España es el segundo país europeo con más oferta laboral en el sector energético

LA VOZ REDACCIÓN

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Solo por detrás Alemania y la transición energética disparará la demanda de nuevos perfiles profesionales

28 ene 2022 . Actualizado a las 14:38 h.

Buenas expectativas para el empleo del sector energético. España es el segundo país europeo con mayor demanda laboral en ese área, solo por detrás de Alemania, y por delante de Francia, Reino Unido e Italia. Estos cinco países, además, concentraban en el 2018 la mitad de los nuevos puestos de trabajo en tecnologías verdes. Esa es una de las conclusiones del estudio de la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universitat de Barcelona presentado este viernes en una jornada de la Fundación Naturgy, que señala también que la transformación tecnológica, las energías renovables, la eficiencia energética, finanzas verdes y sostenibilidad, y la orientación al cliente son las cinco especialidades más demandadas por las empresas del sector en el marco de la transición energética actual.

El informe, dirigido por María Teresa Costa, se ha realizado a partir de las opiniones de expertos del sector y del análisis de 12.000 ofertas de trabajo en países de todo el mundo. El documento pone el foco, además, en que la adecuada formación de los nuevos profesionales del sector energético será determinante para el éxito de las políticas de energía y clima. Por ello, además de identificar los nuevos perfiles profesionales del sector, reclama que las administraciones estrechen lazos entre los centros educativos y el mercado laboral, actualizando la oferta educativa, fomentando las competencias en los estudios, impulsando las vocaciones hacia la formación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) y apostando por una Formación Profesional de calidad e innovadora, entre otras medidas.

Costa destacó que estos cambios van a dar lugar a nuevos perfiles profesionales, como los gestores de demanda eléctrica producida por los nuevos agentes del mercado o nuevos profesionales «con una base tecnológica fuerte y con capacidad de análisis de datos, que tendrán que convivir con trabajadores con perfiles medios, donde la especialización a través de la formación profesional tiene un amplio recorrido».

Así, el nuevo escenario tecnológico está impulsando nuevos perfiles profesionales como técnicos de proyectos en energías renovables, especialistas en redes eléctricas en parques eólicos, especialistas en sistemas fotovoltaicos, ingenieros de diseño o expertos en contratos de suministro de energía.

Además, el impulso al hidrógeno y la digitalización de las redes también está dando lugar a profesiones emergentes como la de desarrollador de proyectos de hidrógeno verde, desarrollador de diseño de redes eléctricas inteligentes o especialista en integración de tecnologías de almacenamiento.

Y en el ámbito de la edificación y rehabilitación sostenible, se perfilan nuevas profesiones como los instaladores de soluciones tecnológicas avanzadas o gestores de modelización de información para la edificación; los especialistas en renovación profunda de edificios; o los auditores y gestores energéticos.

Entre 250.000 y 350.000 empleos netos al año

De esta manera, la directora del estudio subrayó que en un contexto de recuperación socioeconómica, descarbonización y digitalización de la economía, «la generación neta de empleos verdes debe ser el motor que permita reducir la desigualdad y la pobreza en España, un país que cuenta con altas tasas de desempleo».

En este sentido, tanto ella como el presidente de Naturgy, que abrió la jornada, recordaron que  las medidas adoptadas por el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) llevan asociadas un aumento neto del empleo de entre 253.000 y 348.000 puestos al año durante el período 2021-2030.

Actualizar la formación

Según el estudio, los expertos del sector sostienen que los estudios reglados actuales «no vienen con el conjunto de habilidades necesarias para hacer frente a la revolución que se está produciendo en el sector energético», especialmente en lo referido a las energías renovables y la sostenibilidad ambiental.

«Por ello, destacan la urgencia de actualizar contenidos, detectar carencias formativas y buscar nuevas herramientas para mantener el sector actualizado a través de acuerdos de cooperación con centros formativos y administraciones, además de promover en las titulaciones las llamadas soft skills (habilidades blandas, en español), como el trabajo en equipo, la flexibilidad o el pensamiento crítico.

Entre las principales carencias, los expertos alertan sobre «la falta de competencias digitales, lingüísticas y de comunicación», y destacan la baja presencia de la mujer en el sector energético, así como la necesidad de revertir esta situación, promoviendo su participación en carreras STEM desde edades tempranas.

Colectivos vulnerables y descentralización

El informe no obvia los riesgos que toda transición -como en este caso hacia un modelo energético verde y sostenible- conlleva. Así, señala como colectivos más afectados a los trabajadores con bajos niveles formativos y de competencias, los trabajadores de tecnologías obsoletas dentro de la Agenda Verde 2050, por ejemplo, centrales térmicas de carbón o petróleo, y los trabajadores de la industria energética afectados por la deslocalización de procesos y con limitaciones para la movilidad geográfica.

El grupo más más vulnerable es el de las personas con un muy bajo nivel formativo, seguido de las personas con reducidas competencias numéricas o en áreas STEM y, dentro de ellas, la población activa de mayor edad y las mujeres. 

Igualmente, identifica la dependencia económica de algunas localidades de sus instalaciones energéticas, que se están desmantelando como consecuencia de la Agenda Verde 2050. Por ello, destaca que «la transición energética puede suponer una oportunidad para cerrar la brecha con la España rural, dada la naturaleza descentralizada de buena parte de las nuevas tecnologías energéticas».

Para tratar de reducir el impacto en estos colectivos, la capacidad de ampliación y renovación de las competencias y la movilidad geográfica son dos de los principios de actuación que se pueden implementar, según el informe. «Las propias empresas energéticas suelen contar con planes de formación propios para suavizar la transición energética y son conscientes de la existencia de colectivos vulnerables», explica Costa.