La reforma laboral abre dos nuevas sendas parlamentarias al Gobierno

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

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Joaquín Corchero | EUROPA PRESS

El no de Bildu y ERC permite a Sánchez regresar a la geometría variable

05 ene 2022 . Actualizado a las 08:48 h.

Cuando todo parecía encaminado a que la legislatura concluyera como empezó, con el Gobierno apoyándose en sus socios habituales, a Sánchez se le presenta una nueva oportunidad de explorar la geometría variable con la reforma laboral. Es decir, cambiar de aliados, aunque en Podemos no haga mucha gracia.

Aprobada recientemente en el Consejo de Ministros tras lograr el acuerdo con sindicatos y patronal, el Gobierno necesita ahora convalidar la reforma laboral en las Cortes. Y tal y como deslizó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, todo parece indicar que finalmente su tramitación se hará como un proyecto de ley, lo que dará más juego a las fuerzas parlamentarias para influir sobre el texto final.

Pese a las amenazas de la patronal de romper el acuerdo en caso de que se modificase una sola coma, Sánchez no cerró la puerta a que se retocasen algunos de los aspectos acordados entre la vicepresidenta Yolanda Díaz y los representantes de los empresarios y de los trabajadores. El problema para el Ejecutivo está en que ERC y EH Bildu, dos de sus socios preferentes en esta legislatura, ya han manifestado que la reforma laboral está muy lejos de ser la «derogación» de la normativa impulsada por Rajoy que habían acordado, y que, por tanto, en esta ocasión no cuenten con sus votos. El texto generó el mismo rechazo en el BNG, que pese a disponer solo de un escaño, podría llegar a convertirse en determinante, tal y como quedó acreditado en la ajustada votación de investidura.

Sánchez solo dispone de tres caminos para lograr más síes que noes cuando se pronuncie la Cámara baja, una votación para la que todavía no hay fecha.

ERC y EH Bildu

La mayoría Frankenstein. Bautizada así por Rubalcaba. Básicamente consiste en apoyarse en los dos grupos en los que se viene apoyando no solo en los dos últimos años, sino desde que Sánchez se hizo con el poder en el 2018. Aunque cuenta con muchas variantes, consiste en recabar el apoyo de EH Bildu, de ERC y de alguna otra fuerza que le garantice superar el umbral de la mayoría simple. A priori, para ello, el texto definitivo de la reforma laboral debería verse modificado sustancialmente, por lo que el Ejecutivo tendría que asumir el coste de que la patronal se acabase descolgando del acuerdo, así como un posible rechazo de los mercados y, lo más peligroso, que se viese truncado el buen ritmo de empleo que se viene registrando en los últimos meses.

CIUDADANOS

La última bengala de Arrimadas. Todas las encuestas señalan que Ciudadanos está al borde de la desaparición técnica. Es posible que su líder, Inés Arrimadas, tenga aquí una de sus últimas bengalas para hacerse notar y poner en valor sus nueve escaños, ya que uno de los diputados se integró en el grupo mixto tras desavenencias con la dirección. Sumados a los 154 del Ejecutivo, dejaría la convalidación de la reforma laboral a tiro de piedra. En esta vía podría tener su encaje también el PNV, partidarios de una modificación blanda de las relaciones entre trabajadores y empresarios, aunque se verían incómodos navegando en el mismo barco que Ciudadanos.

La gran coalición

Convenciendo a Casado. Los barones populares y hasta la FAES de Aznar recomiendan a Casado que se plantee apoyar al Gobierno con esta votación. El portavoz del PP y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, afirmó recientemente que no la torpedearían, aunque poco después fue llamado al orden. En caso de una abstención popular, el Gobierno tendría garantizada su aprobación, ya que sería imposible remontar los votos de la coalición sin contar con el PP. Casado no está convencido porque no quiere salvar a Sánchez.