Kazajistán trata de sofocar las protestas con un giro político y «firmeza máxima»

La Voz AGENCIAS

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Antidisturbios se dirigen a una barricada de las protestas contra el alza del precio del gas licuado en la capital de Kazajistan.
Antidisturbios se dirigen a una barricada de las protestas contra el alza del precio del gas licuado en la capital de Kazajistan. PAVEL MIKHEYEV | Reuters

Las revueltas por el alza del precio del gas licuado, durante las cuales se produjo el asalto a la sede del Gobierno y al palacio presidencial de Almaty, fuerzan la dimisión del Ejecutivo y dejan varios muertos y centenares de heridos

05 ene 2022 . Actualizado a las 21:29 h.

El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, asumió este miércoles la dirección del Consejo de Seguridad, que estaba en manos de su antecesor, Nursultán Nazarbáyev, y anunció un giro político para frenar las violentas protestas provocadas por el alza del precio del gas licuado y que han llevado a declarar el estado de emergencia en todo el país.

El propio presidente kazajo admitió que «hay muertos y heridos», aunque no ofreció ninguna cifra, mientras que la Administración local afirmó que más de 500 personas habían sufrido lesiones, informa Efe.

«Como jefe de Estado y a partir de hoy, como presidente del Consejo de Seguridad, tengo la intención de actuar con la firmeza máxima», alertó Tokáyev en un mensaje a la nación, el segundo tras el inicio de los disturbios que adquirieron este miércoles especial violencia con la toma de varias sedes gubernamentales en Almaty, y provocaron la dimisión del Gobierno kazajo.

Tokáyev tomó las riendas del Consejo de Seguridad, anteriormente encabezado por Nazarbáyev, presidente del país durante más de tres décadas, con el fin de poner fin a la mayor crisis de su mandato y, de paso, ganar terreno político para ejecutar sus reformas, frenadas por su antecesor y sus partidarios.

«Ahora, desde el punto de vista formal, Tokáyev tiene todo el poder en las principales instituciones de Kazajistán», subrayó la politóloga rusa Daria Chizhova, citada por el periódico ruso RBC. Y es que, aunque el detonante definitivo de las protestas fue la duplicación de la noche a la mañana de los precios del gas licuado en el país, uno de los combustibles más usados para el transporte, muchos kazajos consideran a Nazarbáyev un obstáculo para los cambios en el país y le vinculan a la actual crisis.

Vínculos con las empresas gasísticas

En particular, le acusan de estar estrechamente ligado por lazos familiares a altos representantes de las principales empresas gasísticas y petrolíferas del país, responsables del alza brusca de los precios.

Además de los gritos de «Adelante, Kazajistán», que ganan cada vez más fuerza desde el 2 de enero, a medida de que las exigencias de mejoras económicas se politizan cada vez más, se escucha con mayor frecuencia la consigna «Vete, abuelo», en referencia al veterano expresidente. En la ciudad de Taldykorgán, ubicada en la región de Almaty, los manifestantes incluso derribaron una estatua del exmandatario.

El presidente kazajo alertó sobre «el alto nivel de organización» de los participantes en los disturbios, que incluyeron la toma e incendio de la sede del Gobierno y la residencia presidencial en Almaty, e insinuó la posibilidad de que los manifestantes estuviesen guiados por «fuerzas externas».

Pero ante todo, el presidente kazajo ha basado su táctica en señales de renovación al país, ya que no solo forzó la dimisión del Gobierno en bloque en plena crisis, sino que anunció que presentará próximamente «nuevas propuestas para la transformación política de Kazajistán».

«Me atengo a mi anterior posición a favor de reformas consecuentes», afirmó en su mensaje a la nación, al asegurar que «juntos superaremos esta franja negra en la historia de Kazajistán y saldremos de ella fortalecidos».

Asalto a la sede del Gobierno

Más de 1.000 manifestantes kazajos asaltaron este miércoles la sede del Gobierno en Almaty, donde se escuchan disparos, ráfagas de ametralladoras y se ha desatado un incendio, en medio de las protestas que sacuden desde hace varios días Kazajistán tras el alza de los precios del gas licuado. Unas protestas que ya han provocado la dimisión del Gobierno.

Según recoge Efe de la agencia Interfax-Kazajstán, desde las ventanas del segundo piso del edificio se observan las llamas y una intensa humareda, mientras los manifestantes mantienen el cerco de la sede gubernamental entre gritos de «Adelante, Kazajistán».

Los manifestantes, armados con palos, han obligado a los agentes del orden a replegarse a las calles aledañas a la sede del Gobierno y han despojado a varios de ellos de sus escudos y chalecos antibala.

Además, según fuentes locales, está ardiendo la sede de la Fiscalía, además de 30 vehículos, tanto de la policía como privados.

El jefe de redacción del sitio web Factchecking, Adil Dzhalilov, afirmó a Efe que se trata de disturbios organizados, en los que participa numerosos jóvenes armados. En gran parte de Kazajistán se han cortado los servicios de Internet y la telefonía móvil ha sido limitada.

Horas antes, el Ministerio del Interior kazajo informó que un grupo de más de 300 jóvenes marchaba en dirección de la sede del Gobierno. La policía lanzó una operación de contención y detonó varias granadas, pero no logró detener la marcha.

En la ciudad de Aktobe, en el oeste de la nación centroasiática, los manifestantes también lograron irrumpir en la sede administrativa local, asediada por más de un millar de personas, según medios locales.

En Kostanái, ciudad ubicada al norte del país, decenas de personas se han concentrado frente a la administración local, pese a que la policía acordonó el edificio, mientras que en Petropávl, también en el norte de Kazajistán, los agentes del orden lograron dispersar a medio centenar de manifestantes que también acudieron a la sede regional del Gobierno.

Este miércoles el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokáyev, aceptó la dimisión del Gobierno y designó un primer ministro en funciones tras las intensas protestas provocadas por un brusco incremento del precio del gas licuado, utilizado por muchos kazajos como combustible para sus vehículos.

A fin de frenar el descontento, Tokáyev ordenó implementar la regulación estatal de precios de los productos de primera necesidad, incluyendo el gas licuado, la gasolina y el diésel, por un plazo de 180 días.

Además, impuso un techo al alza de los precios de los servicios comunales por el mismo plazo y planteó la necesidad de estudiar la posibilidad de subsidiar los alquileres de viviendas para los sectores más vulnerables de la población.

Ante el incremento de las tensiones, el presidente declaró el estado de emergencia en Nur-Sultán, con lo que la capital de Kazajistán se suma a una medida aplicada a varias regiones del país, incluyendo la ciudad de Almaty.