Nicolai Tangen, el hombre que gestiona el fondo más grande del mundo

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ABRALDES

El director ejecutivo lleva algo más de un año al frente de la cartera soberana de Noruega, alimentada con los suculentos beneficios del petróleo: acumula un patrimonio de 1,3 billones de dólares, con inversiones en 70 países y 9.000 compañías, y tiene una rentabilidad media del 14,5 %

06 feb 2022 . Actualizado a las 09:45 h.

La inflación, como la realidad, es tozuda. Está aquí para quedarse; y para complicar, y mucho, las estrategias de inversión. Es, de hecho, la principal amenaza que pende ahora sobre ahorradores y mercados. Y no lo dice quien escribe, lo dice alguien ducho —se queda corto el adjetivo— en la materia. El hombre del billón de euros lo llaman —escaso también resulta el apelativo—. Maneja los hilos del Norges Bank Investment Management, el fondo soberano de Noruega, el más grande del mundo: gestiona un patrimonio de 1,3 billones de dólares (1,16 billones de euros), que se dice pronto.

Hablamos de Nicolai Tangen (Kristiansand, Noruega, 1966). Lleva algo más de un año al frente del fondo. Tarea que define como: «El trabajo de mis sueños». Y eso que le cuesta dinero estar donde está. Les cuento por qué. Es Tangen el fundador de Ako Capital, un fondo de alto riesgo que creó en el 2005 y con el que se hizo multimillonario. Cuando aceptó la propuesta del banco central de Noruega para llevar las riendas de su fondo soberano se comprometió a reducir su participación en Ako hasta el 43 % y a donar a la fundación benéfica que posee todos los dividendos que percibiese durante sus cinco años de mandato. Muchos en el país nórdico no lo consideraron suficiente y hasta hubo quien llegó a decir de él que era «un conflicto de intereses con patas». Por no hablar de la polémica que se generó en Noruega con motivo de un ostentoso seminario organizado por Tangen unos meses antes de su elección, en el que no faltaron los aviones privados, ni un concierto de Sting, y al que todos los invitados —entre los que estaba Yngve Slyngstad, su antecesor en el cargo— acudieron con todos los gastos pagados. Demasiado para la discreción de los noruegos. Las críticas pararon cuando el directivo se avino a transferir toda su participación en Ako a la mencionada fundación. Y no solo eso, también inició la venta de todas su inversiones a título personal. Las ganancias las depositó en una cuenta bancaria, lo que le obligaba a pagar más en impuestos sobre el patrimonio de lo que iba a ganar con el nuevo trabajo. Y eso con los tipos de interés de los depósitos en el 0 %. «Acepté el cargo porque creo que es lo más importante y emocionante que te puede pasar cuando trabajas en esto», dijo en la rueda de prensa en la que detalló a todo lo que renunciaba para dirigir el fondo. También hizo gala entonces de su gran sentido del humor cuando le espetó a Oystein Olsen, entonces gobernador del banco central noruego, que le debía al menos una cerveza por obligarlo a tales sacrificios. Se hizo la calma. Los números han hecho después el resto. Solo el año pasado ganó el fondo 157.000 millones de euros, con inversiones en más de 70 países y más de 9.000 compañías —las gallegas Inditex y PharmaMar, entre ellas— y una rentabilidad media del 14,5 %. Envidiable, cuanto menos.

Todo un señor logro de los muchos que atesora este nórdico que empezó en esto de los negocios cuando era adolescente ganándose un dinerillo para sus gastos recogiendo botellas de plástico en los estadios de fútbol que luego llevaba a reciclar. A los 16 años debutó en el complejo mundo de las finanzas. En un banco de su ciudad natal. Una suerte de chico de los recados. Soñaba con invertir en Bolsa y triunfar. No hay duda de que lo ha conseguido.