la propagación internacional de la pandemia, y desde entonces ha reducido notablemente el número de permisos para la llegada al país de vuelos internacionales.

La CAAC anunció en octubre que, hasta marzo del 2022, solo permitiría la llegada de 408 vuelos procedentes del extranjero cada semana, lo que supone un descenso de más de un 36 % frente a las cifras de la campaña estival, informa Efe. Por el momento, según los datos oficiales, China solo autoriza en torno a un 2,2 % del total de los vuelos internacionales que operaban hacia o desde el país antes de la pandemia.

Esto se ha traducido también en importantes aumentos de los precios de los billetes, lo que, sumado a una cuarentena obligatoria de unas tres semanas -en algunas ciudades, incluso de ocho-, ha supuesto grandes dificultades para la llegada de personas desde el extranjero.