Josh Wardle, el hombre detrás de Wordle, el juego de moda

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«The New York Times» acaba de comprárselo para ofrecérselo a sus suscriptores sin que haya trascendido la cantidad exacta que, eso sí, contiene siete dígitos

13 feb 2022 . Actualizado a las 11:57 h.

A veces el amor resulta rentable. Mucho. Otras, la verdad, que no tanto. Harina de muy distinto costal es si es apropiada o no semejante vara para medirlo. O si tan siquiera debería medirse. Viene esto a cuento porque la que hoy les relato es una historia de amor. Una que ha acabado en pelotazo. Sin pretenderlo, eso sí. Es la de Josh Wardle y Palak Shah. Ingeniero él de software —de origen británico pero afincado en Nueva York, para más señas— de 36 años y conocedor de lo mucho que a su pareja le pirran los juegos de palabras, se le ocurrió la idea en plena pandemia de crear uno para mantener entretenida a su amada. Todo un éxito. Al principio jugaban solo ellos dos. Pero con el tiempo, fue tal la adicción, que decidieron hacer partícipes de la diversión a los suyos. Lo compartieron en el grupo de WhatsApp de la familia. Todo un éxito también.

 Visto lo visto, el ingeniero optó por ponerlo al alcance de cualquiera. Lo lanzó en internet en octubre. El 1 de noviembre contaba con 90 usuarios. Hoy mantiene enganchados a millones de personas en todo el mundo. Tal ha sido el bum, que se lo acaba de comprar The New York Times para ofrecérselo a sus suscriptores. No se sabe cuánto le han pagado, pero sí que es una cifra de siete dígitos. Así que, como mínimo, se habrá embolsado un millón de dólares. Si es usted de los que andan enganchados a él, no se asuste, porque, de momento, seguirá siendo gratis.

Si a esas alturas del texto no tiene todavía claro de qué estamos hablando, ha debido de pasar los últimos meses aislado del mundo, en plan anacoreta. Porque no se habla de otra cosa.

¿Y qué tiene ese juego que lo hace tan especial? Pues no mucho, todo sea dicho. Pero, precisamente en su sencillez, reside el encanto. Les resumo: se llama Wordle —una mezcla entre word (palabra en inglés) y Wardle, el apellido de su creador— y consiste en adivinar una palabra de cinco letras. La misma para todos los jugadores. Cuando el usuario elige su quinteto, el juego le aclara si alguna de las letras elegidas está en la palabra secreta, y si está colocada en el lugar correcto. Tiene seis intentos para acertarla. En cada prueba, el juego les dice qué letras ha acertado. Si está en verde, está donde toca, y si está en amarillo, está en la palabra, pero falla la posición.

Lo malo —o lo bueno, según se mire— es que solo se puede jugar una vez al día. Lo deja a uno con ganas de más. Como el amor. Y ahí radica su éxito. Bueno, en eso, y en la competitividad: permite compartir el resultado en redes sociales y sacar pecho por la hazaña. Se inspiró el ingeniero en los juegos que ofrece a sus lectores The New York Times, sobre todo, en los crucigramas; y en el popular Spelling Bee, en el que los jugadores deben formar tantas palabras como puedan a partir de siete letras dadas, de los que su novia es toda una fan.

Wordle empezó en inglés, pero ya está disponible en otros muchos idiomas, incluidos el castellano y el gallego. Y a su calor han nacido otros muchos similares. Los hay para todos los gustos. Para los que peinen ya alguna que otra cana, aclararles que se parece bastante al Mastermind, aquel popular juego de mesa de los setenta; y también al Lingo, que en la televisión española estuvo conducido en su etapa más boyante por Ramoncín.

Antes de todo esto, trabajó Wardle para Reddit, uno de los foros de internet más importantes del mundo, con millones de usuarios en todo el planeta y que se hizo famoso hace algún tiempo por poner contra las cuerdas a Wall Street. 

Ya saben, el amor, que mueve montañas... y, en este caso, también de dinero. ¡Feliz San Valentín!

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