«Si uno de los padres se opone, el otro no puede subir una foto del niño a Instagram»

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El desacuerdo va en aumento, y no solo en parejas divorciadas. Un abogado y dos expertas en comunicación y redes sociales desgranan el fenómeno del llamado niño algorítmico

18 ene 2022 . Actualizado a las 00:19 h.

La publicación de imágenes de los hijos en las redes sociales se ha convertido ya en uno de esos puntos a discutir cuando toca regular las custodias. Pero no hace falta llegar al juzgado ni mucho menos. El desacuerdo entre progenitores a la hora de compartir o no una foto del niño en Internet se da también en parejas no separadas con diferentes visiones sobre lo que se debe proyectar al mundo. María Zabala, experta en redes sociales y autora del libro Ser padres en la era digital, no tiene un perfil restrictivo en este sentido. Asume el hecho de que es natural querer hacerlo, pero apunta que lo que importa no es tanto el qué se publica sobre los hijos como el porqué, el propósito. Pararse a pensar el fin con el que subimos algo a Instagram en la vorágine de estímulos digitales en la que se ha convertido el día a día suena casi a utopía. Pero es imprescindible, dice Zabala, para controlar lo que se comparte de los menores. Porque ese cambio de pañal, o esa tierna boca repleta de chocolate con tantos likes, les acompañará para siempre a ellos y no a nosotros.

«No es lo mismo hacerlo porque sí, sin pensar, que porque sea un día importante en su vida o por algo censurable, como pueden ser fines que solo te beneficien a ti como adulto o para uso comercial», explica. Los fines comerciales son fáciles de entender, pero los otros cuesta más detectarlos. La experta pone un ejemplo gráfico: «Es como si subo una foto de mi hijo leyendo y digo que me gusta que mis hijos lean. Estás hablando de ti como padre, para resaltar lo buen progenitor que eres a través de tus hijos. No es tanto por ellos como por ti». Pero si lo que queremos es protegerles, es posible recurrir a un plano en el que no se les distinga del todo, una foto del cumpleaños sin el número en la vela o a contenidos que no desvelen sus hobbies, los nombres de sus amigos o la ideología del seno familiar.

No tener redes no significa que los niños tengan mejores padres

El fenómeno del niño algorítmico ya es un hecho. Cualquier plataforma digital sabe su talla, las apps y dispositivos que utiliza, y a qué juega con la consola. «Todo se digitaliza, aunque los padres no quieran. Hay una parte que no podemos elegir, pero hay otra que sí. Y me sorprende que nos preocupe el uso de Internet, pero al mismo tiempo abramos la presencia de los niños en la Red, cuando ellos no lo han elegido», precisa Zabala, que no obstante rompe una lanza a favor de los padres: «No tener redes no significa que los niños tengan mejores padres. Es muy relativo, porque igual comparten más a través de WhatsApp o en otros foros».

COMPARTIR ES NATURAL

Además, la comunicadora parte de la idea de que el hecho de querer compartir la vida es algo casi inherente al ser humano. «Si para hablar de todo esto partimos de la base de que lo ideal es no compartir nada, estupendo, pero no es realista. Por el hecho de que haya quien expone demasiada información, o de que existan terceros que puedan cometer delitos con ella, no podemos pretender que no se publique nada sobre los hijos», establece. Una vez asumido esto, el de las redes entra en el marco de un desacuerdo más, como puede ocurrir con el tipo de alimentación que se les da o el colegio que se elige.

En cualquier caso, apunta, hay muchas parejas incapaces de llegar a acuerdos también en el mundo analógico. De eso saben mucho los abogados. El experto en derecho TIC Víctor Salgado, del despacho Pintos&Salgado, confirma que ya recibe a padres no divorciados que acuden a su despacho para preguntarle por este tema. El letrado apunta quién llevaría las de ganar si la disputa llegase al ámbito judicial: «Si no hay autorización de ambos progenitores, no se podría publicar una imagen del niño. Y lo mismo ocurre cuando uno u otro no está de acuerdo en la autorización de cesión de imagen del colegio. Si hay una discusión, la jurisprudencia hasta ahora ha adoptado la medida más protectora para el menor». Tampoco el hecho de tener la custodia nos licita para subir imágenes suyas a nuestras redes sociales. «El que se queda la custodia no se queda con todo. Si ambos progenitores conservan la patria potestad y uno de los dos tiene la custodia, tiene que seguir contando con el otro para cualquier cosa relativa a los derechos de los hijos. Y, de nuevo, si el otro se opone, no podrá publicar esa imagen de su hijo. Si en algún caso entendemos que hacerlo iría en beneficio del menor, entonces tendríamos que acudir al juez», matiza el letrado.

LOS PADRES NO SON LOS DUEÑOS

Este punto, el del interés del menor, es importante. Imaginemos que el niño quiere presentarse a un concurso en el que las bases incluyen la publicación de su imagen o del vídeo de la actuación que resulte premiada en redes sociales. ¿Cómo actuar en este caso? «Se le podría pedir al juez una autorización especial para esto», puntualiza Salgado, que recuerda que los padres no son los dueños de sus hijos, sino custodios con ciertos límites: «La Ley de protección jurídica del menor atribuye la máxima protección de sus derechos al Ministerio Fiscal y no a los padres, que a veces abusan y sobreexponen en redes a los hijos. Ya hemos tenido casos también de educadores que dan la voz de alarma. Uno dramático que ocurrió hace poco fue el de una menor marroquí. Sus padres colgaron una foto suya para conseguirle un matrimonio. El docente lo puso en conocimiento del Ministerio Fiscal, pero no acabó bien, porque en una escapada a su país la casaron».

El acoso y los riesgos de que se produzca bullying o sexting por la exposición de los hijos en Internet es lo que más preocupa a Olga Casal, doctora en Comunicación por la Universidade de Vigo y consultora y docente de protocolo. «Los padres, sobre todo los de niños pequeños, que son jóvenes, no son conscientes de que el primer posible acoso al que se pueden ver expuestos sus hijos ahora o en un futuro no muy lejano va a ser fruto de esa sobreexposición», advierte la experta, que alerta de la huella digital que dejaremos en la biografía del niño. «Esa foto en pañales o la gracia de cuando se cayó en el tobogán... ¿Qué ocurrirá cuando ese niño tenga 30 o 40 años y se presente a la alcaldía? Igual no quiere que se le relacione con esas imágenes frívolas de la infancia», señala Casal, que es especialmente dura con padres y profesores en lo relativo a los vídeos de TikTok. «Los padres y profesores siguen poniendo bailecitos de los niños, y eso es muy alarmante. Se permite que niños y niñas hipersexualizadas recorran la red. Y no son futuribles, son cosas que ya estamos viendo», asegura Casal, que señala que hay que pararse a pensar en las implicaciones que esos contenidos tendrán no solo para el niño, sino también para el adulto que será.

Tres consejos de los expertos

  • Pensar en el propósito. Reflexionar sobre para qué publicamos esa imagen es fundamental, dice María Zabala, que propone centrarse en momentos importantes y no desvelar demasiada información.
  • La custodia no legitima. Cuando ambos tienen la patria potestad, si uno no quiere, el otro no puede compartir la foto del hijo, aunque tenga la custodia exclusiva, indica el abogado especializado en derecho TIC Víctor Salgado.
  • Proteger al futuro adulto. Imágenes que pueden parecer inocentes, como un cambio de pañal, acompañarán al futuro adulto en el que se convertirá el niño, apunta Olga Casal, que advierte del peligro de acoso al que le exponen padres y profesores.