El Gobierno y los sindicatos presionan para sumar apoyos a la reforma laboral

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

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El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, durante la asamblea conjunta con militantes de CC. OO. y UGT que se celebrado este viernes en Barcelona.
El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, durante la asamblea conjunta con militantes de CC. OO. y UGT que se celebrado este viernes en Barcelona. QUQUE GRACÍA

Moncloa trabaja ya con la hipótesis de convalidar el decreto con Cs y «ruega» que se apruebe, mientras CC.OO. y UGT piden a la izquierda no «hacer el tonto»

28 ene 2022 . Actualizado a las 19:01 h.

A cinco días de que se celebre en el Congreso la votación para convalidar el decreto de la reforma laboral, el Gobierno eleva al máximo la presión sobre sus socios de ERC y el PNV para que cambien su posición de votar en contra del texto pactado con la patronal y los sindicatos por un sí que permita aprobarlo sin tener que recurrir a Ciudadanos. En esa labor, el Ejecutivo cuenta con la colaboración de los líderes sindicales de CC.OO., Unai Sordo, y UGT, José Álvarez, que multiplican, al igual que la Moncloa, los mensajes de advertencia y el señalamiento a quienes impidan que la nueva regulación del mercado de trabajo salga adelante.

Las posturas, sin embargo, siguen muy alejadas, por lo que el Gobierno trabaja ya con la hipótesis de convalidar el decreto con una mayoría alternativa a la de la investidura que incluya a Ciudadanos. «Todas las formaciones que la quieran apoyar bienvenidas sean», dijo este viernes la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, aunque insistió en que «aquellas que habitualmente forman el pacto de la investidura son las prioritarias» a las que se dirige el Ejecutivo.

Montero hizo un llamamiento a las fuerzas políticas a apoyar la reforma que definió con un «casi rogar que se convalide, no por el Gobierno, sino por el interés general». «Son bienvenidas el resto de formaciones si se convalida con una gran mayoría y no se toca ni una coma de lo que ha costado nueve meses para superar la etapa negra del PP», añadió.

A lo que no está dispuesto el sector socialista del Ejecutivo es a aceptar las exigencias que han planteado ERC, EH Bildu, el BNG y la CUP en un manifiesto en el que reclaman un cambio total del acuerdo pactado con los agentes sociales para recuperar, entre otras cuestiones, la indemnización de 45 días por año trabajado en los despidos improcedentes. Montero advirtió de que un fracaso de esta reforma «le pasaría factura a aquellos que no la apoyaran».

En una rueda de prensa conjunta celebrada en Barcelona, los líderes de CC.OO. y UGT, Unai Sordo y José Álvarez, pidieron a los partidos de izquierda, especialmente a ERC, que no hagan «el tonto» porque votar no a la reforma significaría romper el bloque de la investidura, «que no es un tema menor con el escenario político que tenemos encima». 

EH Bildu y BNG no se mueven

Pese a esas presiones, el Gobierno sigue sin sumar nuevos apoyos. El diputado de EH Bildu Oskar Matute reiteró ayer que si se presenta el actual «texto cerrado» lo rechazarán porque «votar sí a esta reforma laboral es votar sí al núcleo de la reforma laboral del 2012 de Mariano Rajoy». La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, reclamó también a Sánchez que cumpla «su palabra» y derogue «íntegramente» la reforma laboral del 2012, para «recuperar los derechos laborales robados a la clase trabajadora por el PP». Y, en plena negociación, el Gobierno accedió ayer a las exigencias del PNV y garantizó la transferencia del ingreso mínimo vital al País Vasco de forma íntegra y sin limitaciones temporales. Con ese gesto, el Ejecutivo busca al menos la abstención de los nacionalistas vascos, que no está asegurada.

A la espera de la votación en el Congreso el miércoles, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, sí garantizó ayer que apoyará la reforma laboral «siempre y cuando no se toque ni una coma».