Berlusconi amenaza con retirar el apoyo a Draghi si se convierte en su rival en la carrera a la presidencia

valentina saini VENECIA / E. LA VOZ

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Silvio Berlusconi, el pasado 23 de diciembre en Roma.
Silvio Berlusconi, el pasado 23 de diciembre en Roma. FABIO FRUSTACI | EFE

Con la operación Ardilla el cuatro veces primer ministro busca votos en el Parlamento italiano para instalarse en el Quirinale

13 ene 2022 . Actualizado a las 08:52 h.

En el Parlamento italiano está en marcha la llamada operazione Scoiattolo (operación ardilla). Al igual que este animal, que recoge las bellotas una a una y las guarda en su madriguera antes del invierno, Silvio Berlusconi, líder del partido de centroderecha Forza Italia, busca uno a uno los votos en el Senado y la Cámara de Diputados para ser elegido presidente de la República Italiana. Necesita 673 (de 1.009) para las tres primeras votaciones, en las que el presidente es elegido por una mayoría de dos tercios de la Asamblea, y al menos 505 a partir de la cuarta votación.

No es fácil. El Parlamento está bastante fragmentado y pocos han olvidado el infausto final del último Gobierno de Berlusconi en el 2011, en medio de escándalos y una crisis económica tan grave que hizo temer que Italia acabara como Grecia.

El centroizquierda, empezando por el Partido Demócrata (PD) y el Movimiento 5 Estrellas (M5E), no quiere a Berlusconi de presidente. El secretario del PD, Enrico Letta, fue claro: si Berlusconi era elegido, «al día siguiente el Gobierno caería». Sin embargo, es probable que Berlusconi logre algunos votos en el M5E, que se está desintegrando lenta pero constantemente por las tensiones internas.

Para los votantes y los medios de centroizquierda, la idea de Berlusconi como presidente de la República es inaceptable. Sus líderes han propuesto varias alternativas: una de ellas es Mario Draghi, el actual primer ministro.

Parece que la posibilidad de que Draghi pueda ser elegido en su lugar ha enfurecido a Berlusconi, cuya larga carrera política, tan controvertida como exitosa, quedaría coronada de la mejor manera por la elección al Quirinale (antiguo palacio de papas y reyes, donde ahora reside el presidente de la República). En sus numerosas llamadas, Berlusconi ha dejado claro que Draghi debe seguir al frente del Gobierno: si fuera elegido presidente, Forza Italia dejaría de apoyar al Ejecutivo. Pero es una amenaza débil porque el apoyo de Forza Italia no es decisivo para mantener en pie a un Gabinete apoyado por casi todas las fuerzas políticas. Y la Liga de Salvini ha declarado que hace falta un plan B en caso de que no se consiga elegir a Berlusconi. No es una buena señal para el magnate.