Garzón: «Los cambios de consumo necesarios para salvar al planeta chocan con los poderes económicos salvajes y privados»
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Reiteró que hay que modificar el modelo de producción y consumo porque «resulta insostenible»
24 feb 2022 . Actualizado a las 08:58 h.El ministro de consumo, Alberto Garzón, ha vuelto a verle el lado bueno al debate sobre el consumo de carne producida en macrogranjas suscitado tras sus declaraciones a un diario británico hace semanas. Aunque ha admitido que la polvareda que se levantó sobre el asunto le sorprendió, dijo que con ello se ha logrado que el modo de alimentarse y sus consecuencias para la salud de las personas o la del planeta se hayan convertido en un tema de conservación en los bares o las casas. De eso habló durante la presentación del Atlas de la carne, elaborado por la Fundación Heinrich-Böll y Amigos da Terra, un foro en el que no se anduvo con rodeos: «Cabe decirlo con claridad: los cambios que son necesarios para salvar la vida del planeta entran en choque directo con poderes económicos salvajes y privados, con gran capacidad de financiación e influencia en los foros públicosy con capacidad para ejercer mucha presión en las administraciones públicas», dijo. Porque, como añadió, es necesario modificar el modelo de producción y consumo que ahora «resulta insostenible» al ocultar realidades como las condiciones laborales, la cadena de valor, el coste ecológico, el gasto en recursos materiales escasos, el consumo de energía, los residuos o la emisión de gases de efecto invernadero que genera el modelo de producción actual.
En este sentido, desde el ministerio avanzaron que entre los objetivos que se ha marcado su departamento está el de profundizar en líneas de trabajo relacionadas con el consumo sostenible y responsable, algo que «responde a una demanda creciente y a una necesidad acuciante».
En este sentido, lamentó la «muy poca información» que tienen los consumidores sobre los productos que compran porque, como añadió, la mayor parte de las veces desconocen tanto las condiciones de producción como el coste ecológico de sus acciones de consumo: «Con la globalización económica, financiera y comercial, muchos de los productos que compramos, también los agroalimentarios, avanzan en diversos eslabones de las llamadas cadenas de producción globales y, por lo general, somos completamente ciegos ante esa complejidad económica», añadió.