Yolanda Díaz aplaza la creación su nuevo proyecto político hasta después de las elecciones en Castilla y León

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en la presentación de la reforma laboral tras el Consejo de Ministros del 28 de diciembre.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en la presentación de la reforma laboral tras el Consejo de Ministros del 28 de diciembre. JUAN CARLOS HIDALGO

La vicepresidenta segunda del Gobierno elude la presión de Podemos y reclama sus propios tiempos para formar un frente amplio

06 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El adelanto de las elecciones en Castilla y León ha trastocado el calendario político de Pedro Sánchez, pero también el de la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, a la que esa cita con las urnas le llega demasiado pronto. La ministra de Trabajo aplaza por ello la creación de una plataforma política con vocación transversal que trascienda las siglas de Unidas Podemos, con la que pretende concurrir a las elecciones generales. Pese a ello, las elecciones autonómicas del 13 de febrero, en las que Podemos e IU concurrirán por primera vez juntos en esa comunidad, se convierten en una piedra de toque para comprobar si hay agua en la piscina de Yolanda Díaz. Es decir, para constatar si su popularidad y el hecho de que sea la líder mejor valorada en todos los sondeos se traducen o no en un impulso para Unidas Podemos.

La vicepresidenta segunda es consciente de que Castilla y León no es el escenario más favorable para debutar con su frente amplio. En respuesta a las presiones de la dirección nacional y autonómica de Podemos, que la animan a dar ya el primer paso para conformar un espacio que consolide su candidatura a las generales, Díaz reivindica sus tiempos políticos. Se implicará en la campaña, pero no encabezando su proyecto. Y la responsabilidad de los resultados, que los sondeos auguran discretos, no será suya.

En cuanto se convocaron los comicios, el portavoz nacional de Podemos y líder del partido en Castilla y León, Pablo Fernández, afirmó que las elecciones autonómicas serían «el primer paso de ese frente amplio liderado por Yolanda Díaz» en una comunidad donde, según afirmó, Podemos lleva tiempo «articulando ese proyecto plural».

No poner en juego su liderazgo

Pero después de apuntalar aún más su liderazgo transversal con el éxito que ha supuesto poner de acuerdo a patronal y sindicatos en una reforma laboral que ya lleva su nombre, aunque esté pendiente de convalidar en el Congreso, Díaz no quiere poner en juego ese liderazgo en una comunidad en la que Podemos obtuvo un 4,95 % de los votos en el 2019. De hecho, no ha realizado ningún pronunciamiento sobre la convocatoria de estos comicios. El «proceso de escucha» que, según anunció, comenzaría tras las Navidades, no se va a acelerar para llegar a tiempo al 13 de febrero.

Su proyecto va más allá de lo que representa Unidas Podemos, no solo en Castilla y León, sino a nivel nacional. De momento, la ministra de Trabajo ni siquiera admite que tenga intención de ser candidata a las generales. Una de las claves de la plataforma que impulsa es que las siglas pasen a un segundo plano, lo que supone la dilución de Podemos como partido —y del PCE, en el que ella milita— en un bloque amplio. Una tesis que la enfrenta a la dirección de la formación morada, a la que Díaz no pertenece, y que se resiste a esa catarsis. Aunque la secretaria general, Ione Belarra, o la número dos, Irene Montero, eluden la polémica, otros líderes sin cargos orgánicos pero con gran ascendencia en la formación, como Juan Carlos Monedero, ya han expresado su rechazo a ese modelo, a pesar de apoyar a Díaz como candidata.

Tampoco el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, da muestras de compartir el artefacto político que defiende la vicepresidenta segunda. Tras su propia experiencia, Iglesias está convencido de que sin el respaldo de un partido disciplinado en todos los territorios es imposible aspirar a un sorpasso al PSOE. De ahí que en su última etapa Iglesias reforzara la presencia en Unidas Podemos del PCE. Una formación con escaso tirón, pero con una organización jerárquica.

Íñigo Errejón también evita medirse en las autonómicas y se resiste a la confluencia con Yolanda Díaz

Gonzalo Bareño

Una de las claves del frente amplio que aspira a conformar Yolanda Díaz es la voluntad de lograr la unidad de todas las fuerzas políticas que se sitúen a la izquierda del PSOE, incluidas algunas formaciones ecologistas y otras con sesgo nacionalista o regionalista. Esa ambición, para la que Díaz huye en público de cualquier pronunciamiento que pueda interpretarse como un ansia de hiperliderazgo, choca entre otras cosas con la resistencia de Íñigo Errejón, líder de Más País y ex número dos de Podemos, que, tras el éxito cosechado en Madrid, donde con la marca Más Madrid logró sobrepasar al PSOE, no tiene intención de diluir ahora su etiqueta.

Díaz y Errejón evitan cualquier declaración que suene a discordia. Y la líder de Más Madrid, Mónica García, estuvo presente en el acto celebrado en Valencia, en el que ambas coincidieron con otras mujeres líderes de la izquierda como Ada Colau o Mónica Oltra. Pero en Más País dejan claro que eso no significó el embrión de nada.

Tras los pasos de Los Verdes

Errejón está convencido de que su mutación en líder ecologista con perfil urbano y con menos sesgo ideológico en su discurso, y por tanto también con una vocación de mayor transversalidad, puede convertirle en una figura política clave en la conformación de un nuevo Gobierno en España, al estilo de lo que ha sucedido con Los Verdes en Alemania.

Y, al igual que Díaz, Errejón no quiere arriesgarse en Castilla y León, en donde impedir que Alfonso Fernández Mañueco gane las elecciones y repita como presidente se ve casi imposible. Más País no se presentará a las elecciones en Castilla y León. Y sin su partido y sin la nueva plataforma de Yolanda Díaz compitiendo en unos comicios, se aplaza esa batalla soterrada por liderar un espacio político que trascienda lo que ahora es Podemos. Sin descartar que la presión acabe por forzarle a la unidad con Díaz, Errejón pretende al menos preservar su fuerza negociadora para cuando llegue ese momento.

Otro problema para la vicepresidenta segunda del Gobierno puede ser que, después de las elecciones de Castilla y León del 13 de febrero, es muy probable el adelanto de los comicios andaluzas al mes de junio. Un calendario que dejaría poco más de tres meses entre ambas convocatorias autonómicas y en el que Díaz tendría ya muy difícil seguir aplazando la conformación de su proyecto de cara a las generales. Pero en Andalucía no habrá tampoco unidad, porque Más País ya ha anunciado que se presentará a esos comicios bajo la marca Andaluces Levantaos. La confluencia, si llega, tendrá que esperar.